¡°Todo lo que sab¨ªas sobre la privacidad est¨¢ mal. Hay que probar otro camino¡±
La escritora estadounidense se ha convertido en la gran profeta de los riesgos de un futuro de datos descontrolados
Shoshana Zuboff est¨¢ cansada. Su libro, La era del capitalismo de la vigilancia, sali¨® en enero y lleva un a?o de conferencias, entrevistas y viajes. No hay nada para un autor como lograr que el t¨ªtulo de su libro pase a definir una categor¨ªa. En su caso, el debate sobre la privacidad.
Zuboff, de 68 a?os, se ha convertido en una profeta del fin del mundo tal como lo conocemos. Como otros profetas, a veces sus frases suenan de apocalipsis: "No quiero ser melodram¨¢tica pero a su manera quieren esclavizarnos, no con asesinatos y terror sino con una sonrisa" o "si Greta Thunberg dice que nuestra casa est¨¢n en llamas, yo digo que nuestro hogar, la sociedad, est¨¢ en llamas".
"No quiero ser melodram¨¢tica pero quieren esclavizarnos, no con asesinatos y terror sino con una sonrisa"
Pero su tesis es menos exagerada: billones de datos nutren un sistema inform¨¢tico que predice nuestras conductas. ?Para qu¨¦? Sobre todo para saber mejor qu¨¦ consumiremos. Pero cuando uno predice el comportamiento, la tentaci¨®n de intentar modificarlo es enorme. Es una pendiente obviamente peligrosa.
Primero, porque no lo entendemos: "Intenta imaginar a los ind¨ªgenas sentados en sus porches, el d¨ªa en que aquellos grandes barcos aparecieron en el horizonte. Nunca hab¨ªan visto nada as¨ª. Y nadie vio nada ofensivo el primer d¨ªa, m¨¢s que un espa?ol con barba, tropezando por la playa, con su armadura y espada y ropa pesada. En una situaci¨®n as¨ª eres cognitivamente incapaz de entender qu¨¦ pasar¨¢", explica. Los ind¨ªgenas, seg¨²n Zuboff, somos nosotros. ¡°Con la privacidad, somos como los indios de Am¨¦rica al llegar los espa?oles. No sabemos qu¨¦ nos viene encima¡±, a?ade.
El libro de Zuboff, una de las primeras profesoras de la Harvard Business School en los 80, llegar¨¢ a Espa?a en abril de 2020 (Paid¨®s), m¨¢s tarde que en las otras lenguas principales europeas. El original ingl¨¦s tiene m¨¢s de 600 p¨¢ginas y est¨¢ lleno de jerga econ¨®mica y teor¨ªa. Pero al hablar, Zuboff hila un discurso concreto y comprensible para todos los p¨²blicos. EL PA?S habl¨® con ella en Mil¨¢n, en el marco de las jornadas OnLife organizadas por el diario La Repubblica.
Si, seg¨²n Zuboff, entramos en una nueva era del capitalismo llamado "de la vigilancia", ?a qu¨¦ se refiere? "El capitalismo evoluciona cogiendo cosas que viven fuera de la din¨¢mica del mercado y llev¨¢ndolas al mercado para ser compradas y vendidas", explica, en referencia a animales, madera, cultivos, minerales, conocimientos. "Ahora con tanta competencia global, ya no queda casi nada en los m¨¢rgenes y, de repente, el ¨²nico territorio virgen somos nosotros, la experiencia humana privada", a?ade.
"Ya no queda casi nada en los m¨¢rgenes y, de repente, el ¨²nico territorio virgen somos nosotros, la experiencia humana privada"
Zuboff emplea una met¨¢fora que entronca con ¨¦pocas anteriores. "Todos esos datos entran por una cadena de producci¨®n en un nuevo tipo de f¨¢brica computacional", explica. ?Y qu¨¦ fabrican ah¨ª? "Productos. ?Qu¨¦ productos? Predicciones del comportamiento de los usuarios".
