Emicida: ¡°Intento contar mi ¨¦poca m¨¢s all¨¢ de la historia oficial de Brasil¡±
El rapero estrena un documental que recupera su concierto en uno de los templos de la cultura elitista, la historia del movimiento antirracista y artistas negros
El Teatro Municipal de S?o Paulo es uno de esos lugares que siempre estuvieron fuera del alcance de los ciudadanos negros de Brasil aunque ninguna ley segregacionista como las de Estados Unidos les prohibiera la entrada. Emicida (Sao Paulo, 1985), uno de los raperos brasile?os m¨¢s relevantes, dio un recital a finales del a?o pasado en ese majestuoso edificio que se alza en el centro de la metr¨®poli. La sala donde actuaron Maria Callas o Duke Ellington acogi¨® un p¨²blico mucho m¨¢s negro y joven que el habitual. Este virtuoso de las rimas, dibujante y productor musical ha convertido aquel concierto en el hilo conductor del documental Amarelo, todo es para ayer, estrenado el d¨ªa 8 en Netflix. Es un homenaje a personalidades afrobrasile?as ignoradas por la historia y al movimiento antirracista nacido en plena dictadura en las escalinatas del teatro. Sin ellos, aquel chaval criado en la periferia por una madre empleada del hogar jam¨¢s habr¨ªa so?ado siquiera con ser Emicida, explica el artista en una entrevista realizada por videoconferencia antes del estreno. Su madre es la ¨²nica que a¨²n le llama Leandro.
Pregunta. La primera vez que entr¨® al Teatro Municipal, ?ya era famoso y poderoso?
R. S¨ª, ya era Emicida, lo que dice bastante sobre Brasil. Me gustar¨ªa que me hubieran explicado su grandeza desde peque?o.
P. ?Hasta qu¨¦ punto usted, los artistas que le acompa?aron y el p¨²blico estaban reescribiendo la historia de Brasil?
R. El Teatro Municipal fue un templo de la alta cultura, de la cultura elitizada, que se basa en la idea cuestionable de que el pueblo no entiende el arte. Aquello alejaba a los pobres, pero ?qui¨¦n no se emociona con un cuadro, una canci¨®n, un libro o un poema? No soy el primer artista negro, ni el primer representante de un movimiento popular a subir al escenario. Pero conseguimos llevar all¨ª dentro un n¨²mero inmenso de personas que pasan alrededor todos los d¨ªas, pero nunca se preguntan ?por qu¨¦ no hemos entrado nunca en ese teatro? Porque nunca nos han invitado a pertenecer a ¨¦l. Cuarenta a?os despu¨¦s del nacimiento del Movimiento Negro Unificado tuvimos la oportunidad de ocupar aquel escenario. Lo m¨¢s simb¨®lico, m¨¢gico, fue encontrar a algunas de las personas que estaban en aquellas escaleras luchando por un Brasil m¨¢s justo y colocarlos en medio del teatro.
P. Son tres hombres y una mujer a los que en medio del concierto les pide que se levanten.
R. S¨ª, s¨ª. El momento en que se levantan es muy fuerte porque ellos lucharon para que yo estuviese en ese escenario. Para que yo so?ase, para que creyera que pod¨ªa ser Emicida.
P. Sus trabajadas canciones son admiradas en los barrios de la periferia, pero tambi¨¦n por brasile?os de clase media, ?es usted un puente en este pa¨ªs donde esos mundos no se mezclan?
P. Vuelvo a la importancia del Municipal. Tal vez el evento que le dio m¨¢s fama en Brasil fue la Semana de Arte Moderno de 1922, capitaneada por Mario de Andrade, un gran escritor, cr¨ªtico, intelectual¡ era una especie de navaja suiza, hac¨ªa de todo. Cercano a esa burgues¨ªa paulistana heredera del caf¨¦, entend¨ªa que la cultura popular era la mejor lente para entender la realidad de Brasil. Algunos pueden considerarme un puente porque tengo material intelectualmente sofisticado, pero no creo que el pueblo no pueda entenderlo. Mi origen es mucho m¨¢s cercano al de las personas pobres de S?o Paulo, al contrario que el grupo que abraza a Mario. Nuestros libros de historia fueron discos. Si quieres conocer el R¨ªo de Janeiro de los a?os sesenta, necesitas escuchar el samba de entonces. Y ah¨ª en las capas de la poes¨ªa encuentras la vida en las favelas. Vas a tener otra perspectiva. Intento contar mi ¨¦poca m¨¢s all¨¢ de la historia oficial.
