Entender (por fin) ¡®Twin Peaks¡¯
Cuando se cumplen 30 a?os del estreno de la serie de David Lynch, el pensador Pacome Thiellement publica en Espa?a los escritos en los que lleva una d¨¦cada analizando la serie que se convirti¨® en arte
En el principio fue Laura Hunt. Es decir, en el principio fue el cl¨¢sico de Otto Preminger Laura. En ¨¦l, un inspector de polic¨ªa investiga el asesinato de una joven publicista, Laura Hunt, magn¨¦tica y enigm¨¢tica a un mismo tiempo. Mientras interroga a los sospechosos, el inspector se obsesiona con ella. En concreto, se obsesiona con una fotograf¨ªa suya, ante la que, en mitad de la cinta, se queda dormido. En ese momento, como apunta el pensador Pacome Thiellement (Par¨ªs, 45 a?os), la pel¨ªcula se aletarga. Al espectador le pesan los p¨¢rpados. ¡°Es a prop¨®sito¡±, dice Thiellement, pues ese ¡°es el momento que elige Laura para volver de entre los muertos y despertarlo¡±.
Thiellement lleva m¨¢s de una d¨¦cada tratando de desentra?ar otro misterio, el de Twin Peaks, dedic¨¢ndole el mismo esfuerzo ¡ªactivamente multidisciplinar¡ª que le dedicar¨ªa cualquier experto en otra obra narrativa tan cr¨ªptica, multirreferencial y juguetona, como, por ejemplo, el Ulises de James Joyce. ?A qu¨¦ clase de conclusiones ha llegado? A unas que iluminan no solo la obra en cuesti¨®n ¡ªcasi un viaje interestelar en la concepci¨®n no ya del medio, la televisi¨®n, sino de la idea misma del espect¨¢culo y el espectador¡ª sino la filmograf¨ªa al completo de su creador, David Lynch.
¡°Las alusiones a la cinta de Preminger ser¨¢n muy numerosas en los primeros episodios de la serie y competir¨¢n con otras, dejadas como piedrecitas de Pulgarcito, que remiten a V¨¦rtigo, de Alfred Hitchcock. Waldo es el nombre de un mainate ¡ªun tipo de p¨¢jaro¡ª, Lydecker el de su veterinario; el dict¨¢fono del protagonista se llama Diane ¡ªcomo la actriz que muere en Laura y que confunden con Hunt¡ª, Jacoby, el pintor del retrato de Laura es en el psicoanalista psicod¨¦lico¡±, se?ala el pensador en el nuevo libro Tres ensayos sobre Twin Peaks, que Alpha Decay publica por los 30 a?os del estreno de la serie. Por no hablar del papel central del retrato de la propia Laura, tanto en la pel¨ªcula de Preminger como en la serie de Lynch.
Tan central resulta el retrato en Laura que la actriz encargada de interpretarla, Gene Tierney, se lament¨® siempre de que de ella solo se recordaba la fotograf¨ªa, no su actuaci¨®n. Como ocurre con Sheryl Lee (Laura Palmer) en Twin Peaks. Al espejo con el que se abre y se cierra la serie podr¨ªa d¨¢rsele as¨ª otro sentido ¡ªla propia obra se mira en otra¡ª adem¨¢s de los que ya de por s¨ª se multiplican en la trama, repleta de dobles ¡ªpersonajes que interpretan a otros personajes¡ª. Hasta la propia serie se duplica en la telenovela que mira todo el pueblo, que no casualmente se llama Invitation to Love.
¡°Twin Peaks es como el amor¡±, dijo Lynch en su momento, ¡°necesita tiempo¡±. Pero es el tiempo precisamente, arguye Thiellement, lo que Twin Peaks destruye, desmiembra, reinventa. Instaura ¡°el tiempo desarticulado¡± del que habla Hamlet y del que habl¨® Philip K. Dick, un tiempo en el que ¡°no hay diferencia entre sue?o y vigilia¡±, porque como dice Phillip Jeffries en Fuego camina conmigo ¡ªcinta ap¨¦ndice del universo Laura Palmer¡ª ¡°vivimos en el interior de un sue?o¡±. Es el exceso de pasi¨®n, al arranque irracional, lo que, para el ensayista, disloca la cronolog¨ªa.
Hasta Twin Peaks, dice el pensador, el cine de Lynch hab¨ªa sido cronol¨®gico, luego, con excepci¨®n de Una historia verdadera, ya nunca lo ser¨¢. Se ir¨¢ disolviendo en peque?os at¨®mos de significado que liberar¨¢n al espectador de su propia condici¨®n de espectador. Y es, dice, ¡°de esa nostalgia de la Unidad de la que se nutre su relato¡±. ¡°A partir de Twin Peaks, su obra se llena de caminos que no conducen a ninguna parte¡±, que son, intrincados ¡°labertinos del alma¡± que se cierran sobre s¨ª mismos ¡°como un erizo¡±. Esto es especialmente observable en la tercera temporada de Twin Peaks, que Lynch estren¨® en 2017, 25 a?os despu¨¦s del supuesto final de la serie. En ella, todo est¨¢ alterado pero igualmente sigue ah¨ª.
