Jorge Alesanco: el hombre aceptado por una manada de leones
El naturalista y et¨®logo presenta la serie documental ¡®El rey de la sabana¡¯ (La 2), donde mostrar¨¢ sus experiencias con los felinos
Era un ni?o que solo levantaba unos palmos del suelo cuando, durante una visita al Museo Nacional de Ciencias Naturales, su mirada se cruz¨® con la de unos leones que estaban expuestos. Desde entonces, Jorge Alesanco (Madrid, 52 a?os) siente que ¡°hay un rayo de energ¨ªa¡± que le conecta con estos felinos: ¡°Me inspir¨® much¨ªsimo el hecho de estar casi a ras con los leones. Desde aquel entonces ?frica era mi sue?o y el le¨®n ya era el animal del rey de los animales. Tuve una impresi¨®n absoluta de la perfecci¨®n de estos animales, del poder que irradian, de la fuerza absoluta que tiene su taxonom¨ªa¡±. Ya como adulto, atiende la entrevista el jueves 11 de noviembre al lado de esa misma vitrina, que le sigue inspirando. Formado como naturalista y et¨®logo, cree que ese rayo de energ¨ªa les ha llevado a estar juntos en la naturaleza: vive desde el a?o 2007 en Mas¨¢i Mara (Kenia) muy cerca de ellos, que le han aceptado como uno m¨¢s de la manada. Ahora, junto con el director Regis Francisco L¨®pez ha recogido esa experiencia a lo largo de ocho cap¨ªtulos en El rey de la sabana, una serie documental estrenada en La 2 este domingo, d¨ªa de la semana en el que se emitir¨¢n los otros siete a las 20.30.
La vida en la naturaleza se ha convertido para Alesanco en ¡°una rutina¡± que disfruta ¡°cada d¨ªa¡±. En Kenia vive solo acompa?ado de su mujer, su perro y la sabana. Cerca de su estudio hay leopardos, guepardos, hienas, babuinos, cocodrilos y p¨¢jaros tejedores. Pero sobre todo, habita una manada de leones a la que lleva siguiendo y estudiando durante m¨¢s de una d¨¦cada. Conoce a todos por su nombre y los considera una parte imprescindible de su vida. Ha compartido con ellos m¨¢s de 3.000 noches y asegura que est¨¢ cumpliendo su sue?o ¡°de vivir en la sabana, absolutamente perdido y en compa?¨ªa m¨¢s de los animales que de las personas¡±. Tanto que solo el hecho de volver a pisar la ciudad le da ¡°un poco de pereza¡±. Sobre todo, el madrile?o quiere dejar claro que no es ¡°ni un loco ni un exhibicionista¡±, sino ¡°alguien que ha estudiado a los leones y sabe muy bien lo que hace¡± y que sabe d¨®nde est¨¢n los l¨ªmites.
Cuando Alesanco conoci¨® a la manada, hace m¨¢s de 10 a?os, apenas pod¨ªa acercarse a ella. Ahora asegura que se entienden a la perfecci¨®n. ¡°Creo que hablo con ellos. Yo entiendo su idioma y ellos a la vez entienden el m¨ªo. A lo largo de este tiempo hemos compartido tantas conversaciones humanas como conversaciones leoninas¡±, dice el naturalista, que asegura que disfruta de ambos di¨¢logos por igual. ¡°Cuando a las leonas les digo hasta ma?ana si Dios quiere saben perfectamente que me voy. Muchas veces no quieren que me vaya y se vuelven a levantar y se ponen delante para seguir estando conmigo. Al igual que yo a ellas cuando emiten sonidos, abren los ojos o mueven las orejas en ciertos ¨¢ngulos. Yo entiendo perfectamente su idioma y ellos entienden el del hombre. Puede parecer algo muy impresionante, pero ocurre exactamente igual con los perros, los caballos y otros animales m¨¢s cercanos al hombre¡±.
Creer en las fieras
El naturalista comparte mucho tiempo con la manada, ya sea mientras comen, mientras descansan o mientras juegan. En muchas ocasiones incluso son los felinos los que se arriman a ¨¦l. Por ejemplo, cuando tienen nuevas cr¨ªas, que se acercan a presentarle como un miembro m¨¢s de la familia. Alesanco tiene una fe ciega en las fieras: ¡°Son animales que est¨¢n dotados de unas armas para matarte y son conscientes perfectamente de que son lo suficientemente fuertes para matar a un cong¨¦nere sin contemplaciones, igual que nosotros los humanos, que nos podr¨ªamos llamar a nosotros mismos fieras tambi¨¦n. Pero la naturaleza ha hecho que las fieras tengan un control de s¨ª mismos muy importante para no crear un caos, para no crear una posible tiran¨ªa o para poder tener una compasi¨®n m¨¢s acentuada que los animales que no son fieras¡±.
Esta conexi¨®n y cari?o mutuo ayud¨® a que, tanto ¨¦l como el equipo, se sintieran m¨¢s acompa?ados en el a?o de la pandemia. En el confinamiento se quedaron aislados en Mas¨¢i Mara, rodeados de una naturaleza que no se vio afectada por el virus, pero que tambi¨¦n vivi¨® una mala ¨¦poca. Mientras el coronavirus asolaba a la mayor parte del planeta, la sabana viv¨ªa una de las peores inundaciones de la historia. Muchos animales se vieron obligados a marcharse de la zona, lo que dej¨® a los depredadores sin presas que cazar ni de las que alimentarse. Desde el estudio de Alesanco, convirtieron esta crisis en un documental, Pandemia salvaje, que les vali¨® la Medalla Mundial de Oro en el certamen New York Festivals, compartiendo premio con el documental oscarizado Lo que el pulpo me ense?¨®.
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