Enrique Bustamante, incansable defensor de los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n
El catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Audiovisual, que particip¨® en la primera gran reforma de RTVE, muri¨® el domingo
El domingo muri¨® Enrique Bustamante bajo la luz del cielo que le vio nacer en su M¨¢laga natal. Me consta que era feliz all¨ª en sus ¨²ltimos a?os. Era un hombre extraordinario. Trabajador incansable y de fuertes convicciones. Lleg¨® en los a?os setenta a Madrid a estudiar Sociolog¨ªa. Su tesis y sus primeros trabajos en el periodismo le llevaron a la comunicaci¨®n. Trabaj¨® para Cuadernos para el Di¨¢logo y colabor¨® con revistas de gran compromiso pol¨ªtico como El Viejo Topo.
En los ochenta nos fascin¨® a muchos de sus alumnos con su afilada perspectiva: esas ¡°voces m¨²ltiples: un solo mundo¡± del informe McBride, la defensa a ultranza de los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n, de la diversidad cultural y del pluralismo. Ese fue siempre su eje de preocupaci¨®n en la investigaci¨®n. No le interesaba demasiado el dinero ni los coches. Iba a clase en un Renault 4L. Defendi¨® su tesis, Los amos de la informaci¨®n en Espa?a, su primer trabajo sobre la concentraci¨®n de la propiedad de los medios. Con ese libro le lleg¨® la fama y el reconocimiento en los c¨ªrculos acad¨¦micos e intelectuales de aquella ¨¦poca.
Lleg¨® a Telos, una revista que supuso un gran revulsivo, una mirada distinta del cambio social. Visto con perspectiva, fue algo incre¨ªble para ser verdad. Lleg¨® la primera Asociaci¨®n de Investigadores de la Comunicaci¨®n, el embri¨®n de la AE-IC del que era actualmente su presidente. Recuerdo el primer congreso en el centro Conde Duque de Madrid. Un ¨¦xito total. ?l invit¨® a los que se convirtieron para generaciones en unos de los nuestros: Mattelart, Richeri, Flichy, etc¨¦tera. Dio un salto a la aldea global pasando por la sede de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) de Cuenca. Importantes seminarios, grandes debates, tiempos de ocio. Se convirti¨® en alguien influyente, un catedr¨¢tico de referencia.
Luego se fue a Santander a dirigir la UIMP con su amigo Ernest Lluch. Vivi¨® como una tragedia su muerte en un atentado terrorista. No entend¨ªa c¨®mo pod¨ªa haber pasado. En Fundesco [Fundaci¨®n para el Desarrollo de la Funci¨®n Social de las Comunicaciones] era la persona a la que todo el mundo preguntaba por el Minitel, por el videotex, por las televisiones privadas, por la RDSI, por la telefon¨ªa sin hilos, por eso de internet, etc¨¦tera. Demasiadas cosas para ver, como ¨¦l ve¨ªa, los verdaderos problemas del advenimiento de la sociedad de la informaci¨®n. Nunca crey¨® en ella. Un t¨ªtulo demasiado ambiguo para un hombre pragm¨¢tico.
En el camino, dos preocupaciones existenciales: Am¨¦rica Latina y las industrias culturales. Viv¨ªa con pasi¨®n lo que suced¨ªa en ese continente, esa mirada hacia los desfavorecidos, esas venas abiertas del continente. Estaba obsesionado con la cooperaci¨®n para la creaci¨®n de un verdadero espacio audiovisual latinoamericano y con el papel de las industrias culturales, tanto como motor del crecimiento econ¨®mico como por su efecto dinamizador y transformador en favor de las sociedades igualitarias.
Esa preocupaci¨®n le hizo dar el salto al observatorio de la Fundaci¨®n Alternativas. Otra vez, una nueva mirada. Preocupado porque la transformaci¨®n digital fuera m¨¢s democr¨¢tica, por el acceso a un servicio p¨²blico universal, por la construcci¨®n social de un contrapoder. Los dos libros en Gedisa sobre las industrias culturales ante la globalizaci¨®n y el reto digital fueron un ¨¦xito incre¨ªble. Lleg¨® su defensa a ultranza de la reforma de la televisi¨®n y radio p¨²blica. Lo p¨²blico como el necesario equilibrio de un sector desbocado por la red, el poder de las plataformas y el empoderamiento de la gente. ¡°?Por qu¨¦ solo piensas en internet?¡±, me dec¨ªa.
El domingo pasado fue un d¨ªa triste. Nos ha dejado un profesor serio y honesto con lo que estaba pasando en ese ecosistema medi¨¢tico que tanto le preocupaba. Miles de alumnos y cientos de doctorandos saben que atiendo a la verdad. Nos quedar¨¢ su obra extensa y brillante. Descansa en paz, que tu obra y tu recuerdo permanecer¨¢n. Hasta siempre, maestro.
Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez Monzoncillo es catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos.
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