Cuando las mujeres dominaban el software
Las programadoras tuvieron un papel fundamental en el inicio del desarrollo de la inform¨¢tica, pero desde los a?os 80 su papel ha ido cayendo
En abril de 1967, la edici¨®n estadounidense de la revista femenina Cosmopolitan public¨® un reportaje titulado "Las chicas inform¨¢ticas". Las fotos eran de una joven programadora de IBM rodeada de hombres ingenieros. "Hace 20 a?os [en 1947] una chica pod¨ªa ser secretaria, maestra, quiz¨¢ bibliotecaria, trabajadora social o enfermera", dec¨ªa el texto. "Si era realmente ambiciosa pod¨ªa competir con hombres, a menudo trabajando m¨¢s horas por menos dinero. Pero ahora han llegado los grandes, fascinantes ordenadores y un nuevo tipo de trabajo para las mujeres: programar", a?ad¨ªa.
El sueldo en 1967 en ese nuevo trabajo pod¨ªa alcanzar 20.000 d¨®lares al a?o, cerca de 150.000 euros al cambio actual y tras calcular la inflaci¨®n.
Antes de la llegada del ordenador personal, cuando las computadoras eran aparatos que ocupaban habitaciones enteras, las mujeres eran casi la mitad de las empleadas en programarlos. Fue un momento hist¨®rico especial, con sus caracter¨ªsticas y que dur¨® hasta mediados de los 80, seg¨²n recuerda el escritor Clive Thompson en su nuevo libro Programadores. La creaci¨®n de una nueva tribu y la recreaci¨®n del mundo, de momento publicado solo en ingl¨¦s. "Es incre¨ªble lo poco que se habla de las mujeres pioneras", dice Patricia Ord¨®?ez, catedr¨¢tica asociada de Inform¨¢tica en la Universidad de Puerto Rico R¨ªo Piedras.
Grace Hopper, una de las pioneras que ayud¨® crear el primer ordenador, dec¨ªa en Cosmopolitan, que programar es "como preparar una cena"
?Por qu¨¦ las mujeres dominaron el inicio del software? Porque era un sector nuevo y el prestigio estaba en algo cercano pero distinto: el hardware. "Una de las razones por las que en los 60 los hombres no eran programadores a tiempo completo es porque la parte sexy, gratificante era el hardware", construir los ordenadores, dice Thompson. Ah¨ª estaba el dinero que invert¨ªa el Gobierno y las grandes dificultades intelectuales. La programaci¨®n era un punto intermedio entre los ingenieros y las secretarias: "Las programadoras de carrera no eran personal investigador, sino que serv¨ªan al personal investigador", escribe Thompson.
A pesar de su peso, los clich¨¦s de la ¨¦poca eran imbatibles. Grace Hopper, una de las pioneras que trabaj¨® en la empresa que hab¨ªa creado el primer ordenador programable, el Eniac, dec¨ªa en el texto de Cosmopolitan, que programar es "como preparar una cena". Hab¨ªa que planificar "los detalles con paciencia", dec¨ªa Hopper, que a?ad¨ªa: "Las mujeres est¨¢n hechas para programar ordenadores". No era un comentario raro para la ¨¦poca: un libro de 1968 sobre c¨®mo llegar a ser inform¨¢tico suger¨ªa que quien disfrutaba "cocinando a partir de un libro de cocina" pod¨ªa tener aptitudes naturales para programar.
Tambi¨¦n saber coser era bueno para programar, dec¨ªan. Las comparaciones eran con labores rutinarias y de atenci¨®n al detalle. Nadie sab¨ªa exactamente en realidad qu¨¦ era programar. Los primeros lenguajes compiladores ¨Cque traduc¨ªan algo parecido a nuestras lenguas a ceros y unos¨C acababan de crearse. Las mujeres ten¨ªan adem¨¢s un pedigr¨ª a?adido por haber colaborado desde laboratorios clave como con el Eniac o en Bletchley Park en Reino Unido, que contribuy¨® a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial.
Esa mezcla de valores que hac¨ªan que las mujeres se consolidaran como programadoras lleg¨® a su cima, seg¨²n Thompson, en 1984. Al principio de ese a?o un 37,1% de los estudiantes de inform¨¢tica en Estados Unidos eran mujeres. A partir de ah¨ª, la ca¨ªda. En 2012, el porcentaje rondaba el 17%. El dato es m¨¢s impactante porque en otras carreras, las mujeres estudiantes aumentan desde los a?os 60. En medicina o derecho rondan el 50% desde unos inicios que no llegaban al 10%.
