¡°As¨ª de f¨¢cil me timaron en Wallapop. Y el estafador sigue activo¡±
Un delincuente suplant¨® la identidad de una tienda en la plataforma y la v¨ªctima compr¨® un producto que no exist¨ªa por 1.650 euros. El defraudador repite su estrategia a menudo
Guillermo sol¨ªa comprar tarjetas gr¨¢ficas. Desde hace tiempo son muy buscadas porque tienen muchos usos. Se le ocurri¨® mirar en Wallapop, una plataforma de compraventa con mucho material de segunda mano. Hab¨ªa una de Nvidia, en un anuncio destacado, a 1.700 euros. ¡°Yo la conozco y ese era el precio m¨ªnimo¡±, dice Guillermo. ¡°Si hubiera costado 500 ya s¨¦ que no es real. Regate¨¦ al vendedor y me dec¨ªa que no, que el m¨ªnimo es ese, el t¨ªo tambi¨¦n conoc¨ªa el producto¡±, explica.
Era un viernes de febrero por la noche y Guillermo, de 34 a?os y que prefiere ocultar su nombre completo e imagen para no verse m¨¢s afectado, cenaba en un restaurante con su novia. Iba pidiendo informaci¨®n extra sobre la tarjeta y garant¨ªas al vendedor: un v¨ªdeo de la caja y su sello, una foto del carn¨¦ de identidad. El vendedor lo presionaba porque as¨ª podr¨ªa enviar la tarjeta el s¨¢bado por la ma?ana y lunes estar¨ªa en Valencia, donde vive. Lleg¨® un momento en que decidi¨® pagar ya y olvidarse. Hizo una transferencia instant¨¢nea de 1.650 euros y fue entonces cuando perdi¨® su dinero.
El vendedor era presuntamente una peque?a tienda seria de la provincia de Bizkaia. Ten¨ªa m¨¢s de 200 rese?as positivas en Wallapop y su nota era de cinco estrellas. Las rese?as de principios de febrero, justo anteriores a la compra de Guillermo eran impecables: ¡±Todo muy bien¡±, ¡°perfecto. Muy r¨¢pido el env¨ªo¡±, ¡°un trato excelente, todo ha sido superr¨¢pido, recomendable 100%¡±. El problema era otro, cada vez m¨¢s habitual en internet: el vendedor no era quien dec¨ªa ser. Era un estafador que hab¨ªa suplantado la identidad de la tienda, hab¨ªa a?adido como anzuelo tarjetas gr¨¢ficas y dispositivos de Apple y los hab¨ªa promocionado con anuncios en Wallapop. Las v¨ªctimas iban a llegar. Ese d¨ªa fue, al menos, Guillermo, que ha hablado con EL PA?S en Valencia.
Un m¨¦todo simple
Este es el relativamente sencillo proceso de fraude, seg¨²n la elaborada hip¨®tesis de Guillermo en conversaciones con el estafador y la experiencia de la tienda suplantada. Busca tiendas con buenas rese?as y averigua su n¨²mero de tel¨¦fono. Un modo de hacerlo es escribir a la tienda con una consulta y pedirle hacerlo por WhatsApp, no por el chat de Wallapop. Ya tiene el n¨²mero. Unos d¨ªas despu¨¦s el delincuente escribe a esa tienda por WhatsApp haci¨¦ndose pasar por el servicio t¨¦cnico de Wallapop.
El vendedor afectado, Jos¨¦ Antonio Solano, public¨® la conversaci¨®n en un foro de internet. El 3 de febrero recibi¨® este mensaje: ¡°Hola buenas, somos el soporte t¨¦cnico de Wallapop, hemos detectado varias denuncias hacia su perfil y debemos verificarlo para que no sea deshabilitado, contacte con nosotros lo antes posible¡±. Ese ¡°hola buenas¡± y la falta de puntos son dos peque?as alertas de phishing. Pero, en estos casos, a menudo puede m¨¢s el temor que el an¨¢lisis sint¨¢ctico.
