Hay distintos tipos de procrastinadores, ?cu¨¢l eres t¨²?
El cerebro de quienes acostumbran a dejar todo para el ¨²ltimo momento es distinto. Conocer las diferencias ayuda a encontrar una soluci¨®n
Todos somos procrastinadores, pero cada uno tenemos nuestro estilo. Por eso, no hay estrategias que funcionen para todos ni soluciones m¨¢gicas que puedan aplicarse en cualquier caso, aunque hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a corto plazo. Para encontrar una soluci¨®n ¨²til a la mala costumbre de dejarlo todo para el ¨²ltimo momento es necesario saber qu¨¦ tipo de procrastinador es cada trabajador. Tambi¨¦n, tener en cuenta algunas nociones de estudios recientes que se?alan que ciertas estructuras cerebrales son diferentes en los cerebros de los procrastinadores.
La doctora en psicolog¨ªa cl¨ªnica Ellen Hendriksen ha estudiado este asunto durante a?os, analizando el comportamiento de quien procrastina y las peculiaridades de cada uno. Como conclusi¨®n, Hendriksen los clasifica en tres grupos diferentes, lo que facilita entender mejor las razones de su comportamiento y encontrar estrategias m¨¢s personalizadas que ayuden a corregirlo.
Los que evitan
Algunas personas procrastinan para evitar las consecuencias negativas de sus acciones, como la sensaci¨®n de ansiedad, aburrimiento, agobio o tristeza. Los bloqueos emocionales, como el miedo al fracaso, un perfeccionismo excesivo o baja autoconfianza son otras causas "muy frecuentes, pero no siempre conscientes", explica Elisa S¨¢nchez, psic¨®loga laboral. A esto se le unen mecanismos mentales como el efecto Zeigarnik, la tendencia a recordar tareas inacabadas o interrumpidas con mayor facilidad que las que han sido completadas. Esta estrategia de evitaci¨®n no siempre es exitosa, seg¨²n Hendriksen, porque el mismo hecho de procrastinar puede llevar al trabajador a sentir emociones negativas como el estr¨¦s de tener que hacer todo el trabajo en menos tiempo.
Los que buscan placer
Estamos programados biol¨®gicamente para buscar sensaciones placenteras y evitar el dolor. Cuando esto se lleva al trabajo, puede ser una de las causas de la procrastinaci¨®n. Hay empleados que no hacen lo que deben hasta que realmente tienen ganas de hacerlo. En este caso, no se trata tanto de evitar una tarea concreta sino de querer elegir deliberadamente algo que les gusta m¨¢s.
Los optimistas
Son v¨ªctimas de la llamada falacia de planificaci¨®n, que est¨¢ relacionada con las predicciones sobre cu¨¢nto tiempo se necesitar¨¢ para completar una tarea futura. Distintos estudios respaldan este sesgo y confirman que los humanos son demasiado optimistas cuando calculan el tiempo que les llevar¨¢ completar una tarea concreta. Una investigaci¨®n realizada por Jeff Conte, psic¨®logo de la Universidad Estatal de San Diego (California), identific¨® el optimismo como un rasgo clave entre aquellos que siempre llegan tarde.
Cerebros diferentes
Hay distintas investigaciones que estudian las causas de estas conductas. Una de las m¨¢s recientes ha encontrado que hay ciertas estructuras que son diferentes en los cerebros de los procrastinadores. Un equipo de investigadores de la Universidad de Ruhr (Alemania) se ha dedicado a analizar c¨®mo se comporta el cerebro de las personas que tienden a posponer las tareas en lugar de abordarlas directamente. Utilizando im¨¢genes de resonancia magn¨¦tica, el equipo identific¨® dos ¨¢reas cuyo volumen y conectividad est¨¢n vinculados a la capacidad de un individuo para controlar sus acciones y, por lo tanto, a decidir cu¨¢ndo llevarlas a cabo.
En una investigaci¨®n publicada en la revista Psychological Science, el equipo concluye que las personas que no controlan lo suficiente su capacidad de acci¨®n (es decir, que saben que deber¨ªan hacer sus tareas pero no son capaces de hacerlas), tienen una am¨ªgdala m¨¢s grande. "Estas personas pueden estar m¨¢s ansiosas por las consecuencias negativas de una acci¨®n: tienden a dudar y posponer las cosas", cuenta Erhan Gen?, uno de los investigadores.
Adem¨¢s, la conexi¨®n entre la am¨ªgdala y la corteza cingulada anterior es menos pronunciada. La funci¨®n principal de la am¨ªgdala es evaluar diferentes situaciones y advertirnos sobre las posibles consecuencias negativas de cada acci¨®n. La corteza cingulada anterior utiliza esta informaci¨®n para seleccionar qu¨¦ acciones se van a poner en pr¨¢ctica. "Debido a una baja conexi¨®n entre ambas, las emociones negativas podr¨ªan no estar suficientemente reguladas y afectar a la capacidad de iniciar la acci¨®n". Futuros estudios tendr¨¢n que mostrar si la capacidad de decidir sobre las propias acciones puede modificarse mediante entrenamiento espec¨ªfico o estimulaci¨®n cerebral.
C¨®mo solucionarlo
Aunque hay algunas estrategias que pueden funcionar a corto plazo. Cuando la costumbre de dejarlo todo para el ¨²ltimo momento llega a afectar al bienestar del trabajador, a su productividad o a la relaci¨®n que tiene con sus compa?eros de trabajo, es necesaria una intervenci¨®n profesional. ?De qu¨¦ tipo? Un metaan¨¢lisis de 24 estudios puso a prueba la efectividad de distintas intervenciones. Concluy¨® que la terapia cognitivo-conductual redujo la procrastinaci¨®n m¨¢s intensamente que otros tipos de intervenciones, entre las que se encontraban la autorregulaci¨®n o intervenciones centradas en los recursos y fortalezas de los individuos.
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