Prototipos

Hubo un tiempo en el que la gente, para referirse a su pareja so?ada, no dec¨ªa ¡°mi prototipo¡±. Parece una ¨¦poca tan lejana como aquella en la que los animales hablaban y aparec¨ªan en la linde del bosque para aconsejar a los aldeanos. Pero es m¨¢s reciente, se lo aseguro. No pretendo asediar el monopolio que algunos tienen de la nostalgia, pero cr¨¦anme si les digo que cuando compro alguna postal antigua, el texto manuscrito siempre tiene buena letra y ninguna falta de ortograf¨ªa.

C¨®mo han cambiado las cosas. Han bastado dos d¨¦cadas de talk shows para convertir un pa¨ªs de trabajadores precarios con posgrado en una naci¨®n de analfabetos funcionales.

Si ustedes no han trabajado nunca en la tele quiz¨¢s ignoren por qu¨¦ es. No culpen a Bel¨¦n Esteban, que ella no ha sido. Esta se?ora no es m¨¢s ignorante que quienes mandan sobre ella, esos jefes de programas con un rosario de m¨¢sters en el extranjero que vetan palabras porque ¡°mi madre no la conoce¡±. Y como ellos piensan que sus madres son lerdas, la poblaci¨®n general ¡ªque a ellos les da mil vueltas¡ª deja de escuchar, para siempre jam¨¢s, las palabras que ellos desconocen. No piensen en motivos ideol¨®gicos: es incultura y un poco de soberbia, tambi¨¦n.

Mientras tanto, queda lo del prototipo. Hay gente que nunca ha escuchado ni le¨ªdo otra acepci¨®n de ¡°prototipo¡± que no sea la que dec¨ªa al principio. El robot de cart¨®n y plastilina que usted fabric¨® a los ocho a?os, que no funcionaba porque no ten¨ªa nada dentro, eso s¨ª era un prototipo.

El problema es que el lenguaje prototipo ya no es privativo de los tronistas. Ahora lo usan tambi¨¦n los tertulianos para hablar de la guerra, del gas, de la huelga. Es muy dif¨ªcil entenderse cuando no hay voluntad. Y si encima no sabemos hablar un mismo idioma, pues demasiado bien nos va.

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