Solano pic¨® y sigui¨® las instrucciones del delincuente, que lo llev¨® a poner su email y contrase?a en una p¨¢gina falsa de Wallapop. Ya hab¨ªa perdido el control de su tienda. El estafador cambi¨® los datos en seguida. Por suerte para Solano, su tienda iba a ser solo un medio para estafar. No perdi¨® dinero ni la cuenta, que Wallapop le devolvi¨® d¨ªas despu¨¦s.
El ataque del fin de semana
El d¨ªa de la semana elegido no es casualidad. Solano denunci¨® el mismo jueves por la noche del ataque la suplantaci¨®n a Wallapop. La respuesta de Wallapop le lleg¨® la noche del lunes. El estafador sabe que tiene al menos tres d¨ªas para v¨ªctimas propicias, de ah¨ª que se gaste unos euros en publicidad. Guillermo busc¨® otras semanas tarjetas similares y vio que el viernes el mismo estafador ten¨ªa otras tiendas suplantadas. A veces entraba en el chat y le preguntaba si era el mismo que lo estaf¨®. ¡°The real one¡±, fue la respuesta una vez.
Wallapop dice que este retraso de fin de semana pasa muy poco en su plataforma. Primero hay un equipo de moderadores que ¡°permite respuestas r¨¢pidas¡± y ¡°en el 99.4% de los casos las acciones tomadas por los moderadores son correctas, pero existe un restante de casos que se deben rerrevisar y escalar al equipo interno de Wallapop¡±, dice Federico Coll, jefe de Community Operations de la plataforma. ¡°El caso descrito es una excepci¨®n a la regla debido a que solo el 0.009% de los casos tardan m¨¢s de un d¨ªa en responderse¡±, a?ade.
Ese 0,009%, seg¨²n Wallapop, es sobre los casos donde se reporta sospecha de fraude. Las cifras de suplantaciones son un porcentaje diminuto de un n¨²mero muy grande: ¡°De los usuarios que hacen uso de Wallapop, solo un 0,012% ha reportado una suplantaci¨®n de cuentas¡±, dice Coll. Seg¨²n cifras de la compa?¨ªa, tienen 15 millones de usuarios activos en Espa?a y desde su fundaci¨®n en 2013 ha permitido transacciones de m¨¢s de 180 millones de personas.
Hay dos detalles fascinantes de este caso. Primero, los dos enga?ados son usuarios expertos de internet y sus plataformas, no principiantes. ¡°Estaba trabajando y me despist¨¦¡±, dice Solano por tel¨¦fono a EL PA?S. ¡°Luego me di cuenta al momento. Si lo piensas en fr¨ªo tiene un par de fallos en la escritura y la presi¨®n para hacerlo ya es extra?a. Pero era demasiado tarde. Llevo m¨¢s de 20 a?os en el mundo del comercio electr¨®nico y me ha pasado¡±. Solano tiene otra excusa. Unos d¨ªas antes, otra plataforma, eBay, lo hab¨ªa contactado por email para pedirle una documentaci¨®n. Ah¨ª hizo comprobaciones y era cierto. Pero ese d¨ªa, el estafador lo pill¨® despistado.
Ese es el segundo detalle curioso: estar despistado afecta lo que hacemos. Solano trabajaba y Guillermo cenaba en un restaurante. Con esos dos descuidos y un rato de trabajo, el delincuente gan¨® m¨¢s de lo que gana la mayor¨ªa de espa?oles al mes. ¡°?Qu¨¦ f¨¢cil es estafar!¡±, dice Guillermo, que habl¨® varias veces con el delincuente. Primero para conseguir m¨¢s datos sobre ¨¦l y a?adirlos a su denuncia a la polic¨ªa. Guillermo us¨® la cuenta de un amigo para comprar otra tarjeta gr¨¢fica. Cuando hizo la transferencia fraudulenta, la primera cuenta corriente no hab¨ªa funcionado. El delincuente usaba evidentemente documentaci¨®n y cuentas falsas. Ahora Guillermo le dec¨ªa que no funcionaba ninguna y el otro le iba dando m¨¢s.
