Cuba
En las grandes convulsiones de la historia, pocas veces ganaron los buenos. O se tornaron muy malos en el momento que consiguieron el trono
Adem¨¢s de zampar sin prisas y sin pausas, el placer casero m¨¢s grande en la vida de Tony Soprano consist¨ªa en ver documentales sobre la Historia. Igualmente estaba trabajando e inspir¨¢ndose ya que se consideraba un general o un emperador en permanente guerra. Yo, que jam¨¢s he tenido vocaci¨®n de liderar nada, tambi¨¦n disfruto con los investigadores, analistas y narradores de los grandes hechos hist¨®ricos. Sobre todo, con los libros del tan informado como inteligente Antony Beevor. Y concentro mi atenci¨®n en los documentales de la televisi¨®n y de las plataformas sobre las grandes convulsiones, protagonizadas inevitablemente por la violencia y la sangre, que han ocurrido en la historia de la humanidad. Constatando que pocas veces ganaron los buenos. O que se tornaron muy malos en el momento que consiguieron el trono.
La serie Cuba libre, que exhibe Netflix, cuenta los permanentes tormentos que han sufrido durante 500 a?os la mayor¨ªa de los habitantes de una isla caribe?a muy hermosa llamada Cuba. El imperio espa?ol les explot¨®, llevando el esclavismo a l¨ªmites atroces. Estados Unidos ech¨® a los espa?oles no con la intenci¨®n de liberar a Cuba, sino para ver qu¨¦ riquezas pod¨ªan pillar all¨ª. La mafia, encabezada por Luciano y Lansky, se repartieron los beneficios que ofrec¨ªa esa tierra a medias con el dictador Batista, un fulano enamorado de la corrupci¨®n absoluta.
Y luego lleg¨® Fidel Castro, el caudillo que supuestamente iba a otorgar r¨ªos de leche y miel a los eternamente oprimidos. Su r¨¦gimen sigue sobreviviendo con astucia, posibilismo, mentiras bien contadas e infamias encubiertas hasta la actualidad. Todo en nombre de la sagrada revoluci¨®n. Y enviando al infierno a los colegas que pudieran amenazar a su poder, su exclusiva droga, su raz¨®n de existir. Alardeaba de que la Historia le absolver¨ªa. No lo tengo tan claro. Ninguna dictadura merece perd¨®n. Aunque la gente tenga derecho a la educaci¨®n, la sanidad y un mendrugo de pan.
Puedes seguir EL PA?S TELEVISI?N en Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.