Mario Camus

Ignoro a cu¨¢ntos escritores publicados conoce usted, pero le contextualizo por si no conoce a ninguno: a todos nos viene bien que nos compren alguna novela para adaptarla a cine o televisi¨®n. En Los ilusos, de Rafael Azcona, los poetas so?aban con que una se?ora mayor les invitara a recitar a su casa, y ahora comer¨ªamos m¨¢s y mejor (sobre todo lo segundo) si Netflix le echase un ojo a alguno de nuestros trabajitos. Todos los d¨ªas alg¨²n escritor suelta en Twitter que le han comprado los derechos de una novela; todos los d¨ªas lo ven los de las plataformas y le relegan al final por bocazas.

Adaptar ¡ªlo sabe cualquier lector¡ª no es trasladar a la pantalla. ¡°Me gust¨® m¨¢s el libro¡± es la primera frase de cualquier ni?o que descubre la lectura. Y es una frase maravillosa. Porque el cine y la televisi¨®n crean lectores. Y los lectores son personas a las que se les brinda la oportunidad de conocer lo que nunca vieron.

Este viernes falleci¨® Mario Camus. Fortunata y Jacinta, La forja de un rebelde, Los santos inocentes, o La colmena no eran adaptaciones f¨¢ciles. ?l supo hacerlas. Le menciono como guionista y tambi¨¦n como director: Los santos inocentes ten¨ªa un lenguaje, y de ese lenguaje nac¨ªa un mundo, y ese mundo lo supo mostrar Camus. No todo el material a adaptar es tan exigente como el de Barea o P¨¦rez Gald¨®s, pero s¨ª pide lo mismo: escuchar. Escuchar al libro, a los personajes, escuchar el ritmo de la palabra. Y en eso Mario Camus era ¨²nico. Sea usted escritor o no, mantenga cerca la ventana que abr¨ªa Mario Camus: la vida se entiende mejor cuando se mira m¨¢s all¨¢ de la pantalla que hay entre nuestros ojos y el mundo.

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