Bard, el chat de inteligencia artificial de Google, llega a Espa?a
La herramienta aterriza en Europa en 40 nuevos idiomas y con la posibilidad de reproducir en voz alta las respuestas del chatbot conversacional
Cuando la carrera de la inteligencia artificial parec¨ªa haber relajado el ritmo, Bard, el chatbot de inteligencia artificial generativa (IA) de Google, llega a Espa?a para volver a pisar el acelerador. La herramienta ¡ªque ya funcionaba en m¨¢s de 180 pa¨ªses tras un periodo de prueba de varios meses¡ª est¨¢ disponible a partir de este jueves en los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea y en Brasil; y en 40 nuevos idiomas, incluidos el espa?ol, el chino, el ¨¢rabe y el hindi. Se trata de la mayor expansi¨®n desde que esta tecnolog¨ªa fue presentada en febrero como respuesta a ChatGPT, el producto de OpenAI cuyo ¨¦xito ha obligado a las mayores compa?¨ªas tecnol¨®gicas a lanzar sus propios chatbots inteligentes. ¡°Bard es una herramienta para aumentar la imaginaci¨®n. Es un colaborador creativo, un acceso directo a un modelo de inteligencia artificial generativo impulsado por la computadora m¨¢s poderosa del mundo, el cerebro humano¡±, ha explicado el director de gesti¨®n de productos de Google, Jack Krawczyk, durante una rueda de prensa celebrada ayer mi¨¦rcoles para anunciar la llegada del producto a Espa?a y sus nuevas funciones.
La herramienta tiene su propia URL e interfaz de usuario, es gratuita y se presenta como un complemento a la b¨²squeda de Google, y no como un buscador en s¨ª mismo. Por el momento, el chatbot est¨¢ disponible solamente en espa?ol, aunque Krawczyk ha asegurado que se est¨¢ trabajando para que tambi¨¦n est¨¦n disponibles los otros idiomas de la pen¨ªnsula, como el catal¨¢n, el vasco y el gallego: ¡°Ahora mismo Bard es capaz de responder en estos idiomas, pero necesitamos entrenarlo para que conteste de forma responsable¡±. Adem¨¢s de escribir, el chatbot tambi¨¦n es capaz de hablar en espa?ol y leer en voz alta las respuestas tras pinchar en el ¨ªcono de un altavoz, de forma muy similar a lo que ya se puede hacer con Translate, el popular traductor de Google.
No se trata del primer experimento con inteligencia artificial que desarrolla la compa?¨ªa, que de hecho es una de las empresas que m¨¢s tiempo y dinero invierte en la investigaci¨®n en este campo. La divisi¨®n Google Brain, en colaboraci¨®n con la empresa brit¨¢nica DeepMind, adquirida en 2014, se encuentra en la c¨²spide mundial de la inteligencia artificial. El proyecto de investigaci¨®n Transformer y su art¨ªculo pionero, presentado en 2017, sirvieron como el pilar principal sobre el que se ha forjado la denominada inteligencia artificial generativa avanzada.
El verano pasado, Google desarroll¨® varios proyectos relacionados con la IA, como los generadores de im¨¢genes a partir de texto Dall-E2 o Midjourney, que provocaron algunas pol¨¦micas por la violaci¨®n de copyright y el peligro de quitar trabajo a los ilustradores. Sin embargo, solo tras el boom generado por la llegada de ChatGPT ¡ªel bot conversacional de la empresa Open AI capaz de responder a las preguntas de los usuarios de forma r¨¢pida y aparentemente correcta¡ª, las big tech han decidido acelerar el desarrollo de herramientas parecidas.
Qu¨¦ se puede hacer con Bard
Al igual que ChatGPT y otros chatbot de inteligencia artificial, Bard se basa en modelos grandes de lenguaje (large language models, LLM), un tipo de tecnolog¨ªa que es capaz de aprender y generar respuestas a trav¨¦s del an¨¢lisis de grandes bases de datos en Internet. Por lo tanto, Bard tambi¨¦n puede equivocarse o inventar cosas, y nunca ser¨¢ una buena idea utilizarlo sin comprobar sus respuestas.
No pretende reemplazar a Google Search, el motor de b¨²squeda de la compa?¨ªa. De hecho, se conecta al ¨ªndice de sitios web de Google para que sus respuestas puedan incluir la informaci¨®n m¨¢s reciente publicada en Internet, aunque las fuentes que incluye no siempre son las m¨¢s fiables. Est¨¢ pensado como un complemento, una herramienta m¨¢s para generar ideas, inventar una historia m¨¢s o menos larga, dar consejos sobre los destinos para el pr¨®ximo viaje de verano o resumir un texto, e incluso un audio. ¡°Yo muchas veces me levanto por la ma?ana con demasiadas ideas en la cabeza. Lo que hago es hablar durante unos minutos en voz alta para luego pedirle a Bard que ponga orden a mis ideas, y que me las resuma en tres puntos fundamentales¡±, pone como ejemplo el ejecutivo de Google. La herramienta presenta cinco opciones diferentes para cambiar el tono y el estilo de las respuestas: sencillo, largo, corto, profesional o informal.
Una de las mayores diferencias con respeto a ChatGPT ¡ªadem¨¢s de la capacidad de reproducir en voz alta las respuestas, una opci¨®n que no tiene la herramienta de OpenAI¡ª es la posibilidad de exportar y compartir archivos de otros productos de la compa?¨ªa, como un correo electr¨®nico de Gmail o un documento de Google Docs. Entre las nuevas funciones, se encuentra tambi¨¦n la opci¨®n de fijar y renombrar las conversaciones, tener varias consultas al mismo tiempo y retomar una conversaci¨®n iniciada en otro momento.
Otra de las herramientas que complementan Bard es Google Lens, que permite cargar im¨¢genes para obtener informaci¨®n al respecto ¡ªcomo identificar qu¨¦ es lo que representa o escribir una descripci¨®n¡ª o pedirle al chatbot que genere un texto a partir de ella, aunque esta funci¨®n por el momento es una novedad disponible solo en ingl¨¦s.
Preocupaci¨®n sobre la privacidad
El retraso de Bard en llegar a Espa?a y a los otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea se debe en parte a la carrera mete¨®rica y descontrolada de ChatGPT, el producto con el crecimiento m¨¢s r¨¢pido de la historia. Este ¨¦xito sin precedentes ha llamado la atenci¨®n de las autoridades europeas, que han mostrado su preocupaci¨®n sobre todo en lo que tiene que ver con la protecci¨®n de datos de los usuarios. En junio, la Euroc¨¢mara aprob¨® negociar la primera ley sobre la IA del mundo, con la idea de convertirse, como tarde en 2026, en la primera regi¨®n en regular esta tecnolog¨ªa que, adem¨¢s de grandes promesas, tambi¨¦n asusta por la posibilidad de cambiar la sociedad.
¡°En una regi¨®n como Europa, donde existen reglamentos de privacidad, no creemos que la forma correcta de hacerlo sea pedir perd¨®n a posteriori. Pensamos que es mejor dialogar con los reguladores para estar seguros de que nuestros principios est¨¦n alineados¡±, explica Krawczyk. Cuando los usuarios interact¨²an con Bard, Google recopila datos como conversaciones, ubicaci¨®n, comentarios e informaci¨®n de uso. Los usuarios pueden elegir por cu¨¢nto tiempo quieren que Bard conserve sus datos: de forma predeterminada, Google almacena la actividad de Bard durante un m¨¢ximo de 18 meses, pero se puede cambiar a tres o 36 meses, o desactivar esta opci¨®n por completo.
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