Por qu¨¦ los experimentos con datos de m¨®viles son inevitables y buenos para la sociedad
Alex Pentland, cofundador del MIT Media Lab, defiende la necesidad de conocer mejor nuestros h¨¢bitos mediante la tecnolog¨ªa
"La importancia de la revoluci¨®n de los datos es como la electricidad o la imprenta", dice Alex?Sandy Pentland, cofundador del MIT Media Lab y uno de los siete cient¨ªficos de datos m¨¢s destacados del mundo, seg¨²n Forbes. "Ha cambiado completamente el mundo, m¨¢s que cualquier tecnolog¨ªa del siglo XX", a?ade.
El pol¨¦mico experimento del INE que ha empezado este lunes en Espa?a es algo que docenas de empresas hacen sin contarlo. El an¨¢lisis de millones de tel¨¦fonos para saber c¨®mo se mueven los consumidores o conocer el historial de navegaci¨®n les sirve para averiguar comportamientos. Es ya clave para tomar decisiones en el sector privado. ?Por qu¨¦ los ciudadanos y los organismos p¨²blicos no deber¨ªan emplearlo con todas las cautelas? ?Y de paso por qu¨¦ no aprovechar para pedir responsabilidades sobre qui¨¦n y c¨®mo usa esa informaci¨®n?
"La capacidad de recoger datos de todo es lo m¨¢s importante que ha pasado desde el siglo XIX"
El tratamiento de todos estos nuevos datos para el bien com¨²n es la batalla de Pentland desde hace una d¨¦cada. Pentland charla con EL PA?S precisamente en una reciente visita fugaz a Madrid para explicar en el Club de Madrid c¨®mo tratar bien datos.
"Desde un punto de vista cient¨ªfico, la capacidad de recoger datos de todo es lo m¨¢s importante que ha pasado desde el siglo XIX: m¨¢s que los aviones, coches o internet. Tenemos datos milisengundo a milisegundo de casi cada humano en la tierra", explica Pentland. No hemos visto a¨²n casi nada de qu¨¦ puede hacerse con eso. "Puede ser terror¨ªfico", dice Pentland. Pero hay m¨¢s opciones.
Ser¨¢ quiz¨¢ el gran debate de nuestra era: "Tenemos que integrar los datos en el contrato social", dice Pentland. "Sabemos c¨®mo manejar el dinero, c¨®mo manejar la tierra, pero c¨®mo manejaremos los datos es un reto enorme", a?ade.
Ahora el temor por la p¨¦rdida de algo muy valioso ¨Cnuestra privacidad¨C domina el relato. "Es algo que hay que pensar bien. Tenemos nociones sobre los datos grabadas en nuestras cabezas a tanta profundidad que ni siquiera sabemos que est¨¢n ah¨ª. Y est¨¢n mal", dice Pentland. Un informe del 15 de noviembre de Pew Research en Estados Unidos revel¨® que un 81% del p¨²blico cree que los riesgos de la recolecci¨®n de datos por parte de las empresas superan sus ventajas y el 66% dice lo mismo del Gobierno. Las cifras reflejan una preocupaci¨®n creciente pero mal entendida.
El trabajo de Pentland estuvo en parte en el origen del Reglamento General de Protecci¨®n de Datos de la UE, pero hoy va m¨¢s all¨¢ y propone una soluci¨®n colectiva: los sindicatos de datos. "Es como hace 120 a?os, cuando hab¨ªa unas pocas empresas que dominaban nuestro trabajo. ?Qu¨¦ hicimos? Formamos colectivos para enfrentarnos. Ahora necesitamos sindicatos de datos. No creo que el gobierno deba ser la soluci¨®n a todo. El colectivo puede resolverlo", explica Pentland.
Otra propuesta de Pentland para evitar el mal uso o p¨¦rdida de datos es no moverlos: "No re¨²nas todos tus datos en un sitio, que es lo que como humanos tendemos a hacer, sino dej¨¦moslos donde se recogen y enviemos preguntas preacordadas", explica. Los algoritmos que analicen esos datos deben ser abiertos y revisables: "Si eres una teleco, te voy a mandar el algoritmo 23, lo pasas por tus datos y cuelgas la respuesta en abierto", explica. El control ciudadano y la transparencia deber¨ªan distinguir el negocio oculto de los datos del bien p¨²blico.
La importancia de la diversidad en tu barrio
?Por qu¨¦ pueden ser tan importantes nuestros datos para el bien com¨²n? Porque pueden salvar millones de vidas o mejorar la segregaci¨®n en nuestras ciudades. Pentland tiene sus ejemplos. Nuestro comportamiento, por ejemplo, permite prever cu¨¢ndo estaremos enfermos antes de que lo sepamos. Los humanos somos seres de h¨¢bitos y el 90% de nuestra actividad puede preverse: te levantas, vas al trabajo, vuelves. Luego est¨¢ la parte imprevisible: la exploraci¨®n, buscar cosas nuevas. "Es la parte m¨¢s importante de tu vida, tu curiosidad", dice Pentland. "Los datos muestran que cuanta m¨¢s exploraci¨®n, mejor te ir¨¢ en la vida. Cuando ves que la exploraci¨®n de alguien se apaga, tiene pinta de que tendr¨¢ problemas. Somos capaces de predecir eso", explica. Ahora bien, un hospital puede usar ese dato, seg¨²n Pentland. "Si eres un paciente del coraz¨®n, te piden que aportes tus datos. Y si ven que tus h¨¢bitos cambian, te llaman a ver si est¨¢s bien", explica. Es un proceso que el paciente debe aceptar, no es vigilancia involuntaria.
