Un pistolero, una galaxia muy lejana y un beb¨¦
Los primeros cap¨ªtulos de ¡®The Mandalorian¡¯ son una f¨®rmula infalible: una aventura de corte cl¨¢sico anclada en los c¨®digos del ¡®western¡¯ pero con personajes abiertos a la fantas¨ªa
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Lo que prometen los dos primeros cap¨ªtulos de The Mandalorian, la serie de Disney inspirada en el universo de La Guerra de las Galaxias que este martes empieza a emitirse en Espa?a, es una f¨®rmula infalible: una aventura de corte cl¨¢sico anclada en los c¨®digos del western pero con personajes abiertos a la fantas¨ªa. Nada que no resuma la imagen central de estas dos primeras entregas: un personaje fronterizo, un pistolero cazarecompensas ataviado con el casco y la armadura de un maltrecho caballero medieval, cruzando el desierto acompa?ado de un carrito de beb¨¦ flotante donde un ser verde de aspecto tierno e indefenso asoma su carita. Un precioso renacuajo a la sombra de un mercenario del que apenas sabemos nada. Bueno, casi nada, un flashback en los primeros minutos de la serie nos advierte de que el hombre de hierro sufri¨® alg¨²n tipo de trauma violento de ni?o.
The Mandalorian est¨¢ ambientada (y muy bien ambientada) en la galaxia imaginaria de la saga de George Lucas tras la ca¨ªda del Imperio y antes de la aparici¨®n de lo que se conoce como la Primera Orden, enemigos ac¨¦rrimos de los caballeros Jedi. El protagonista est¨¢ interpretado por Pedro Pascal, del que de momento (y por desgracia) no veremos su magn¨ªfica cara. El peque?o, ya se imaginan, es Baby Yoda, uno de esos hallazgos (como en su d¨ªa lo fue R2-D2) capaces de desarmar al tipo m¨¢s duro de la galaxia, adem¨¢s de convertirse en un potencial fetiche capaz de venderse como rosquillas en forma de llavero o peluche en tiendas y supermercados de medio planeta. Baby Yoda en realidad ni siquiera se llama Baby Yoda, el personaje ha alcanzando tanta popularidad desde que se hizo p¨²blica su imagen que su nombre real, The Child, El Ni?o, ha quedado enterrado detr¨¢s de su apodo popular. El Ni?o, por cierto, tiene 50 a?os. El tiempo en esta galaxia es otro tiempo.
Baby Yoda puede ser un mu?eco destinado al marketing o a rivalizar con los memes de gatitos pero su perfecci¨®n es tal que solo por contemplarle y ver hasta d¨®nde da de s¨ª merece darle una oportunidad a los ocho cap¨ªtulos de esta primera temporada. Afortunadamente no se trata del ¨²nico aliciente del programa. En el primer cap¨ªtulo, y para sorpresa de muchos, el cineasta (y mito) alem¨¢n Werner Herzog aparece en pantalla haciendo alarde de su formidable voz y presencia. Herzog es quien pide la cabeza del peque?o aspirante a gur¨² gal¨¢ctico. Un malo muy malo, imaginamos, y tambi¨¦n un estimulante gui?o cin¨¦filo que se suma a un reparto en el que figuran el actor estadounidense Nick Nolte, el cineasta y actor neozeland¨¦s Taika Waititi o la espa?ola Natalia Tena, entre otros.
En estos dos primeros cap¨ªtulos, donde los tiros, la cantina y el desierto nos trasladan a tantas pel¨ªculas del Oeste, aprendemos que Baby Yoda no es ajeno a los poderes mentales que le otorga la Fuerza (esa energ¨ªa telep¨¢tica cuyo uso determina la balanza entre el Bien y el Mal en la galaxia) y que seguramente esa ser¨¢ la espina dorsal de la nueva serie. Como los dragones en Juego de tronos, Baby Yoda y sus poderes sin domesticar son la mejor promesa de The Mandalorian. Tan simple como eficaz. Una serie donde un c¨ªnico Quijote gal¨¢ctico y un mini Sancho Panza verde (o quiz¨¢ es al rev¨¦s: un mini Quijote verde custodiado por un Sancho Panza met¨¢lico) avanzan rotundos en medio de la nada como el mejor augurio para un presente sin paisajes ni horizonte.
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