Lo peor es volver a casa

De todas las virtudes de Momentos decisivos, la serie documental de Netflix sobre el 11-S, la mejor es la franqueza de los testimonios. El valiente queda como valiente, el desolado, como desolado, y el hip¨®crita, como hip¨®crita.

Estremece el cinismo del que fuera fiscal general, Alberto Gonzales, que se enorgullece de haber retorcido la letra peque?a de la ley para justificar las torturas y los pasotes represivos del Gobierno, y llegan a dar pena algunos altos funcionarios que balbucean al intentar dar razones de las barbaridades que consintieron, pero ni siquiera ellos eluden la mirada directa. Todo se narra con una crudeza contraria a cualquier eufemismo, como si les preocupase m¨¢s decir lo que quieren decir que salir guapos en la foto, algo muy raro en un mundo donde casi todos compiten por ser santos y puros.

Me emocionan en especial los testimonios de algunos soldados veteranos de Afganist¨¢n. El t¨¦rmino veterano suena algo ir¨®nico: siguen siendo cr¨ªos hoy. Un chaval que no tendr¨¢ ni 30 y lleg¨® a la guerra afgana reci¨¦n graduado del instituto se expresa con la sabidur¨ªa de un Zaratustra. La v¨ªspera de su regreso a Estados Unidos, el oficial de su pelot¨®n los reuni¨® y les dijo que a¨²n les quedaba lo m¨¢s duro de la misi¨®n: volver a casa. Los soldados, que contaban los segundos para subirse al avi¨®n y se hab¨ªan cansado de preguntarse qu¨¦ carajos hac¨ªan en el culo del mundo, se rieron. ¡°Ten¨ªa raz¨®n¡±, dice el chico sabio en el documental: ¡°Hasta bastante despu¨¦s no me di cuenta de lo much¨ªsimo que me hab¨ªa cambiado la guerra, una parte de m¨ª muri¨® en Afganist¨¢n¡±. Lo dice con el aplomo sereno de lo que no tiene remedio, sin ¨¢nimo de epatar o convencer de nada. En su dicci¨®n hay m¨¢s verdad que en un mill¨®n de an¨¢lisis geopol¨ªticos.

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