¡°Cuando agotemos el atraco habr¨¢ que acabar ¡®La casa de papel¡±
?lex Pina, creador del fen¨®meno, sopesa el hueco que ocupa la cuarta temporada en la incre¨ªble historia de la serie que se convirti¨® en fen¨®meno internacional
¡°Acaban de darme un dato extra?o¡±, anuncia al tel¨¦fono el guionista ?lex Pina, quien hoy estrena la cuarta temporada de La casa de papel, aquella peque?a serie de Antena 3 que Netflix convirti¨® en uno de los mayores fen¨®menos televisivos del mundo. ¡°El consumo de la primera temporada de La casa ha empezado a crecer en India. Cuando uno est¨¢ obligado a permanecer en casa, busca entretenerse como puede. Mi madre est¨¢ sacando fotos viejas de cajas. Otros ven ficci¨®n¡±.
?lex Pina (Pamplona, 52 a?os) guarda cuarentena en su casa, como pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n de Espa?a, como la de India, como 3.500 millones de personas en todo el planeta. Es un momento parecido ¨²nicamente a las obras que ¨¦l ha ideado para televisi¨®n: ¡°Siempre he hecho series claustrof¨®bicas por las posibilidades narrativas que ofrece: gente encerrada en un barco [El barco], en una c¨¢rcel [Vis a Vis], en un banco¡ Ahora es el espectador el que est¨¢ encerrado¡±. Tal vez no sea el mejor momento para soltar m¨¢s cap¨ªtulos de La casa de papel, en los que elenco no puede salir del Banco de Espa?a, inmersos en un sofocante atraco. Pero Pina disiente, con caracter¨ªstico ojo cl¨ªnico para las sensaciones extremas. ¡°F¨ªjate que hay como una buena sensaci¨®n. Vamos a abrir una ventana de ox¨ªgeno, podemos cambiar la atm¨®sfera gris y grave. Esta temporada tiene el valor a?adido de ofrecer algo que pide parte de la poblaci¨®n: entretenimiento¡±.
Coronavirus aparte, esta cuarta temporada ocupa un lugar extra?o dentro del fen¨®meno que es La casa de papel. Ya no es la serie que ya estaba acabada cuando recul¨® en Netflix y empez¨® a arrasar de forma p¨®stuma en un pa¨ªs tras otro de cuantos tuvieron acceso a ella. Tampoco es la primera tanda de nuevos cap¨ªtulos en salir tras convertirse en un exitazo: esa prueba de fuego se pas¨® el a?o pasado. La actual temporada tiene la ingrata misi¨®n de decidir qu¨¦ serie va a ser a partir de ahora, con los ojos de medio mundo mirando. ¡°La temporada anterior la hicimos con tanto miedo¡±, reconoce Pina. ¡°Nos hab¨ªamos convertido en n¨²mero uno en Italia, en Francia, Am¨¦rica Latina, y en pa¨ªses donde parece un milagro triunfar: Arabia Saud¨ª, Turqu¨ªa. Est¨¢bamos acojonados. Ten¨ªamos p¨¢nico al espacio vac¨ªo. ¡®No s¨¦ si esto es bueno o no, pero que no aburra¡¯, nos dec¨ªamos. Si el espectador iba a apagar el televisor quer¨ªamos que fuese por taquicardia, no por aburrimiento. La norma era meterle est¨ªmulos a la serie como comida a las ocas. Y est¨¢bamos tan subidos a esa lanzadera que al final soltamos dos misiles. Y no te digo en sentido figurado: en el cap¨ªtulo final soltamos dos misiles con dos bazookas. Ahora nos toca domesticar esta bestia que hemos creado para contar algo de los personajes, que en esa inercia no hab¨ªan podido hablar. Nos ha tocado reforzarlos, reposar el ritmo y aprender a navegar esta monta?a rusa: subir durante m¨¢s tiempo para que la bajada sea tambi¨¦n m¨¢s larga¡±.
Esa met¨¢fora encierra otra cuesti¨®n de calado m¨¢s hondo: ?cu¨¢nto tiempo querr¨¢ aguantar el mismo espectador en la misma monta?a rusa? Cada nueva temporada es un reto (¡°El hecho de que la serie transcurra durante un encierro te limita el flujo de personajes o tramas nuevas¡±, lamenta Pina), pero a la vez, es un corrosivo que erosiona la premisa de la serie. ?Cu¨¢ntos atracos multimillonarios va a aceptar el mismo grupo de personas en un mundo relativamente veros¨ªmil? ¡°Mucha gente nos pregunta si no tendremos que cambiar de tercio¡±, explica Pina. ¡°Pero ten¨ªamos un planteamiento, que era hacer la radiograf¨ªa de un atraco, mirada desde el punto de vista de unos personajes concretos. Un atraco, la tensi¨®n que genera, las relaciones humanas que fuerza, la polic¨ªa, la inteligencia como soluci¨®n a los problemas: eso es la serie. Cuando agotemos esas posibilidades habr¨¢ que irse. Hay que contar lo que has venido a contar de la forma m¨¢s corta posible e irte. Alargar es la palabra m¨¢s fea que se puede usar con una serie¡±.
La casa de papel ha contado dos atracos. El primero, antes de Netflix, iba a ser el ¨²nico que contasen. El segundo es el que est¨¢ resolviendo ahora. Se acerca el momento de decidir qu¨¦ pasa a continuaci¨®n, una sentencia casi tan dif¨ªcil como resucitar una serie ya terminada. En televisi¨®n el encargado de contar una historia casi nunca la controla del todo rara vez puede decidir cu¨¢ndo llega el final, el elemento m¨¢s importante. Eso depende del momento en que se canse el p¨²blico. ¡°Si t¨² escribes una novela, tienes un planteamiento, pasan ciertas p¨¢ginas y acabas. El cine es m¨¢s estricto a¨²n porque tienes 90 minutos: es como un relato, y no lo digo de forma condescendiente, ponle que es un relato de Raymond Carver¡±, explica Pina. ¡°Pero en las series tu tienes tu planteamiento y te expones a verlas venir. No tienes ni idea en los vericuetos en los que vas a tener que meterte. Te encuentras desnudo. Est¨¢s en una intemperie creativa¡±. Es otro tipo de confinamiento.
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