Una aplicaci¨®n permite dise?ar rutas ajenas a los circuitos tur¨ªsticos masivos y que recorren miles de a?os de historia
Un equipo de investigaci¨®n de la Escuela de Arquitectura de Sevilla desarrolla una herramienta que relaciona a los usuarios con el paisaje m¨¢s desconocido
Una imagen de un olivar, un cortijo, una zona monta?osa o un atardecer en la costa no es un paisaje, es una miniatura, una m¨ªnima expresi¨®n de algo complejo. El paisaje es una parte del territorio donde la percepci¨®n y la interacci¨®n humana con el mismo definen qu¨¦ y por qu¨¦ somos, hemos sido y seremos. Una simple ruta desde el Monasterio de La Cartuja en Sevilla hasta la cercana localidad de Valencina permite recorrer m¨¢s de 4.000 a?os de historia, desde el arte contempor¨¢neo hasta la prehistoria. Reflejar esta complejidad en una aplicaci¨®n web ha sido el reto, monumental en todos sus sentidos, del Laboratorio de Redes de Patrimonio, Turismo y Paisaje, de la Escuela de Arquitectura (ETSA) de la Universidad de Sevilla, un grupo de investigaci¨®n que ha creado el primer desarrollo de una herramienta (VIDA HTL) para que el usuario cree itinerarios que pasan inadvertidos por encontrarse fuera del circuito tur¨ªstico urbano y masivo.
¡°El territorio no es un plano¡±, resume Mercedes Linares, coinvestigadora del laboratorio HTL, siglas de Heritage Tourism Landscapes (Patrimonio Turismo Paisajes). Con esa premisa b¨¢sica y compleja, el grupo universitario de 21 integrantes lleva trabajando a?os en el proyecto Smarch (acr¨®nimo de smart architectural and archeological heritage o patrimonio arquitect¨®nico y arqueol¨®gico inteligente), un trabajo que permite vincular a especialistas tecnol¨®gicos con otros relacionados con los bienes culturales. De esta relaci¨®n nace hace dos a?os el proyecto de desarrollador virtual, la aplicaci¨®n que permite aplicar los resultados de esa interacci¨®n y traspasarla a los usuarios.
La iniciativa es una emulsi¨®n de turismo y cultura nacida de la enorme riqueza de ambos aspectos y de la situaci¨®n que afrontan. ¡°En algunas grandes capitales, el turismo masivo es desmesurado. Nosotros llevamos a?os trabajando en el patrimonio vinculado al paisaje, en diversificar el turismo y llevarlo a donde existe un enorme patrimonio desconocido que, adem¨¢s, permite explicar din¨¢micas hist¨®ricas¡±, explica Antonio Tejedor, investigador principal del proyecto.
La misi¨®n final del trabajo es que el resultado sea un dinamizador, un ¡°activador del patrimonio¡±, algo que, seg¨²n relata Tejedor, ¡°sea un factor de calidad, de identidad, de valor econ¨®mico¡±.
La financiaci¨®n inicial (unos 85.000 euros del Ministerio de Ciencia y los fondos Next Generation de la UE) ha obligado a delimitar en el espacio (73 municipios del bajo Guadalquivir) y en desarrollo tecnol¨®gico este primer germen de una herramienta que, hoy, es un demostrador que aspira a extenderse con la colaboraci¨®n de administraciones y universidades. La aplicaci¨®n es gratuita y el grupo est¨¢ abierto a compartir su experiencia. ¡°Somos universitarios, profesores. Nuestro inter¨¦s es la investigaci¨®n¡±, comenta el arquitecto para descartar un inter¨¦s comercial en el proyecto.
De esa colaboraci¨®n depender¨¢ tambi¨¦n que la herramienta, accesible ahora solo a trav¨¦s del ordenador, d¨¦ el salto al m¨®vil. ¡°Es un trabajo arduo que requerir¨¢ una financiaci¨®n extra porque el m¨®vil no te permite ver simult¨¢neamente las capas de informaci¨®n¡±, justifica el investigador principal.
La aplicaci¨®n tiene otra singularidad relevante frente a otras con objetivos parecidos: es colaborativa. El usuario es parte de la misma y no solo por la capacidad de dise?ar sus propias rutas. Quien se registre pasa a formar parte del entramado para aportar propuestas, sugerencias, advertir deficiencias, incluir servicios complementarios al itinerario o incluso programar eventos relacionados. De esta forma se cierra el c¨ªrculo y el patrimonio vuelve a ser de su valedor principal, la persona.
La aplicaci¨®n contiene ya el registro de un millar de bienes culturales ¡ªarquitect¨®nicos (el 80%), arqueol¨®gicos e infraestructuras¡ª cuyas fichas se han simplificado para favorecer la navegaci¨®n y adaptarlas a las necesidades del usuario m¨¢s com¨²n. Y sigue creciendo. La falta de informaci¨®n sobre caminos ajenos a las v¨ªas principales de comunicaci¨®n se est¨¢ solventando y la lista de patrimonio de la zona se completa de forma constante.
La p¨¢gina principal de Vida HTL arranca con un mapa que localiza todos los bienes patrimoniales incluidos en la zona, que abarca Sevilla, Huelva, C¨¢diz y un municipio de C¨®rdoba. La b¨²squeda avanzada permite seleccionar los bienes por municipio, tipo, periodo hist¨®rico, uso, estado de conservaci¨®n o accesibilidad.
El usuario puede optar por una de las rutas ya elaboradas o dise?ar la propia. Cada uno de los bienes cuenta con una ficha espec¨ªfica y permite acceder a una web con informaci¨®n m¨¢s detallada sobre el patrimonio, conocer las opiniones de los usuarios e ir creando un espacio personal con las preferencias personales.
La propuesta forma parte de las ¨²ltimas tendencias de aproximaci¨®n al patrimonio. Xiang Zhoy, autor principal de un estudio publicado en Landscape Architecture Frontiers, destaca que lo que ¨¦l denomina ¡°corredores patrimoniales¡± suponen un ¡°m¨¦todo de conservaci¨®n sistem¨¢tica de los recursos hist¨®ricos, culturales y paisaj¨ªsticos¡± que, adem¨¢s, ¡°proporciona al p¨²blico espacios lineales continuos para actividades de recreaci¨®n¡±.
¡°La mayor¨ªa de los estudios tradicionales sobre la planificaci¨®n de rutas de corredores patrimoniales se centran en el an¨¢lisis de las condiciones espaciales f¨ªsicas, ignorando la percepci¨®n y los mecanismos de participaci¨®n p¨²blica¡±, comenta Xiang Zhoy, quien aboga por la ¡°integraci¨®n efectiva de los recursos del paisaje con los comportamientos recreativos p¨²blicos y la percepci¨®n espacial en el proceso de planificaci¨®n de rutas¡±.
La incorporaci¨®n o adaptaci¨®n de tecnolog¨ªas con la experiencia patrimonial tambi¨¦n es un aspecto clave. Tobias H?llerer, uno de los directores de Four Eyes Lab, defiende que los efectos de las aplicaciones contin¨²an despu¨¦s de que se hayan desactivado los dispositivos: ¡°La tecnolog¨ªa aumenta las capacidades humanas de los usuarios: conciencia, nuevas habilidades, nuevas actitudes, nuevas mentalidades. Incluso cuando la tecnolog¨ªa se apaga, solo porque las personas la hayan experimentado, puede ayudar a la humanidad de los humanos¡±.
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