Las mil vidas de John Lurie
El m¨²sico de la no wave y actor fetiche de Jim Jarmusch reconvertido a pintor por una rara enfermedad reaparece con una serie para HBO, Painting with John
Resulta complicado reconocer a John Lurie en ese se?or de 68 a?os con perilla, pantal¨®n corto y chanclas que protagoniza Painting con John, desde esta semana disponible en HBO. Son seis episodios de 20 minutos rodados en la casa del m¨²sico que fund¨® The Lounge Lizards y protagonista de las primeras pel¨ªculas de Jim Jarmusch en la isla caribe?a de Granada, donde reside hace siete a?os. La serie, dirigida por ¨¦l, se escuda en el pretexto de que Lurie ahora pinta acuarelas, su principal dedicaci¨®n actualmente, pero sobre todo sale ¨¦l hablando.
A veces sale a su jard¨ªn, que parece una selva tropical, y arroja neum¨¢ticos por una colina o recoge una rama que parece la trompa de un elefante. En una ocasi¨®n se monta en un coche y visita a un amigo. Pero la serie trata de ¨¦l y sus an¨¦cdotas. Puede ser algo que pas¨® en su infancia o una historia sobre sus test¨ªculos y Barry White (no quieran saber m¨¢s, hay que verlo para entenderlo). Parecer¨ªan relatos recitados si no hubiera esa sensaci¨®n de improvisaci¨®n. Aunque quiz¨¢s sea forzada. ?l mismo confiesa en una las pocas perlas de sinceridad que parecen escap¨¢rsele mientras pinta minuciosamente que los actores son unos soci¨®patas. ¡°Cuanto mejor actuaba, peor persona me volv¨ªa. No bromeo¡±, dice sin molestarse en desarrollar ninguna idea. Con excepciones, como el cap¨ªtulo que dedica a hablar de la fama. ¡°La fama se pega a ti. No puedes dejar de ser famoso. Me cost¨® mucho tiempo. Pero entonces ?Por qu¨¦ estoy haciendo esta serie?¡±, reflexiona.
?Qui¨¦n es John Lurie? Apareci¨® a finales de los setenta como l¨ªder de The Lounge Lizards. ?l con su saxo, su hermano peque?o Evan al piano y el guitarrista Arto Lindsay eran el n¨²cleo de ese combo jazz¨ªstico en las formas y punk en la actitud. Era el momento de la breve pero muy influyente no wave neoyorquina. Cuando en Inglaterra el punk daba paso a la comercial new wave, los m¨²sicos j¨®venes de Manhattan apostaban por todo lo contrario: Ruido, experimentaci¨®n, riesgo y nihilismo.
Su estilo, que ¨¦l mismo denomin¨® medio en broma como fake jazz, y su forma de vestir (esos trajes cl¨¢sicos muy americanos de pa?o ligero que se arrugan y esa actitud entre formal y desali?ada del rat pack), le unieron a otros estetas de la ¨¦poca con un pie en el futuro y otro en el pasado. Aunque hab¨ªa nacido en Minneapolis era el ep¨ªtome del cool del Downtown Manhattan y adem¨¢s de tocar actuaba. En el rodaje del largometraje Underground USA coincidi¨® con Jim Jarmusch, entonces t¨¦cnico de sonido, que en cuanto empez¨® a dirigir, convirti¨® a Lurie en su actor fetiche. Durante los ochenta combin¨® los Lizards con la interpretaci¨®n. Protagoniz¨® Permanent Vacation, Down By Law, Strangers Than Paradise o Mistery Train, de Jarmusch, y fue secundario en Paris, Texas, de Wim Wenders, La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo, de Scorsese o Coraz¨®n Salvaje, de David Lynch.
Se convirti¨® en un rostro conocido y un m¨²sico respetado. Como adem¨¢s de protagonizar los exitosos filmes indies de Jarmusch firmaba sus bandas sonoras, durante los noventa recibi¨® m¨¢s y m¨¢s encargos de m¨²sica para pel¨ªculas. Entre gira y gira emprendi¨® proyectos personales. Due?o de un humor sard¨®nico, en 1991 cre¨®, dirigi¨® y present¨® una serie para televisi¨®n, Fishing with John: un completo delirio. En cada uno de los seis episodios Lurie arrastraba a un invitado -Matt Dillon, Tom Waits, Jarmusch o Willem Dafoe-, a pescar con ¨¦l. Hablaban de cosas banales mientras, completamente fuera de sitio, intentaban atrapar un tibur¨®n o abrir agujeros en lagos helados de Maine a -18 grados cent¨ªgrados. Con el tiempo, aquella excentricidad se convirti¨® en serie de culto: el lejano referente de esta nueva aventura televisiva.
Despu¨¦s lleg¨® el periodo oscuro. Pr¨¢cticamente desapareci¨® durante la primera d¨¦cada de los dosmiles, hasta 2009, cuando public¨® su libro A fine example of art. All¨ª contaba que con el cambio de milenio hab¨ªa empezado a sentirse enfermo. Terribles migra?as, cansancio, y sobre todo, un desorden nervioso que le hac¨ªa imposible tocar. ¡°Ahora estoy mejor, pero apenas puedo escuchar m¨²sica, ataca directamente mi sistema nervioso, solo oigo un ruido insoportable¡±, dijo en una entrevista en 2010. Hab¨ªan tardado a?os en diagnosticarle la enfermedad de Lyme, un trastorno provocado por la picadura de una garrapata.
La enfermedad es el motivo de que empezara a pintar. Pero ni siquiera en la pintura todo fue tranquilidad. Asegur¨® ser acosado y amenazado de muerte por un amigo pintor. Dej¨® Nueva York para esconderse en California, en un rancho de su amigo Flea, de los Red Hot Chili Peppers. Despu¨¦s en Granada, donde termin¨® por asentarse.
Nada de esta vida apasionante aparece en la entra?able Painting with John. Habr¨¢ que esperar a la publicaci¨®n de esa autobiograf¨ªa que dice haber terminado. Los momentos importantes solo sirven como detalles para enmarcar los relatos. Por ejemplo, el tratamiento para el c¨¢ncer que recientemente super¨® es el lejano origen de una explosi¨®n del horno de gas de su cocina. Que a su vez es el motivo por el que sali¨® a la calle desnudo con un machete. Y todo as¨ª. Cuando termina la serie uno tiene la sensaci¨®n de haber pasado unos d¨ªas con un exc¨¦ntrico pintor jubilado yanqui. John Lurie ha hecho para HBO lo que le ha dado la gana. Que en realidad es lo que parece que ha hecho durante toda su vida.
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