¡®La edad dorada¡¯ sit¨²a la diplomacia del cortejo de ¡®Downton Abbey¡¯ entre guerras empresariales y segregaci¨®n racial
La nueva serie de Julian Fellowes, ambientada en un Nueva York decimon¨®nico, acierta al recuperar buena parte de un universo ya conocido sin olvidarse de expandir sus miras
Fue la obsesi¨®n del espectador estadounidense por el glamur, a?ejo y europeo, que desprend¨ªa Downton Abbey lo que hizo de la serie brit¨¢nica un ¨¦xito tan rotundo que ha terminado por convertirse en una fruct¨ªfera saga cinematogr¨¢fica. Julian Fellowes, el creador de aquella producci¨®n de ITV, decidi¨® deleitar a sus seguidores m¨¢s devotos regal¨¢ndoles su propio drama hist¨®rico. Con La edad dorada (The Gilded Age), ambientada en el Nueva York de finales del siglo XIX, acierta al recuperar buena parte de un universo ya conocido sin olvidarse de expandir sus miras, gracias al salto que el relato da en el tiempo y el espacio.
En esta nueva serie, ya disponible en el cat¨¢logo de HBO Max, los personajes no orbitan en torno a los royals europeos del periodo de entreguerras, sino al m¨²sculo econ¨®mico de los Vanderbilt, los Astor y los Rockefeller. Es esta aristocracia suced¨¢nea la que sirve de subterfugio para garantizar al espectador buenas dosis de planos secuencia que recorren salones que parecen un museo de artes decorativas y se detienen en las lujosas prendas de sus protagonistas. Tambi¨¦n permite a Fellowes impartir de nuevo una clase maestra sobre el ascenso (y ca¨ªda) social y la diplomacia del cortejo.
Esta obra de escapismo televisivo abandona el campo y el castillo isabelino de los Crawley y los sustituye por un entorno m¨¢s urbano, en Nueva York. Cuando la joven y hu¨¦rfana Marian Brook se muda a la gran ciudad para vivir con sus t¨ªas Agnes van Rhijn y Ada Brook (Christine Baranski y Cynthia Nixon) acompa?ada de Peggy, una aspirante a escritora de raza negra, se ve envuelta en una guerra inesperada. En ese mismo momento, se instalan al otro lado de la calle los Russell, familia que ha encontrado la riqueza construyendo la incipiente red ferroviaria del pa¨ªs. Su matriarca, Bertha (Carrie Coon), est¨¢ decidida a integrarse en la alta sociedad del lugar a toda costa.
La convivencia entre los viejos y nuevos ricos recupera la lucha de clases de Downton Abbey y mantiene vivas las referencias a otro cl¨¢sico, Arriba y abajo (1971-1975), mostrando ahora la divisi¨®n f¨ªsica entre amos y sirvientes en las mansiones de Manhattan.
Tras un extenso y wikip¨¦dico piloto, centrado en presentar a los muchos personajes de La edad dorada, la realidad estadounidense suma capas a la serie a medida que avanzan sus cap¨ªtulos. La segregaci¨®n racial y, sobre todo, la agresiva lucha de poder en torno al dinero impulsan la trama de forma definitiva al final del tercero de ellos. Fellowes se asegura de que, mientras los espectadores se entretienen con las cuitas de una sociedad que ha quedado en buena medida en el pasado, asistan tambi¨¦n al nacimiento del mundo tal y como lo conocemos.
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