P. El documental es tambi¨¦n una invitaci¨®n para conocer otros artistas que quiz¨¢ la historia olvid¨® o ignor¨®.
R. Creo que el mejor t¨¦rmino es invisibilizados. El filme analiza una parte de la historia brasile?a de los ¨²ltimos cien a?os que fue invisibilizada. Muchos no conoc¨ªamos aquellas figuras.Yo se las presento a mi generaci¨®n para decirles que, sin la contribuci¨®n de esos hombres y mujeres, no existir¨ªa esa figura que tanto admiran que es Emicida.
P. Su obra es, en sus propias palabras, una combinaci¨®n de entretenimiento e instrumento pol¨ªtico. ?Ha cambiado el peso de cada uno de esos ingredientes a lo largo de su carrera?
R. Creo que no. El texto no necesita ser panfletario para hacer justicia al derecho de existir de las personas que sienten que no tienen ese derecho. Creo que ese equilibrio se da porque investigo mucho el lenguaje. En los ¨²ltimos a?os quiero entender c¨®mo cuenta una historia el samba y a partir de ah¨ª intento elaborar el rap. En (el disco) Amarelo presento esa manera de dialogar.
P. Da la impresi¨®n de que ley¨® mucho desde muy ni?o. ?D¨®nde le¨ªa?
R. En muchos lugares. Mi madre era empleada dom¨¦stica. Trabajaba en unas casas muy chic, donde ten¨ªan tebeos. Algunos (patrones) eran majos. Me ve¨ªan dibujar y me daban papeles, rotuladores y le dec¨ªan a mi madre, ¡®Jacira, ese ni?o tiene talento y tal¡¯. Pero a algunos no les gustaba y prohibieron a mi madre que me llevara al trabajo. Como no ten¨ªa con qui¨¦n dejarme, empec¨¦ a quedarme en casa solito. Mi madre me compraba tebeos antiguos, que eran muy baratos. Luego frecuent¨¦ bibliotecas y empec¨¦ a entender mejor ese ambiente de exclusi¨®n y esa relaci¨®n problem¨¢tica que Brasil tiene con el pensamiento cr¨ªtico, con la intelectualidad. Y por mis caracter¨ªsticas ¡ªun ni?o pobre de piel oscura es entendido a menudo en Brasil como un chaval sin familia, cercano a la delincuencia¡ª no fueron pocas las instituciones en las que fui perseguido por los de seguridad porque en sus cabezas yo representaba alg¨²n tipo de destrucci¨®n. No pod¨ªa quedarme mucho tiempo dentro, pero frecuente muchas bibliotecas, porra. Mucha librer¨ªa. Acab¨¦ haciendo amistad con los due?os de muchas librer¨ªas de viejo. Me dejaban quedarme all¨ª sentado leyendo cuando no pod¨ªa comprar.
P. ?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que Emicida fue discriminado?
R. Es una buena pregunta. Ni me acuerdo.
P. Eso es bueno.
R. Vivo en una casa c¨®moda en un barrio seguro. Salgo solo para trabajar. No estoy a merced de esa estructura que hay en Brasil con la misma frecuencia de las personas que llevan una vida menos confortable. Es por eso que no siento esa discriminaci¨®n. Pero ahora que me lo pregunta, recuerdo una ocasi¨®n interesante. Tengo una casa en un barrio de la zona norte, en un edificio con verja. Y un d¨ªa fui all¨ª, hab¨ªa perdido la llave, iba con prisa. Estaba en la puerta del edificio donde viv¨ª unos cinco a?os, una se?ora fue a abrir la puerta y, para cuando fui a decirle que dejara abierto que iba a entrar, golpe¨® la puerta, la cerr¨® y sali¨® corriendo desesperada. En su cabeza alguien de mis caracter¨ªsticas no pod¨ªa querer nada m¨¢s que cometer un delito. Se fue asustada, corriendo con el bolso bien sujeto. Fue triste. Me fui con ganas de llorar, pero la verdad es que vivo una situaci¨®n mucho m¨¢s c¨®moda porque me relaciono con menos personas y soy una figura p¨²blica.
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