El exquisito criminal Raymond Reddington
James Spader hace tiempo que dej¨® sus papeles de joven rebelde para reconvertirse en ¡®The Blacklist¡¯ en un enemigo p¨²blico n¨²mero uno que colabora activamente con el FBI
Cuando se anuncia que una serie estrenar¨¢ su novena temporada est¨¢ claro que goza del aprecio popular. Como dir¨ªa cualquier ejecutivo de la cadena productora citando a Tony Soprano: ¡°Dirijo un negocio, no un puto concurso de popularidad¡±. Hablamos de The Blacklist, la serie creada por Jon Bokenkamp, estrenada por la NBC hace nueve a?os, programada sus ¨²ltimas temporadas en Movistar+ e interpretada por un orondo James Spader que hace tiempo dej¨® sus papeles de joven rebelde para reconvertirse en Raymond Reddington, un enemigo p¨²blico n¨²mero uno que colabora activamente con el FBI. Es tiempo de perplejidad.
Reddington ofrece a un grupo especial de los federales la posibilidad de acabar o detener a los mayores criminales en activo. Posee una lista, ¡°la lista negra¡±, e impone una condici¨®n: colaborar estrechamente con una analista del grupo, la agente Elizabeth Keen, de la que varias temporadas despu¨¦s conoceremos las razones de su especial inter¨¦s.
Es, naturalmente, una serie s¨®lida con todos los recursos necesarios para una digna producci¨®n y unos personajes bien definidos, con el protagonismo absoluto del impert¨¦rrito Reddington, un gourmet exquisito capaz de valorar un buen vino o un buen plato con la misma satisfacci¨®n que descerrajarle un tiro en la cabeza a cualquiera de sus enemigos y, siempre, acompa?ado por su fiel escudero Dembe Zuma, un antiguo combatiente musulm¨¢n de Sud¨¢n del Sur. Tiempo de perplejidad, cosmopolitismo y avi¨®n privado.
Con el paso del tiempo y de las temporadas, el espectador y el grupo especial del FBI comprobar¨¢n que la colaboraci¨®n que ofrece el protagonista favorece a la seguridad mundial y al propio Reddington: se libra al mundo de peligrosos terroristas al mismo tiempo que se eliminan rivales. As¨ª es la vida.
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