¡®Operaci¨®n Triunfo¡¯ mat¨® al rockero indomable
Maialen cant¨® ¡®Si te vas¡¯, de Extremoduro, y demostr¨® que el repertorio de Robe Iniesta funciona sin la suciedad y el fe¨ªsmo que les imprime su compositor
No sonaban en Los 40 ni sal¨ªan en Rockopop, o sal¨ªan muy poquito, casi como cuota, pero eso no les imped¨ªa reunir p¨²blicos masivos que llenaban plazas de toros y pabellones deportivos de toda Espa?a. Y, sin embargo, eran marginales. Su paradoja era su fortaleza: sosten¨ªan una industria rentable y vend¨ªan muchos m¨¢s discos que cualquiera del canon de la Movida, pero lo hac¨ªan como eremitas, sin mover un dedo por salir en la foto ni ganarse los elogios de la cr¨ªtica.
Eran heterog¨¦neos, aunque desde fuera sonasen id¨¦nticos. Nada ten¨ªan que ver los viejos heavies de los ochenta con los desali?ados poetas urbanos de los noventa: comparar Bar¨®n Rojo con Extremoduro supone insultar a ambos, pero en el fondo los dos grupos cantaban a las mismas calles y sus p¨²blicos compart¨ªan bares y repertorio de camisetas.
Los heavies de los ochenta ya estaban muy echados a perder. Fortu, el cantante de Ob¨²s, se convirti¨® en concursante de realities, y Sherpa, quien fuera cantante de Bar¨®n Rojo, es hoy el intelectual m¨¢s destacado de Vox (con permiso de S¨¢nchez Drag¨®). Los rockeros urbanos de los noventa, en cambio, permanec¨ªan puros. Hasta esta semana.
Maialen cant¨® Si te vas, de Extremoduro, en la ¨²ltima gala de OT, y demostr¨® que el repertorio de Robe Iniesta funciona sin la suciedad y el fe¨ªsmo que les imprime su compositor. Por m¨¢s que a sus fans nos espante escuchar esos versos en una voz bonita que da cada nota en su sitio, hay que reconocer que suena bien.
OT rompi¨® el espejismo de toda una cultura que se cre¨ªa tan irreductible como los galos de Ast¨¦rix. Resulta que s¨ª encaja en el canon de la decencia y de ese romanticismo de postal de San Valent¨ªn. Lo poquito que quedaba de aquellos barrios se lo llev¨® una voz bien empastada.
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