Es m¨¢s f¨¢cil de entender de lo que parece. Nuestro comportamiento ¨ªntimo es previsible: est¨¢s m¨¢s cerca de una compra si despu¨¦s de mirar unos pantalones, buscas una marca, un precio, comparas y pones unos en el carrito y vuelves atr¨¢s con dudas y buscas descuentos. Todas las opciones est¨¢n trazadas. Cuando esos movimientos se repiten millones de veces, crean un patr¨®n del comprador que acaba comprando (y del que no). Una vez entendido eso, se predice su comportamiento: si va a comprar, se le deja solo. Si no, probemos este truco o mensaje. Es decir, tratemos de modificar sus acciones de consumo.
Pero ahora ya no es solo un problema de trazar nuestra vida online para ofrecernos anuncios personalizados, sino de acaparar toda nuestra vida. Hay que a?adir en esa cadena de producci¨®n el tono de nuestra voz con Alexa, el rato que has hecho deporte (o el que no), si has entrado en Tinder o en Netflix, si tienes la nevera llena, si has ido al m¨¦dico, si tienes tres hijos, si vas a misa o yoga, si compras ensalada pero comes palomitas, si tienes 20 amigos o 200.
Hay millones de datos aparentemente inconexos que pueden convertirse en patrones, en predicciones. "Y bien, ?d¨®nde van todas esas predicciones? No es para nosotros, para resolver nuestros problemas", dice. "La mayor infraestructura computacional jam¨¢s imaginada para el conocimiento, con sus cient¨ªficos, servidores, procesadores, almacenamiento, sirve a quienes tienen un inter¨¦s financiero en saber c¨®mo nos comportaremos con seguros, sanidad, educaci¨®n, inmobiliarias, comercio, en cada sector".
"Venden, en suma, certeza sobre nuestro futuro", dice. Eso tiene pinta de ser bastante caro.
Los peque?os gestos no bastan: digo que no a unas cookies, apago el wifi del m¨®vil, limito la localizaci¨®n. Es coger el paraguas en un d¨ªa de tornado.
Pero Zuboff cree que hemos entendido mal el problema de la privacidad porque confiamos en nosotros para solucionarlo: "Todo lo que sab¨ªas sobre la privacidad est¨¢ mal. Hay que probar otro camino", dice.
Los peque?os gestos no bastan: digo que no a unas cookies en esta web, apago el wifi de mi m¨®vil cuando salgo de casa, limito la localizaci¨®n, busco en modo inc¨®gnito. Todo eso es coger el paraguas en un d¨ªa de tornado. "Son elecciones personales y resultan un error fundamental de categor¨ªa", dice Zuboff. "Porque la privacidad no es que t¨² seas privado. Es un problema de acci¨®n colectiva. Porque cada vez que nos exponemos un poco contribuimos a los sistemas que predicen certezas, que construyen una sociedad con sistemas de certezas por encima de sistemas de libertad".
Una de las frases m¨¢s c¨¦lebres y repetidas por Zuboff es sobre los ciudadanos que presumen de no tener nada que ocultar: "Si no tienes nada que esconder, es que no eres nada", les responde. "Es la peor forma de adoctrinamiento", sigue. Las grandes multinacionales han logrado hacer creer que es razonable creer que unos est¨¢n m¨¢s protegidos que otros al usar un dispositivo. Pero nadie est¨¢ exento.
Para Zuboff eso afecta a la democracia. Si no eres soberano en tus decisiones, pierdes algo fundamental. Hasta ahora, parece que la predicci¨®n afecta sobre todo decisiones de consumo. Pero es absurdo pensar que no hay gur¨²s pol¨ªticos pensando en c¨®mo manejar voluntades en campa?as electorales.
Con todos estos males, Zuboff tiene una gran respuesta, y no es usar un correo encriptado en lugar de Gmail, aunque todo suma. Zuboff admite por ejemplo que el Reglamento europeo de Protecci¨®n de Datos es un paso en la buena direcci¨®n. Pero hay que ir m¨¢s all¨¢. ?Por qu¨¦? Porque es el ¨²nico camino. "Es momento para la movilizaci¨®n. El pueblo debe movilizar las instituciones democr¨¢ticas. Tenemos diez a?os para lograr una nueva ley. La ¨²nica cosa que los capitalistas de la vigilancia temen es la ley".
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