¡®Dopesick¡¯, contra la farmac¨¦utica del demonio
La muy recomendable serie de ficci¨®n reconstruye los estragos de la epidemia de los opi¨¢ceos en EE UU y la tenaz investigaci¨®n del fiscal que dio el primer paso contra la familia Sackler
Por unos segundos las im¨¢genes de archivo se mezclan con la ficci¨®n en el arranque del ¨²ltimo episodio de Dopesick: historia de una adicci¨®n (Disney+), la muy recomendable miniserie de ocho cap¨ªtulos que reconstruye la epidemia de opi¨¢ceos en EE UU y la tenaz investigaci¨®n del fiscal que dio el primer paso contra Purdue Pharma y sus due?os, la poderosa familia Sackler. Recetadas a diestro y siniestro en consultas de todo el pa¨ªs, sus pastillas OxyContin provocaron el infierno que en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha matado a medio mill¨®n de personas en su pa¨ªs, adem¨¢s de dejar un reguero de criminalidad y desesperada adicci¨®n que perdura: en 2019 m¨¢s de 10 millones de estadounidenses se sobremedicaron con opi¨¢ceos y m¨¢s de un mill¨®n y medio eran ya adictos.
Lo que asoma por esas fugaces im¨¢genes documentales del cap¨ªtulo final es el perfil de la fot¨®grafa Nan Goldin en uno de los grandes museos que se han beneficiado del dinero de los Sackler y entre los que se incluyen el Louvre, el Metropolitan de Nueva York, la Serpentine Gallery en Londres o el Guggenheim. Precisamente, fue en el famoso atrio central del Guggenheim neoyorquino donde Goldin ¡ªque lleva a?os liderando la campa?a para desenmascarar la filantrop¨ªa de los Sackler y, de paso, abriendo un debate sobre las grandes fortunas y sus mecenazgos¡ª, lanz¨® al aire junto a otros activistas miles de octavillas que, en forma de prescripci¨®n m¨¦dica, denunciaban la complicidad de estos museos con una familia tan criminal como sensible a las bellas artes.
Basada en el libro Dopesick: Dealers, Doctors and the Drug Company that Addicted America, de la periodista Beth Macy, Dopesick ocurre mucho antes, concretamente a mediados de los a?os noventa, cuando el OxyContin sali¨® al mercado con una tramposa campa?a comercial y, lo que es m¨¢s grave, con el benepl¨¢cito de la Agencia estatal para la regulaci¨®n de alimentos y medicamentos (FDA, por sus siglas en ingl¨¦s). La serie est¨¢ dirigida en sus primeros cap¨ªtulos por Barry Levinson y tiene a Michael Keaton como productor ejecutivo y actor principal. Uno de los aspectos m¨¢s notables de esta ficci¨®n dram¨¢tica es su labor did¨¢ctica, resuelta con una narrativa sencilla y clara que, eso s¨ª, abusa de esas ramplonas cortinillas con fechas que permiten continuos saltos cronol¨®gicos entre d¨¦cadas. Dopesick expone con ritmo y solidez en qu¨¦ consist¨ªa la endiablada pir¨¢mide de la llamada crisis de los opi¨¢ceos y c¨®mo la familia Sackler gan¨® billones gracias a la adicci¨®n de sus consumidores mintiendo a todo el mundo, incluido el congreso de EE UU. Quiz¨¢ la serie peca de esquematismo en su mapa de la corrupci¨®n pol¨ªtica que favoreci¨® este esc¨¢ndalo de la salud p¨²blica, pero todo lo dem¨¢s, de la investigaci¨®n fiscal y policial al dolor de las v¨ªctimas, transpira verdad gracias a una serie de personajes bien escritos y a¨²n mejor interpretados.
Michael Keaton, que en los ¨²ltimos tiempos parece embarcado en una suerte de Episodios Nacionales sobre los grandes casos judiciales estadounidenses, da vida a un m¨¦dico rural entregado al cuidado de una comunidad minera de las monta?as Apalaches donde los accidentes laborales y la vida extremadamente dura provoca muchos dolores cr¨®nicos. Fue la zona cero para probar la oxycodona, el opi¨¢ceo que cundi¨® gracias a una agresiva maquinaria de propaganda y a una red de comerciales que distribuyeron, con todo tipo de artima?as, la patra?a de que apenas era adictivo. Junto a Keaton, destacan el obsesivo ayudante del fiscal que interpreta Peter Sarsgaard, la peleona agente de la DEA en la piel de Rosario Dawson o la desgraciada adicta que da vida la estupenda y joven actriz Kaitlyn Dever, cuyo descorazonador calvario se clava entre lo mejor de la serie.
Dopesick se centra en uno de los episodios clave de la tenebrosa saga de los Sackler, que ha retratado con maestr¨ªa el periodista estadounidense Patrick Raden Keefe en El imperio del dolor (Reservoir Books) y cuyas devastadoras consecuencias tambi¨¦n se expon¨ªan en el documental de HBO El crimen del siglo, de Alex Gibney, que ahondaba en la escandalosa connivencia entre la industria farmac¨¦utica y el poder pol¨ªtico. Pero quiz¨¢ la guinda audiovisual est¨¦ en la web Sackler Gallery. En ella se puede contemplar a actores como Bryan Cranston, al propio Keaton, Richard Kind o Michael K. Williams ¡ªel m¨ªtico Omar de The Wire, fallecido hace unos meses por un c¨®ctel en el que tambi¨¦n estaba otro opi¨¢ceo con receta, el fentalino¡ª, vestidos de Richard Sackler en 2019 para el programa Last Week Tonight, de John Oliver. Con todo este material se abri¨® una p¨¢gina en la que a trav¨¦s de peque?os sketches quedan en evidencia las c¨ªnicas declaraciones y correos electr¨®nicos del presidente de la compa?¨ªa durante la expansi¨®n del OxyContin. Merece la pena verlo y escucharlo para descubrir el descaro y repulsivo desd¨¦n de un aut¨¦ntico demonio con traje y corbata.
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