¡°La ruta de retorno es mucho m¨¢s confusa, dif¨ªcil y enga?osa¡±, admite el pensador, pero ah¨ª est¨¢. ¡°Si buscamos, damos con las pistas¡±. Y recita la c¨¦lebre iconograf¨ªa de la serie: ¡°Un b¨²ho y tartas de cerezas en Las Vegas, una calle Sycamore y donuts en Buckhorn¡±. Es el infinito expandi¨¦ndose. La obra de arte estallando. ¡°Cuando el desconocimiento de lo real desaparece, desaparece tambi¨¦n la identificaci¨®n del espectador con el espect¨¢culo¡±, dice Thiellement. Cuando nada resulta comprensible, ni reconocible, cuando el espejo se ha roto en mil pedazos, ¡°el espect¨¢culo ya no existe¡±, y por lo tanto, el espectador queda liberado de serlo. En ese sentido, el cine de Lynch, concluye el pensador, ¡°libera el alma¡±.
Fundamental es tambi¨¦n no solo Dante ¡ªsu estructura del mundo en Tierra, Logia Blanca y Logia Negra es deudora de la obra clave del italiano¡ª sino la alargada sombra de Edgar Allan Poe. Porque Poe invent¨® todo aquello que Twin Peaks dispar¨® a la televisi¨®n. La novela de detectives ¡ªsu Auguste Dupin es anterior a Sherlock Holmes¡ª, la novela de terror, y la poes¨ªa moderna. Invent¨® hasta la figura del escritor que no solo vive de su obra sino que tiene que hacer cientos de cosas m¨¢s para vivir. Y lo que es m¨¢s importante, Poe fue el primer autor que trat¨® de explicar su proceso de creaci¨®n.
Ante el ¨¦xito de su poema El cuervo ¡ªprofundamente lynchiano: el narrador se lamenta de la p¨¦rdida de su amada y recibe en su cuarto a un cuervo que le insiste en que ¡°nunca m¨¢s¡± podr¨¢ visitarla en sue?os y tampoco olvidarla¡ª, Poe decidi¨® explicar de qu¨¦ forma se hab¨ªa gestado, dando a entender que su obra era del todo racional y respond¨ªa a unos objetivos claros. ¡°La obra ha caminado hacia su soluci¨®n con la precisi¨®n de un problema matem¨¢tico¡±, escribi¨®. Jorge Luis Borges dio por hecho que ment¨ªa. Pero ?y si no lo hac¨ªa? ?Y no hay en Lynch una narrativa clara de la propia concepci¨®n de la obra?
Toda obra, dice Thiellement, ¡°es la constituci¨®n de una po¨¦tica y la po¨¦tica es siempre una comunicaci¨®n por signos¡±. Lynch ha llevado el lenguaje de signos mucho m¨¢s lejos. Ha inventado a Gordon Cole, personaje que interpreta ¨¦l mismo, el supervisor del agente Cooper en Twin Peaks, para subrayar c¨®mo ha creado lo que estamos viendo. Es un demiurgo que ¡°confronta a los personajes con una imagen en movimiento cargada de s¨ªmbolos en vez de decirles lo que tienen que hacer¡±. Es Poe escribi¨¦ndose una carta a s¨ª mismo que todos van a poder leer. Si consiguen abandonar su condici¨®n de espectador.
De serie de culto a objeto art¨ªstico
Estrenada el 8 de abril de 1990, 'Twin Peaks' no tard¨® en convertirse en un objeto de culto. No era solo que la dosificaci¨®n del misterio ¡ªlos cap¨ªtulos se emit¨ªan de dos en dos una vez por semana¡ª inventase un nuevo tipo de espectador, uno activo, al que el ritmo de la narraci¨®n obligaba a lanzar sus propias hip¨®tesis y a disparar su propio mundo interior, era que lo que ve¨ªamos transgred¨ªa lo que hasta entonces se hab¨ªa considerado televisi¨®n. La ¡°erotizaci¨®n masiva de lo cotidiano¡±, esas escenas con aspecto de retablo ¡ªo cuadro en movimiento¡ª, y la casi concepci¨®n musical del conjunto ¡ªse ha comparado el ritmo de la serie con el de un swing ¡°extraordinariamente fluido¡±¡ª la hicieron talism¨¢n de unos pocos. Un a?o y 30 episodios despu¨¦s de su estreno, la serie fue cancelada. La muerte del no actor que interpretaba al principal villano, Bob, Frank Silva ¡ªque, en realidad, era el jefe de decorados¡ª, en 1995, frustr¨® cualquier intento de revivir el fen¨®meno, hasta hace tres a?os, cuando regres¨® convertida ya en un objeto art¨ªstico, una reflexi¨®n est¨¦tica, en plena disoluci¨®n de la idea misma de la televisi¨®n. Lo que viene a decirnos 'Twin Peaks', es que la televisi¨®n, asegura Thiellement, siempre ha sido ¡°un residuo ps¨ªquico de la vida¡±.
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