Las pantallas en el coche compiten en peligro con el alcohol al volante
El interior del autom¨®vil no escapa al tremendo impacto que las pantallas tienen en nuestra vida. Aumentan en n¨²mero y tama?o. Usarlas al tiempo que se conduce distrae incluso m¨¢s que cuando manejamos el volante bajo los efectos del alcohol.
No solo pasamos horas y horas al d¨ªa ante una pantalla. Tambi¨¦n han invadido el interior del coche. Hoy casi todos los modelos de autom¨®viles a la venta las ofrecen, cada vez en mayor n¨²mero y tama?o, para imantar la atenci¨®n del cliente y como muestra visible de la tecnolog¨ªa que ofrece el veh¨ªculo.
Es una tendencia imparable. En peque?os utilitarios o en grandes berlinas, su interior est¨¢ presidido hoy por una pantalla central. A mayor tama?o, parece que el coche alberga m¨¢s tecnolog¨ªa en su interior. Uno de los casos m¨¢s conocidos es el del Tesla Model S, con 17 pulgadas de ¡°pantallazo¡± (el iPad m¨¢s grande tiene 13, por ejemplo). Pero queda lejos del Byton M-Byte, un modelo chino con cinco pantallas en su interior; la mayor de ellas, de 48 pulgadas, ocupa todo el ancho del salpicadero. Y no para de aumentar su n¨²mero. Incluso para usos que hasta ahora se resolv¨ªan de forma m¨¢s sencilla: modelos como el Audi eTron o el Honda E han cambiado los espejos exteriores por c¨¢maras, con pantallas en el interior para ver qu¨¦ se nos acerca por detr¨¢s.
Las cifras
El pasado a?o, seg¨²n los datos de IHS Markit, las ventas de m¨®dulos electr¨®nicos para autom¨®viles que inclu¨ªan alguna pantalla alcanzaron los 64 millones de unidades. Las previsiones de esta consultora son optimistas para el negocio de poner pantallas dentro de los coches: tras una estabilizaci¨®n temporal en el corto plazo, en 2033 se alcanzar¨¢n casi 77 millones de dispositivos de este tipo instalados anualmente en veh¨ªculos.
Todo este af¨¢n de llenar el interior de este tipo de dispositivos frente al conductor hacen que ¨¦ste tenga que dividir su atenci¨®n y mirada entre la carretera y las pantallas, con el consiguiente peligro de distracci¨®n. Un estudio de la empresa L¨ªnea Directa Aseguradora afirma que, de media, introducir una direcci¨®n en el navegador lleva unos 14 segundos. Durante ese tiempo, se recorre en autov¨ªa casi medio kil¨®metro circulando a 120 km/h. Un pozo en el que caemos casi sin darnos cuenta: la conducci¨®n distra¨ªda. Aunque los automovilistas s¨ª somos muy consciente de ello: en un estudio de Movistar y Gonvarri, casi el 77% de los encuestados reconoc¨ªa que se despistaba al volante, mayoritariamente por usar el tel¨¦fono m¨®vil.
En Espa?a, la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico apunta a las distracciones como una de las causas principales de los accidentes con v¨ªctimas. Los despistes se esconden, dependiendo del a?o que analicemos, detr¨¢s de entre uno de cada tres y uno de cada cuatro accidentes. Algunas veces, como en 2017, incluso por delante de la velocidad o el alcohol.
?Cu¨¢nto nos despistan las pantallas?
Sabemos que manejar aparatos electr¨®nicos nos roba atenci¨®n al volante. Pero ?cu¨¢nta? La ONG brit¨¢nica IAM RoadSmart, con implantaci¨®n en otros nueve pa¨ªses, ha realizado un ensayo en el que pidi¨® a los conductores que realizasen diferentes tareas utilizando el navegador del coche, as¨ª como Apple CarPlay y Android Auto, sistemas que facilitan manejar desde la pantalla del coche las utilidades que pudi¨¦ramos tener instaladas en nuestro tel¨¦fono m¨®vil.
