C¨®digo abierto en el limbo: as¨ª burlan a la muerte los proyectos de ¡®software¡¯ abandonados
La dependencia de equipos diminutos que muchas veces compaginan su labor con otras obligaciones laborales complica la continuidad de iniciativas que, parad¨®jicamente, son m¨¢s f¨¢ciles de salvar
A mediados de 2019, el programador Denis Pushkarev dej¨® caer que era probable que fuese a la c¨¢rcel. Lo anunci¨® en un hilo de la plataforma de desarrollo colaborativo Github, donde desde 2014 mantiene Core-JS, una librer¨ªa de c¨®digo que permite a otros programadores reutilizar desarrollos prefabricados sin tener que empezar desde cero. Pushkarev era entonces el ¨²nico gestor activo y con permisos para mantener el proyecto, que registra m¨¢s de 20 millones de descargas a la semana de usuarios que integran Core-js en sus propios trabajos. Seg¨²n recoge una sentencia del tribunal regional de Altai (Rusia), Pushkarev se vio envuelto en un accidente donde dos personas fueron atropelladas ¡ªuna result¨® herida, la otra falleci¨®¡ª, intent¨® sin ¨¦xito alegar que las v¨ªctimas estaban ebrias para rebajar su responsabilidad en los hechos y se dispon¨ªa a cumplir una condena 18 meses.
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La sentencia dio paso a casi un a?o de silencio. Entre enero y octubre de 2020, Core-js estuvo abandonado. Pushkarev no design¨® otros mantenedores y se limit¨® a dejar el repositorio sin actualizar hasta que anunci¨® su regreso con un escueto ¡°estoy de vuelta¡±. El suyo es un caso extremo y particularmente rocambolesco, pero los abandonos de librer¨ªas y otros proyectos de c¨®digo abierto son frecuentes en el sector. Por un lado, el mantenimiento y la gesti¨®n de la comunidad de colaboradores se vuelve m¨¢s exigente cuanto m¨¢s reconocimiento se obtiene. ¡°La creciente popularidad de un proyecto puede llegar acompa?ada de un creciente n¨²mero de contribuciones que tienen que analizarse e incrementan la carga de trabajo para quienes lo mantienen¡±, confirma Alexander Serebrenik, investigador de la Universidad Tecnol¨®gica de Eindhoven (Pa¨ªses Bajos). Por otro lado, la falta de recursos o el exceso de celo dejan en muchas ocasiones la enorme responsabilidad de mantener vivo el proyecto en manos de equipos diminutos ¡ªo unipersonales¡ª que adem¨¢s compaginan estas tareas con sus obligaciones laborales.
Este fen¨®meno crea en plataformas como Github, que en 2020 registr¨® m¨¢s de 60 millones de repositorios de nueva creaci¨®n, una suerte de cementerio de elefantes donde asoman las osamentas de lo que en su d¨ªa fueron hervideros de ideas. En Bitergia llevan casi una d¨¦cada midiendo la salud de estas comunidades y la relaci¨®n entre los responsables del proyecto y sus colaboradores. ¡°Uno de los factores que analizamos es la probabilidad de que un proyecto sobreviva si los desarrolladores principales tienen alg¨²n accidente¡±, comenta Daniel Izquierdo, director ejecutivo y cofundador de esta empresa, que colabora con fundaciones de software libre de la talla de Linux, Mozilla o Wikimedia. Seg¨²n un estudio reciente, el 65% de los proyectos con 20 o m¨¢s desarrolladores est¨¢n activos despu¨¦s de 165 meses. En el caso de los equipos menores, el porcentaje de supervivientes cae al 20%.
Pero el silencio de esos p¨¢ramos digitales cuyos registros muestran los a?os que han pasado desde que alguien se asom¨® a hacer la ¨²ltima contribuci¨®n no es la ¨²nica consecuencia del abandono. Cuanto m¨¢s popular haya sido el proyecto, m¨¢s probabilidades hay de que una larga lista de desarrolladores lo hayan implementado en sus propios trabajos. Estos, advierte Izquierdo, se ver¨¢n expuestos a problemas de seguridad que ¡°pueden ser catastr¨®ficos¡± a medio plazo. El investigador y coordinador de la oficina de conocimiento y cultura libres de la Universidad Rey Juan Carlos, Jes¨²s Gonz¨¢lez-Barahona, explica que esas piezas de c¨®digo se quedan ancladas en el pasado. ¡°No van a adaptarse a nuevos entornos, hardware o versiones del sistema operativo¡±. Y tampoco incorporar¨¢n nuevas funciones ni correcciones de errores. ?Cu¨¢l es la alternativa? ¡°Si este proyecto es muy cr¨ªtico para ti o te importan m¨ªnimamente los proyectos de software libre, de alguna manera tendr¨ªas que tener la iniciativa de participar e intentar que eso se solvente¡±, concluye Izquierdo.
Segundas oportunidades
El abandono de proyectos no es nuevo, Peter Mattis y Spencer Kimball, creadores de la popular herramienta de dibujo GIMP ya abandonaron su criatura en los 90. ¡°Les dejamos un poco en la estacada cuando conseguimos un empleo¡±, explicaron a EL PA?S en una entrevista. Pero su experiencia demuestra que la partida de los impulsores originales no tiene por qu¨¦ ser una sentencia de muerte: m¨¢s de 25 a?os despu¨¦s, GIMP sigue vivito y coleando gracias al trabajo de un nutrido y comprometido grupo de colaboradores. De acuerdo con las investigaciones de Serebrenik, lo que motiva estas adopciones de iniciativas hu¨¦rfanas es el deseo de evitar que el proyecto se interrumpa y contribuir a la continuidad de la comunidad del software libre, de cuyas aportaciones se han beneficiado.
Lo cierto es que pese a sus dificultades, estos proyectos est¨¢n especialmente preparados para burlar a la muerte. ¡°El problema es m¨¢s grave con el software no libre. Si el fabricante deja de mantenerlo, no tienes a d¨®nde acudir. En el caso del software libre, si hay suficiente inter¨¦s o recursos, siempre se puede encontrar gente que reviva el proyecto: la licencia lo permite¡±, explica Gonz¨¢lez-Barahona. La posibilidad de que cualquier usuario obtenga el c¨®digo para usarlo, modificarlo, redistribuirlo o estudiarlo permite que la historia de GIMP no sea un caso aislado. ¡°Quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s conocido es Firefox, que surgi¨® de un proyecto abandonado por Netscape, la empresa que a finales de los 90 era uno de los l¨ªderes en navegadores web¡±, a?ade.
?Cu¨¢l es el protocolo para adoptar un proyecto abandonado? La plataforma Code Shelter propone un sistema parecido a los refugios de mascotas donde aquellos con ganas de echar un cable pueden encontrar iniciativas cuyos gestores no dan abasto o se disponen a bajarse del barco. ¡°Yo siempre recomendar¨ªa al menos preguntar, ver qu¨¦ tal se encuentran y si puedes echar una mano. Y si no, en Github es tan barato como darle a un bot¨®n y ya tienes una copia en tu cuenta¡±, comenta Izquierdo. Las buenas formas en la gesti¨®n de las aportaciones de la comunidad son clave tambi¨¦n para la salud de estas iniciativas. ¡°El rechazo puede parecer injusto a los colaboradores y desalentarles de seguir contribuyendo, no solo al proyecto en concreto, sino al software libre en general¡±, advierte Serebrenik. Adem¨¢s, si llegase a ser necesario un traspaso de carteras, los gestores m¨¢s amistosos tienen m¨¢s posibilidades de encontrar herederos voluntariosos y dispuestos a recoger el testigo.
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