C¨®mo hacerse amigo del delincuente
Tambi¨¦n quiso lograr que entrara en una videollamada para capturarle la cara. Pero no pudo. Cuando Guillermo se dio por vencido, se hizo colega del malo. Le dijo su nombre de guerra. EL PA?S ha intentado entrar en contacto con ¨¦l, de momento sin suerte: su cuenta de WhatsApp sigue aparentemente activa con una foto de unas llantas de coche, la misma que cuando hablaba con Guillermo. El delincuente le ofreci¨® colaborar y le explic¨® su m¨¦todo: comprar tarjetas SIM con documentaci¨®n falsa para que la polic¨ªa no pueda rastrear el n¨²mero y usarlo para conectarse a internet mediante una VPN buena, que oculta el origen de la conexi¨®n. El estafador quer¨ªa que Guillermo le mandara cajas de tarjetas gr¨¢ficas para poder enga?ar a m¨¢s usuarios, entre otras opciones de colaboraci¨®n. Guillermo declin¨®.
EL PA?S ha tenido acceso a algunas de las conversaciones. Adem¨¢s de alg¨²n insulto, Guillermo intenta por todos los medios que el criminal ceda en algo. El otro se hace el loco con frases como estas: ¡°La cuenta [bancaria] no es m¨ªa ni de nadie cercano a mi entorno¡±; ¡°todo es real, pero nada es de nadie, todo online¡±; ¡°nadie sale perjudicado¡±. El estafador aconseja a Guillermo que reclame al banco, que le devolver¨¢ el dinero, algo que est¨¢ ahora mismo en los tribunales: ¡°Te lo devuelven en d¨ªas, en semanas¡±, lo que no es cierto. El criminal mand¨® entonces una captura de un DNI espa?ol vigente a nombre de un empresario de Tenerife. ¡°Las creo a nombre de este, que me cae peor¡±, escribe. ¡°Aunque tampoco le va a pasar nada. T¨ªo, la polic¨ªa est¨¢ al tanto de que no son estas personas realmente¡±. La gente afectada por suplantaciones debe l¨®gicamente buscar un abogado y aclarar en un juicio que no fueron ellos.
Al final, el criminal ayuda a Guillermo dici¨¦ndole a qu¨¦ banco debe ir a reclamar por una de las cuentas falsas. Guillermo ha seguido mirando tarjetas en Wallapop en las semanas siguientes y se ha encontrado con el estafador. Tras una conversaci¨®n aparentemente normal sobre m¨¦todos, el criminal escribe: ¡°T¨² no sabes qui¨¦n soy yo, picha¡±.
Los abogados de Guillermo, del despacho Calvo y S¨¢ez-Benito de Huesca, han solicitado que la polic¨ªa rastree todas las cuentas que dio el estafador. El juez no lo ha autorizado de momento. Las cuentas no son solo de un banco. Con la pandemia, los bancos facilitaron la apertura de cuentas online y, ahora, algunas entidades han vuelto a poner dificultades para evitar los fraudes. La transferencia de Guillermo se hizo con toda probabilidad a una cuenta falsa del BBVA. El banco explica: ¡°En BBVA monitorizamos la operativa de nuestros clientes para detectar patrones an¨®malos que puedan constituir un fraude. Cuando se detecta cualquier operaci¨®n sospechosa se procede a bloquear dicha operativa de manera preventiva. Esta monitorizaci¨®n est¨¢ siempre activa e incluye el alta digital¡±.
El objetivo es demostrar que el banco fue negligente al comprobar que el titular era quien dec¨ªa ser. La polic¨ªa tiene pendiente investigar a qui¨¦n pertenece el m¨®vil que se us¨® para certificar la cuenta corriente. Aunque la polic¨ªa sepa que esas cuentas no son reales, como dice el estafador, el trabajo de comprobarlo y de tirar de todos los hilos es largo.
Puedes seguir a EL PA?S TECNOLOG?A en Facebook y Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.