El estudio se realiz¨® en un simulador donde, a los mandos de un Peugeot 3008 de tama?o real, los conductores ten¨ªan que completar una ruta de 16 kil¨®metros de longitud en 15 minutos. A los participantes se les pidi¨® que, mientras conduc¨ªan siguiendo a un coche entre 70 y 110 km/h, realizasen diferentes tareas. Deb¨ªan poner una canci¨®n en Spotify, sintonizar una emisora de radio, introducir una direcci¨®n en el navegador, recibir un mensaje de texto o hacer una llamada de tel¨¦fono. Todo ello, primero, utilizando ¨®rdenes verbales y, en un segundo intento, utilizando la pantalla t¨¢ctil. Adem¨¢s, de forma aleatoria, aparec¨ªa en el simulador una barra roja; al verla deb¨ªan presionar un mando del coche para medir su tiempo de reacci¨®n.
Los resultados del estudio destacan que el manejo de los sistemas multimedia, bien sea a trav¨¦s de ¨®rdenes vocales, bien presionando la pantalla t¨¢ctil del coche, hacen aumentar los tiempos de reacci¨®n mucho m¨¢s que, por ejemplo, conducir tras consumir alcohol ¨Csin sobrepasar el l¨ªmite legal¨C, o fumado cannabis. El mayor aumento en el tiempo de respuesta se registr¨® al usar Apple CarPlay a trav¨¦s de la pantalla t¨¢ctil, multiplica casi por cinco el obtenido bajo el consumo moderado de alcohol.
Pero no solo eso. En el estudio tambi¨¦n se destaca que, al utilizar Android Auto o Apple CarPlay, sobre todo interactuando con la pantalla de forma manual, se merma el control del veh¨ªculo para mantenerlo en el centro del carril o para guardar la distancia de seguridad con el coche precedente. Adem¨¢s, al usar estos sistemas se manten¨ªan los ojos fuera de la carretera, de media, unos 12 segundos, mucho m¨¢s all¨¢ de lo que los expertos consideran peligroso. Todos los conductores subestimaron el tiempo empleado en manejar las pantallas t¨¢ctiles.
Para Neil Greig, director de desarrollo de IAM RoadSmart, ¡°los resultados de este estudio plantean algunas preocupaciones serias sobre el desarrollo y uso de los ¨²ltimos sistemas de informaci¨®n y entretenimiento en el veh¨ªculo. Cualquier cosa que distraiga los ojos o la mente del conductor de la carretera es una mala noticia para la seguridad vial¡±.
P
ero lo cierto es que las pantallas en el interior de los coches han llegado para quedarse. Las marcas de autom¨®viles las usan, adem¨¢s de para facilitar informaci¨®n del coche, como elemento de marketing y, tambi¨¦n, para reducir costes: en muchos casos, a trav¨¦s de una pantalla t¨¢ctil hoy se manejan varios sistemas que antes necesitaban de mandos independientes y sencillos: radio, aire acondicionado¡ Y eso hace que apartemos en m¨¢s ocasiones la vista de la carretera.
Posibles soluciones
Para evitar distracciones, Neil Greig, de IAM RoadSmart, pide a la industria de automoci¨®n y a las diferentes administraciones que ¡°se desarrollen est¨¢ndares consistentes que realmente ayuden a minimizar la distracci¨®n del conductor¡±.
En ese sentido apunta el Ingeniero de Telecomunicaciones Miguel ?ngel Galarza, en un estudio realizado con Seat y la Generalitat de Catalu?a. Explica que los sistemas deben ser dise?ados de tal forma que no distraigan la atenci¨®n del conductor. Una de sus propuestas es que, dependiendo de la velocidad del veh¨ªculo, alguna de las funciones del sistema no pueda utilizarse. Tambi¨¦n plantea que, ya que los coches actuales detectan si alguien va sentado en el asiento del copiloto, la pantalla t¨¢ctil funcione en movimiento solo cuando vayamos acompa?ados, y que sea esa persona quien la manipule. Algunas marcas, como BMW, en sus modelos m¨¢s avanzados incorporan un sistema de manejo de algunas funciones a trav¨¦s de gestos manuales frente a la pantalla, aunque sin tocarla. Con todo, tendremos que soltar las manos del volante.
