¡®Small Axe: Educaci¨®n¡¯: El racismo se cuela en el colegio
La quinta y ¨²ltima entrega de la serie dirigida por Steve McQueen es la m¨¢s reflexiva y con un estilo m¨¢s espartano
Kingsley tiene 12 a?os, un padre ensimismado, una madre pluriempleada y una hermana mayor que sue?a con entrar en el mundo de la moda. ?l tambi¨¦n tiene sus sue?os: quiere ser astronauta y, si eso no fuera posible, jugar en el Tottenham Hotspur. Pero Kingsley, interpretado por el debutante Kenyah Sandy, es un chico despistado, con un pensamiento disperso, algo del todo normal en un ni?o de su edad. Si fuera blanco esto tal vez se arreglaba con clases de refuerzo y alg¨²n que otro castigo. Pero Kingsley es negro. Y a principios de los a?os setenta en Reino Unido los ni?os negros que presentaban algunas de las carencias que ¨¦l tiene eran inmediatamente enviados a escuelas de educaci¨®n especial. En los primeros cinco minutos de Educaci¨®n, el quinto y ¨²ltimo episodio de Small Axe (Movistar +), se nos ense?a ya c¨®mo de complicado va a ser para este ni?o, inspirado en la experiencia educativa del mismo Steve McQueen, alcanzar sus sue?os. En una clase de lectura Kingsley se pierde, parece que no sabe leer; si no lo ha memorizado, no lo sabe. Igual es que no sabe leer, pero est¨¢ claro que, a ¨¦l, en ese colegio, a leer no le van a ense?ar. Inmediatamente despu¨¦s, Kingsley sale de clase con sus dos amigos ¡ªun indio y un blanco¡ª, hablan de lo que quieren ser de mayores. ?l afirma que ser¨¢ astronauta. El chico blanco le dice que los negros no pueden ser astronautas. All¨¢ vamos.
Kingsley es enviado a una escuela en la que b¨¢sicamente lo que se hace es almacenar a los ni?os durante un tiempo. Es un desastre. Los profesores, cuando no son personas amargadas y racistas, son r¨¦plicas adultas de ni?os con problemas de aprendizaje. Cuando Kingsley pregunta qu¨¦ se supone que debe hacer durante un descanso, una profesora le sugiere que se suba a un ¨¢rbol, como, asegura, han hecho los antepasados de Kingsley en aquella selva de la que todos han salido. En este momento de la pel¨ªcula, escrita con gran sutileza por Alastair Siddons y el propio McQueen, el espectador puede intuir cierto racismo, pero parece claro que Kingsley tiene problemas de aprendizaje. Estamos preparados para una historia de superaci¨®n personal, no para una de racismo institucional ¡ªHollywood podr¨ªa hacer un remake en formato thriller¡ª. Incluso su madre cree que todo es culpa del ni?o. No parece haber nada perverso en el sistema, solo falta de recursos, dejadez y cierto poso racista que, en esta coyuntura y en estas pel¨ªculas, es casi parte del paisaje.
Pero la historia pega un giro brillante en el momento en que una psic¨®loga negra entra en acci¨®n. Hazel es una exprofesora que aparece en el colegio con el fin de recabar informaci¨®n que confirme las sospechas que tiene de que el caso de Kingsley, y el de otros miles de ni?os afrocaribe?os, forma parte de un plan para sacarlos del sistema educativo. Cuando Hazel conoce a Kingsley, inmediatamente ve en ¨¦l otro caso de ni?o negro que ha dado un resultado algo por debajo de la media en su test de coeficiente intelectual y que, con la excusa de que baja la media de la escuela, ha sido enviado a este agujero. Lydia, una antigua parlamentaria, es quien con la ayuda de Hazel est¨¢ trabajando en desenmascarar este plan. Cuando se lo explica a la madre de Kingsley, esta duda de que todo eso sea verdad. Su ni?o es algo corto y ella tiene que salir en un rato a fregar suelos. Pero Lydia la convence de que hay algo mal ah¨ª. Hacia el final de la cinta, enviar¨¢n una carta denunciando todo esto a la por entonces ministra de educaci¨®n brit¨¢nica, que no es otra que Margaret Thatcher. Si hay algo de esperanza en este filme, sin duda, no viene de esta escena.
Rodado con un estilo mucho m¨¢s espartano que las entregas previas, Educaci¨®n tiene mucho que ver con el cine de Alan Clarke o incluso con el de Ken Loach que la sorkiniana Mangove o ese videoclip largo que es Lovers Rock. Los interiores no tienen ning¨²n glamour vintage, apenas hay m¨²sica y el vestuario es tan b¨¢sico que por una vez, parece sacado realmente de una tienda de caridad y no de una de ropa de segunda mano en un barrio de moda. Adem¨¢s, McQueen decidi¨® rodar esta entrega en 16 mm y con la misma saturaci¨®n utilizada en la televisi¨®n de la ¨¦poca con el fin de mejorar la apariencia de la piel blanca en pantalla. Educaci¨®n es el m¨¢s narrativo y reflexivo de todos los filmes de Small Axe. Tambi¨¦n el m¨¢s femenino. El activismo es cosa de ellas y tal vez por eso es menos panfletario y mucho m¨¢s concreto. Que esta sea la ¨²ltima cinta de las cinco redime incluso a las anteriores de algunos de sus pecados; por acci¨®n, en la nada sutil Mangrove, y por omisi¨®n, en la excesivamente ornamentada Lovers Rock. Educaci¨®n es la m¨¢s bella porque no es bonita.
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