"La diversidad sirve para predecir crecimiento. Y cuando cae, es un predictor de crimen"
Este es un ejemplo individual. Pero la inmensa mayor¨ªa de los datos ¨²tiles recolectados son agregados. "No hace falta tanta granularidad. Para las funciones sociales como la movilidad o la segregaci¨®n, con datos agregados es suficiente", dice Pentland. En sus investigaciones, ha trabajado con gobiernos que han analizado datos similares a los que recoger¨¢ el INE.
En Pek¨ªn combinaron datos de barrios para encontrar patrones de crecimiento econ¨®mico: "Vimos que hay caracter¨ªsticas de diversidad en los barrios que tienen m¨¢s opciones de crecer, es una relaci¨®n muy fuerte. La diversidad sirve para predecir crecimiento. Y cuando cae, es un predictor de crimen", explica Pentland. En Londres vieron algo similar: cuando los visitantes dejan de acudir a un barrio, es un predictor de que al cabo de dos meses subir¨¢ el crimen.
Con el espa?ol Esteban Moro, Pentland ha medido la segregaci¨®n en 10 ciudades norteamericanas con datos de m¨®viles. Han mirado a qu¨¦ locales va la gente durante el d¨ªa. A cada usuario le han asignado una renta seg¨²n el lugar donde pasaba las noches. Por tanto, cada punto est¨¢ anonimizado, pero tiene asignada una renta por su barrio. ?Qu¨¦ han encontrado? "La mitad de la segregaci¨®n que hay en EEUU se debe a tus elecciones cotidianas. Cuando vas a comer, entras en un lugar que tiene gente como t¨² y no gente distinta de ti", explica Pentland. La obligaci¨®n de un ayuntamiento es buscar espacios donde ciudadanos de rentas dispares se encuentren. En Riad (Arabia Saud¨ª), encontraron que la mayor¨ªa de afectados por paro cr¨®nico viv¨ªa en zonas donde el transporte p¨²blico era malo.
Son solo ejemplos de lo que ser¨¢ un futuro cercano: cada buen gobierno tendr¨¢ su laboratorio de datos para conocer sus acciones. No es algo que vaya a entusiasmar a los pol¨ªticos, que deber¨¢n afrontar sus prejuicios con resultados inexcusables: "Hay que verlo como un censo enriquecido. ?Verdad que nadie se imagina dirigir un gobierno sin censo? Pues ahora enriquezc¨¢moslo", dice Pentland.
EL PA?S public¨® este verano datos de veraneo de espa?oles a partir de la informaci¨®n de las torres de m¨®viles que ten¨ªa una empresa privada. El INE parece que se ha inspirado para obtener datos similares y algo m¨¢s refinados que por c¨®digo postal. Pero el INE seguir¨¢ sin saber d¨®nde va cada espa?ol a trabajar o de vacaciones, sabr¨¢ d¨®nde va la mayor¨ªa de cada grupo seg¨²n su lugar de origen. Del an¨¢lisis de esos datos podr¨¢n surgir ideas hasta ahora dif¨ªciles de demostrar.
Los pol¨ªticos se aprovechan de que no pensamos
Uno de los objetivos de Pentland es averiguar c¨®mo pensamos y tomamos decisiones los humanos. Hacemos muchas cosas sin pensar, por eso somos tan predecibles. "Saber c¨®mo mezclamos nuestra parte impetuosa y nuestra parte reflexiva es clave. Nos vemos a nosotros mismos como seres independientes y de libre albedr¨ªo y tal. Pero la mayor parte de nuestra vida no lo es", explica Pentland. Es la distinci¨®n entre el sistema 1 y el sistema 2, que descubrieron los israel¨ªes Daniel Kahneman y Amos Tversky. "Los p¨¢nicos financieros vienen del sistema 1, por ejemplo. No es racional, no se piensa en esos momentos", dice Pentland.
Ese sistema 1 tiene un problema: es autom¨¢tico, visceral. "Los hechos y la informaci¨®n no sirven para contrarrestarlo. As¨ª que hay que buscar otro modo de comunicarse con la gente y probablemente de hacer pol¨ªtica". No tenemos, seg¨²n Pentland, ninguna explicaci¨®n de c¨®mo funciona la inteligencia colectiva: c¨®mo los humanos toman decisiones juntos, por ejemplo precisamente sobre pol¨ªtica. Pentland da un ejemplo maravilloso: "Si crees en el modelo racional individual, deber¨ªas pensar que la democracia directa, que todo el mundo vote sin legisladores, ser¨ªa lo mejor. Pero toda la evidencia demuestra que es el mejor modo de provocar locura", dice. As¨ª que hoy tenemos la democracia representativa, que frena la locura pero conlleva corrupci¨®n. "Igual hay una soluci¨®n mejor que tener a gente poderosa y avariciosa haciendo de representantes, pero no s¨¦ cu¨¢l es", concluye Pentland.
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