Manejo sancionable
De momento, en la mayor¨ªa de los veh¨ªculos a la venta, las funciones de sus sistemas de entretenimiento e informaci¨®n no est¨¢n ¡°capadas¡± si las usamos en movimiento. Pero eso, adem¨¢s de ser inseguro, es ilegal. En el art¨ªculo 13.3 de la Ley sobre Tr¨¢fico y Circulaci¨®n se proh¨ªbe expresamente ¡°la utilizaci¨®n durante la conducci¨®n de dispositivos de telefon¨ªa m¨®vil, navegadores o cualquier otro medio o sistema de comunicaci¨®n¡± excepto cuando no se usan las manos para ello. La infracci¨®n se considera grave y, en caso de que un agente nos detecte manejando la pantalla t¨¢ctil de nuestro coche, la sanci¨®n ser¨¢ de 200 euros y la retirada de 3 puntos.
Si queremos evitar la multa y, lo m¨¢s importante, viajar m¨¢s seguros, lo mejor es no ¡°emborracharnos¡± de pantallas mientras conducimos. Una buena estrategia es introducir la direcci¨®n de destino en el navegador o elegir la lista de canciones antes de empezar el viaje. Y si tenemos que modificar el destino, detenernos para hacerlo.
M¨¢s de 40 a?os dentro del coche
La llegada de las pantallas al interior de los coches no es nueva. A mediados de los a?os ¡¯70 del pasado siglo el brit¨¢nico Aston Martin Lagonda Serie2 ya presentaba la informaci¨®n con d¨ªgitos electr¨®nicos. Tambi¨¦n incorpor¨® botones con tecnolog¨ªa t¨¢ctil. Fue una apuesta los dirigentes de la empresa, que entonces pasaba por problemas, para mostrar su compromiso con el desarrollo de productos avanzados. Lo cierto es que este tipo de instrumentaci¨®n fallaba en m¨²ltiples ocasiones, pero s¨ª logr¨® transmitir una imagen muy exclusiva de aquel autom¨®vil. Una idea que copi¨® al otro lado del Atl¨¢ntico la norteamericana Cadillac con su modelo Seville de 1978. Adem¨¢s, la marca estadounidense introdujo su primer ¡°ordenador de a bordo¡±, llamado Tripmaster y que inclu¨ªa una sencilla pantalla digital para presentar las cifras de velocidad o consumo. Un extra que costaba casi 1.000 d¨®lares de la ¨¦poca.
A mediados de los a?os ¡¯80, las pantallas digitales comenzaron a popularizarse. Adem¨¢s de estar presentes en coches de gama alta, tambi¨¦n pod¨ªan encontrarse en berlinas y coches compactos m¨¢s populares. En nuestro pa¨ªs, a mediados y finales de esa d¨¦cada eran m¨²ltiples los modelos que lo inclu¨ªan: Fiat Tipo, Fiat Uno, Renault 11 y 21, Citro?n BX... En realidad, las peque?as pantallas no hac¨ªan m¨¢s que sustituir a las agujas y diales con escala para suministrar informaci¨®n muy b¨¢sica: velocidad, revoluciones del motor o la hora.
En los ¨²ltimos a?os de esa d¨¦cada, en 1987, la ense?a norteamericana Buick incorpor¨® a su modelo Riviera la primera pantalla t¨¢ctil en un autom¨®vil. Ten¨ªa un nombre grandilocuente ¡°Graphic Control Center¡± (GCC) y, visto con los ojos de hoy, es a las pantallas actuales lo que el primer Mario Bros a la ¨²ltima PlayStation. Pero ya entonces, la revista Popular Mechanics alertaba de que este sistema de informaci¨®n ¡°distra¨ªa la atenci¨®n que se deb¨ªa prestar a la carretera¡±. El GCC desapareci¨® de los Buick en el a?o 1990. Una vez m¨¢s, ser el primero no siempre significa triunfar.
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