Vikingos descabezados
Ragnar se fue en un cap¨ªtulo cualquiera y dej¨® a la serie hu¨¦rfana de su carisma. La pelea entre sus herederos cay¨® en el manique¨ªsmo
No era una serie que llegara con mucha fanfarria. No ten¨ªa el sello de los grandes de la industria, sino el de The History Channel, conocido por su afici¨®n a nazis y alien¨ªgenas (no digamos a los alien¨ªgenas nazis). Pero Vikingos dio una agradable sorpresa al aparecer en 2013 y conquistar el boca a boca, que es el mejor recomendador de series.
La producci¨®n presume de una cuidada ambientaci¨®n hist¨®rica: la hay, pero toda ficci¨®n exige tomarse licencias. La mayor fue poner juntos en el mismo tiempo y espacio a todas las figuras de la historia escandinava en torno al siglo IX, fueran legendarias ¡ªRagnar Lodbrok, Lagertha, Bj?rn¡ª o documentadas ¡ªRollo, Floki, Harald, Ecbert, Olaf, Oleg¡ª. Casi todos con su entrada en Wikipedia, tiene gracia tropezar ah¨ª con alg¨²n spoiler.
El resultado estaba logrado: los personajes eran cre¨ªbles y la trama desbordaba ¨¦pica. Vimos grandes batallas, lealtades y traiciones, pasiones y rupturas, reyes y ej¨¦rcitos de muchos pa¨ªses, conquistas y exploraciones asombrosas. Hubo enemigos admirables y aliados siniestros. Tiene m¨¦rito acercarnos a un pueblo temido por su crueldad, que se muestra sin tapujos, y lograr que nos identifiquemos con sus valores. Alg¨²n sacrificio humano nos parec¨ªa evitable, pero asumimos esa idea del honor que ennoblec¨ªa una ¨¦poca sangrienta. Ayudaba a simpatizar, quiz¨¢s, que los n¨®rdicos fueran divertidos, fanfarrones y libertinos, en contraste con el riguroso cristianismo medieval.
Vikingos funcionaba mientras lo hac¨ªa Ragnar (Travis Fimmel), un tipo despierto que abre los horizontes de su gente llev¨¢ndola a saquear tierras inglesas o a cercar Par¨ªs. Tambi¨¦n funcionaba su consorte, la imponente guerrera Lagertha (Katheryn Winnick), y un buen pu?ado de secundarios. Las cuatro primeras temporadas eran un tratado de liderazgo en tiempos b¨¢rbaros. Pero Ragnar, ay, desapareci¨® en mitad de un cap¨ªtulo cualquiera dejando a la serie hu¨¦rfana de su carisma. Llevamos demasiados episodios sin ¨¦l, y Lagertha se fue desdibujando, as¨ª que el foco se puso en el juego de tronos entre dos de los hijos de Ragnar, Bj?rn y Ivar. Pero Ragnar era fascinante por complejo, unas veces heroico y otras miserable. Con los hijos la serie se desliz¨® al manique¨ªsmo: uno muy bueno y uno muy malo (aunque m¨¢s listo). Por cierto, si Lagertha brill¨® como icono feminista, Ivar ser¨ªa un ejemplo de superaci¨®n de la discapacidad si no resultara tan odioso.
Acabamos (en TNT) la primera tanda de la sexta y ¨²ltima temporada con pereza y ganas de llegar al final. El arranque cae en el tedio; solo un giro dram¨¢tico en el sexto episodio nos agita otra vez. La trama remonta cuando parec¨ªa derrumbarse y a ratos sentimos la ¨¦pica que nos embriagaba. Una ¨¦pica que no echaremos de menos: ya la est¨¢bamos echando de menos. Brindemos por ella. Skol.
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