Los tres motivos de las desaparici¨®n
?Qu¨¦ ocurri¨® para que las mujeres desaparecieran de la inform¨¢tica o para que los hombres llegaran en masa a desplazarlas? Tres cosas, seg¨²n Thompson. Uno, el software era cada vez m¨¢s importante y las empresas empezaban a nombrar a directivos con esa formaci¨®n. Una cosa era introducir a programadoras para que teclearan, otra distinta era hacerlas directivas.
Dos, la llegada de los ordenadores personales a los hogares. Los adolescentes pod¨ªan trastear desde muy j¨®venes con sus Commodore 64 y los padres sol¨ªan regalar el aparato al ni?o o al menos ponerlo en su habitaci¨®n. Seg¨²n un estudio sobre la diferencia entre g¨¦neros de Jane Margolis, de la Carnegie Mellon University, en los a?os 90, los padres ten¨ªan el doble de probabilidad de regalar un ordenador a un hijo que a una hija. Y era m¨¢s f¨¢cil meterse en la carrera con conocimientos previos de ordenadores, aunque investigaciones posteriores han desmontado la idea de que los hackers adolescentes son mejores licenciados en inform¨¢tica.
No solo eso. "Esa irrupci¨®n vino acompa?ada de videojuegos con narrativas bastante simples pero que enganchaban y que hizo que se empezara a popularizar la imagen del inform¨¢tico como un friki, un ser asocial que no se relacionaba con nada salvo con su m¨¢quina, que es un estereotipo que no funciona entre las mujeres", explica Paloma D¨ªaz, catedr¨¢tica del Departamento de Inform¨¢tica de la Universidad Carlos III.
"Cuando una profesi¨®n nueva se convierte en estable, su estatus sube, hay m¨¢s dinero y los hombres empujan a las mujeres hacia fuera"
Ese modelo del inform¨¢tico friki cuaj¨® y tuvo consecuencias: "Se comenz¨® a valorar m¨¢s a la persona que se moldeaba como geek, que trabajaba a todas horas, sin importarle su apariencia, ni su higiene y estaba obsesionado con la computadora. Se ve¨ªan como inteligentes, se escuchaban y valoraban, y se comenz¨® a crear un ambiente t¨®xico que repel¨ªa a los que eran diferentes. Ese ambiente sigue y crea una cultura de exclusi¨®n", cree Ord¨®?ez.
Y tres, la llegada del dinero. "Como los soci¨®logos han demostrado hace tiempo", escribe Thompson, "cuando un sector est¨¢ cada vez mejor pagado y es prominente, los hombres que lo hab¨ªan despreciado se apresuran a entrar".
As¨ª recordaba Diane Greene, ex presidenta ejecutiva de Google Cloud, en una conversaci¨®n reciente con EL PA?S, los a?os del cambio, en 1985: "Mi clase en la Universidad de Berkeley estaba llena de mujeres. ?ramos un 30%. Todo el mundo inventaba y nadie se daba cuenta de si eras una mujer o un hombre. Simplemente hac¨ªamos esa cosa nueva juntos. Despu¨¦s, un d¨ªa que me encontr¨¦ en un avi¨®n, pregunt¨¦ a [la activista] Gloria Steinem qu¨¦ pasaba, por qu¨¦ era tan dif¨ªcil ahora para las mujeres, por qu¨¦ hab¨ªa tanta discriminaci¨®n de g¨¦nero. Me contest¨®: 'Es muy obvio. Cuando una profesi¨®n nueva se convierte en estable, su estatus sube, hay m¨¢s dinero y los hombres empujan a las mujeres hacia fuera'".
A pesar de las diferencias entre el desarrollo inform¨¢tico inicial con Estados Unidos, en Espa?a los porcentajes entre estudiantes de inform¨¢tica son parecidos. En 1985, un 30% de los alumnos de inform¨¢tica en Espa?a eran mujeres. En 2016 cayeron hasta el 12%, seg¨²n datos de una investigaci¨®n de Juan Juli¨¢n Merelo y Cecilia Merelo.
En otro trabajo de estos dos autores, detectaron que "existe un punto de in?exi¨®n alrededor de los 10 a?os en los que las ni?as dejan de tener inter¨¦s por la Inform¨¢tica como una carrera profesional". Este problema de percepci¨®n, que no exist¨ªa al principio de la programaci¨®n porque era un oficio sin pasado, es clave ahora: "Cuando una parte importante del mercado de trabajo m¨¢s cualificado requiere habilidades de programaci¨®n y computaci¨®n, que una parte de la poblaci¨®n se autoexcluya por motivos subjetivos, es un problema. Que perdamos parte del talento por una percepci¨®n equivocada de esta profesi¨®n, es un problema", explica D¨ªaz. "Hay que mostrar a las chicas que es una carrera profesional m¨¢s, con grandes, medianas y peque?as figuras, y sobre todo con un gran mercado laboral."
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