Google, tambi¨¦n a por las universidades: crea sus propias titulaciones por 250 euros
El gigante tecnol¨®gico presenta certificados profesionales en Experiencia de Usuario, An¨¢lisis de Datos y Gesti¨®n de Proyectos, cuya duraci¨®n ser¨¢ de seis meses y que equipara con un grado
Google quiere ser juez y parte tanto del mercado laboral como del sistema educativo. Su ¨²ltimo movimiento, con la creaci¨®n de tres t¨ªtulos propios en Experiencia de Usuario, An¨¢lisis de Datos y Gesti¨®n de Proyectos, reta directamente a las universidades. Denominados certificados profesionales, su duraci¨®n ser¨¢ de seis meses, la formaci¨®n online, costar¨¢n alrededor de 250 euros y la propia compa?¨ªa le otorga la misma validez que un grado de cuatro a?os relacionado con cualquiera de estas tres ¨¢reas, seg¨²n precisa Kent Walker, vicepresidente de asuntos globales de Google.
El porqu¨¦ hay que comprenderlo sobre todo en clave estadounidense, donde las familias afrontan cr¨¦ditos de decenas de miles de d¨®lares para costear una carrera, y como respuesta a un tejido empresarial, en el que incluir al gigante tecnol¨®gico, que se queja a?o tras a?o de la falta de profesionales cualificados. El momento de presentarlos tampoco parece casual, con un paro mundial desbocado y una digitalizaci¨®n al alza en todos los sectores debido a la crisis provocada por el coronavirus. ¡°Las certificaciones no sustituyen a la ense?anza universitaria, sino que pretenden ofrecer nuevas posibilidades de formaci¨®n. Somos conscientes de que hay muchas personas interesadas en reforzar sus competencias¡±, argumentan fuentes de Google.
Los de Mountain View ni mucho menos van a inaugurar su propio campus universitario, pero son conscientes de la seducci¨®n que genera su marca. Miles de j¨®venes anhelan trabajar para ellos. Con estas certificaciones abren una puerta capaz de colmar sus aspiraciones. Si este reclamo fuera insuficiente, Google forma parte de un consorcio de 50 empleadores ¡ªen el que se incluyen nombres como Walmart, Intel o Bank of America¡ª que tiene muy en cuenta durante los procesos de selecci¨®n haber obtenido alguno de los t¨ªtulos propios. Por no mencionar el beneficio que obtiene la compa?¨ªa, que instruye bajo su tutela a quienes ser¨¢n sus futuros trabajadores.
Apenas sorprende que una organizaci¨®n apueste por moldear a quienes integrar¨¢n su plantilla. En cambio, s¨ª transforma las reglas de juego que un gigante ofrezca t¨ªtulos de alta cualificaci¨®n, demandados, a precios de saldo y en un tiempo r¨¦cord. Como indica Scott Galloway, profesor de marketing en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, ya sucedi¨® algo similar con los peri¨®dicos, que con la irrupci¨®n de Internet perdieron progresivamente el monopolio informativo. Primero fueron los anuncios clasificados, despu¨¦s el cine y finalmente las propias noticias con Twitter, Facebook y Google. ¡°En la educaci¨®n surgir¨¢n startups y big tech que trocear¨¢n el sector con la introducci¨®n de este tipo de certificados profesionales¡±.
El camino emprendido por Google sacude de lleno un debate instalado en el seno de la educaci¨®n universitaria desde hace muchos a?os: c¨®mo adecuarse a la evoluci¨®n del mercado laboral y c¨®mo aunar teor¨ªa con pr¨¢ctica. El dominio de Silicon Valley no es ¨²nicamente tecnol¨®gico, sino tambi¨¦n de modelo empresarial y educativo. De ah¨ª que los requisitos ¡ªlas llamadas skills¡ª se mezan al son del valle. Y desde Mountain View lanzan un nuevo ¨®rdago al sistema en esta tendencia de exigir destrezas, habilidades y competencias m¨¢s que un t¨ªtulo espec¨ªfico. ¡°Para ciertas profesiones, como un programador, puede valer. Pero la formaci¨®n superior no puede ser solo t¨¦cnica. Tenemos el deber de ense?ar conocimiento, no solo lo que una empresa quiera o lo que un sector pida¡±, asegura Rub¨¦n Gonz¨¢lez, vicerrector de ordenaci¨®n acad¨¦mica y profesorado de la Universidad Internacional de La Rioja.
Punto de encuentro
Desde el lado empresarial reconocen que no buscan suplantar la labor acad¨¦mica. Apelan a la colaboraci¨®n como punto de encuentro, habitual con la gran mayor¨ªa de universidades. Colosos como Amazon, a trav¨¦s de su AWS Academy, ofrecen itinerarios formativos complementarios a la ense?anza superior reglada, que luego los campus incluyen en sus curr¨ªculos acad¨¦micos. Fuentes de Google sostienen que van a seguir apoyando la educaci¨®n tradicional, sea con becas, tecnolog¨ªa o programas de pr¨¢cticas. ¡°Mediante nuestra plataforma Google Act¨ªvate hemos formado a m¨¢s de 500.000 personas en habilidades digitales en Espa?a desde 2014, y hemos colaborado con 30 universidades p¨²blicas de todo el pa¨ªs para impartir estas formaciones de forma presencial¡±, apuntan.
El riesgo de recurrir ¨²nicamente a este aprendizaje empresarial, al menos as¨ª lo expone Gonz¨¢lez, es el cortoplacismo. En poco tiempo, te formas para un puesto concreto, muy demandado en ese instante y bien pagado ¡ªla media salarial de las tres certificaciones planteadas por Google oscila entre 60.000 y 80.000 euros anuales¡ª. Los problemas comienzan cuando transcurren los a?os y toca medrar profesionalmente. ¡°Ah¨ª es cuando deja de ser relevante el conocimiento t¨¦cnico. Si piensas en una vida laboral larga, hay cosas que se quedan obsoletas en seguida. La educaci¨®n que tengas de base, preferiblemente transversal, es la que te permitir¨¢ crecer¡±.
Todav¨ªa es demasiado pronto para evaluar las consecuencias. Estados Unidos est¨¢ llamado a convertirse en el campo de pruebas que muestre alguna tendencia, aunque poco concluyente debido a los tiempos convulsos e imprevisibles impuestos por la pandemia. En la academia, al menos por el momento, no temen al reto planteado por uno de los grandes dominadores de la econom¨ªa mundial. ¡°Tambi¨¦n somos centros de innovaci¨®n e investigaci¨®n. Podemos transferir este conocimiento a los estudios. Estamos preparados para escuchar estas iniciativas y aterrizarlas dentro de nuestros modelos¡±, concluye Gonz¨¢lez.
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