Emilio Lled¨® en La 2: Lo bello es dif¨ªcil
La serie ¡®Imprescindibles¡¯ da la oportunidad de prestar atenci¨®n al magisterio y a lo que ha sido la biograf¨ªa del fil¨®sofo en un documental
En uno de sus Di¨¢logos, Plat¨®n nos plantea un reto vital: ¡°Lo bello es dif¨ªcil¡¡±. Por eso necesitamos ¡ªy en estos d¨ªas m¨¢s que nunca¡ª la clarividencia de quien nos ayude a entender, a convertir la belleza en algo moment¨¢neamente asequible, con la condici¨®n de continuar indagando en su trama cuando seamos liberados del encierro. Emilio Lled¨® es una de esas personas. La 2 nos da la oportunidad de prestar atenci¨®n a su magisterio y a lo que ha sido su biograf¨ªa con el documental Emilio Lled¨®. Mirar con palabras, dirigido por David Herranz y Alberto Bermejo, dentro de la serie Imprescindibles.
Como Ulises, don Emilio eligi¨® conscientemente afrontar y conocer la realidad en vez de caer en las maniobras de distracci¨®n que llegaban de los cantos de sirena. Igual que Aquiles, opt¨® por la callada lucha que libramos armados del lenguaje para desentra?ar la odisea de estar vivos, de ser mortales. A trav¨¦s de esa herramienta, de la lectura, la reflexi¨®n, seremos capaces de mirar para poder ver. Para ello, es necesario combatir la contundencia vaga de ciertos dichos.
Hay uno que Lled¨® detesta: ¡°Una imagen vale m¨¢s que mil palabras¡±. Siempre que puede, le da la vuelta: una palabra vale m¨¢s que mil im¨¢genes. Prefiere el uso del t¨¦rmino claro, certero, desnudo en su multiplicidad de significados po¨¦ticos. As¨ª pronuncia lo que sale de su boca, lo que licua su mente, con la serenidad de quien conoce su capacidad de embrujo.
Habla el viejo profesor de su viaje en el documental. A las palabras que iluminan su memoria a veces las acompa?a con alg¨²n objeto, como una pelota de goma que en una de aquellas revueltas de los setenta deton¨® la polic¨ªa y fue a caer a sus pies tras rozarle la mejilla. No le salt¨® un ojo de milagro. Por eso la guarda. Para recordarle la benevolencia del azar. Pero tambi¨¦n el valor de la lucha.
Se define ni?o de la guerra. Y eso quiere decir muchas cosas: cad¨¢veres apilados en las calles de Madrid y Vic¨¢lvaro ¡ªdonde vino a parar con su familia tras haber nacido en Sevilla en 1927¡ª a la vista de su asombro rasgado por la infancia perdida. Hambre. Miedo¡ Tambi¨¦n luz, con revelaciones como la de don Francisco, un maestro que les hac¨ªa adentrarse en breves pasajes del Quijote para despu¨¦s animarles a entender m¨¢s all¨¢ con una frase: ¡°A ver, y ahora, sugerencias de la lectura¡¡±.
Desde chico, Lled¨® entendi¨® que aquello encerraba todo un m¨¦todo. Ha dedicado la vida despu¨¦s a perfeccionarlo. Y a ser consecuente con ¨¦l hasta el punto de que si volviera a nacer, dice, probablemente ser¨ªa maestro de escuela. Pero esas sugerencias de la lectura chocaron desde el principio con un ambiente acad¨¦mico, en palabras suyas, ¡°asignaturesco¡±, a¨²n no superado por el sistema educativo en Espa?a.
Todo lo contrario a lo que encontr¨® Lled¨® en su experiencia alemana. Primero en los a?os cincuenta en Heidelberg, ayudado, entre otros por un fil¨®sofo como Hans-Georg Gadamer. M¨¢s tarde en Berl¨ªn. All¨¢ se fue primero con 6.000 pesetas, ¡°una locura muy sensata¡±, dice. Aunque solo fuera porque entendi¨® que la profundidad del conocimiento se despertaba con el aliciente de la propia voluntad sin necesidad de recorridos superfluos obligados por paup¨¦rrimos planes de estudio.
La vuelta a Espa?a lo llev¨® a Valladolid, tambi¨¦n a la Universidad de La Laguna, en Tenerife, y a Barcelona¡ All¨ª sufri¨® la bofetada brutal de su viudedad al perder a Montserrat Macau, su esposa. Lidi¨® con la vida, la dobleg¨® con sus triunfos cotidianos a base de estudio. Llenaba sus clases, se convirti¨® en legendario por su heterodoxia sin guion aparente en busca de misterios y razones.
Comenz¨® a escribir m¨¢s a fondo lo que durante toda su vida hab¨ªa sido materia de clases. Conform¨® una obra que queda hoy como ejemplo del pensamiento multidisciplinar. Del epicure¨ªsmo a la educaci¨®n, del lenguaje al puente que une lo hel¨¦nico con el presente, de la ¨¦tica a la felicidad, de la amistad al mecanismo silente de la escritura.
Ingres¨® en la Real Academia Espa?ola (RAE) en 1994 con el cometido de fijar adecuadamente los t¨¦rminos de la filosof¨ªa en el Diccionario. Dej¨® una estela leal de disc¨ªpulos. J¨®venes que no olvidan el milagro de haberle escuchado disertar sobre el lenguaje de las ¨¢nforas y para los que siempre tiene una silla a mano en su casa. Lo bello es dif¨ªcil, cierto. Pero cu¨¢nto m¨¢s sencillo resulta si Lled¨® nos lo descifra.
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