¡®Los diarios de Andy Warhol¡¯: retrato de un hombre enamorado
La serie documental de Netflix escarba en las memorias del artista para alumbrar su cara m¨¢s desconocida, la de alguien inseguro y profundamente triste que mantuvo relaciones en las que sufri¨®
Los diarios de Andy Warhol, la miniserie documental de Netflix de seis cap¨ªtulos basada en los escritos personales del artista, proporciona una respuesta rotunda ¨Dquiz¨¢ no intencionada¨D a una cuesti¨®n que lleva a?os rondando la escena cultural: no se puede separar al autor de su obra. En el caso del icono del pop art, fulgurante estrella del siglo XX, ya se sab¨ªa que su producci¨®n estaba intrincada de manera ins...
Los diarios de Andy Warhol, la miniserie documental de Netflix de seis cap¨ªtulos basada en los escritos personales del artista, proporciona una respuesta rotunda ¨Dquiz¨¢ no intencionada¨D a una cuesti¨®n que lleva a?os rondando la escena cultural: no se puede separar al autor de su obra. En el caso del icono del pop art, fulgurante estrella del siglo XX, ya se sab¨ªa que su producci¨®n estaba intrincada de manera inseparable en el esp¨ªritu de su tiempo. El modelo de vida consumista, el culto a la celebridad, las marcas como aspiraci¨®n. Con testimonios de allegados que recuerdan su legado y figuras que analizan su relevancia cultural, la serie va un paso m¨¢s all¨¢ y presenta lo personal como art¨ªstico, vinculando el fondo y la forma de la obra de Warhol a las vivencias, deseos, secretos, temores y, sobre todo, los amores que marcaron su car¨¢cter.
La figura de Warhol no es comparable a otros artistas cuyo trabajo se juzga porque sean culpables de alg¨²n acto deplorable. Que se sepa, no viol¨® ni mat¨®. Pero a ¨¦l s¨ª que lo intentaron asesinar. Y ¨¦l mismo se ten¨ªa por una especie de monstruo. Cuando la escritora Valerie Solanas le dispar¨® en 1968 dej¨¢ndole a un mil¨ªmetro de la muerte y con la ves¨ªcula gravemente da?ada, comenz¨® a registrar sus memorias. Primero con una grabadora y, a partir de 1976, a trav¨¦s de Pat Hackett, colaboradora y amiga a quien llamaba cada ma?ana para dictarle los pormenores de sus jornadas: con qui¨¦n hab¨ªa comido, qu¨¦ ropa llevaban, cu¨¢ntos d¨®lares con sus centavos hab¨ªa pagado por el taxi. Tal y como hab¨ªa previsto, aquellas entradas se recopilaron en un libro dos a?os despu¨¦s de su muerte ¨Dacontecida el 22 de febrero de 1987¨D, aunque a Espa?a no lleg¨® hasta 2008. De ese volumen se nutre la serie producida por Ryan Murphy, que escarba en las dos pulsiones primarias, el amor y la muerte, para ofrecer una imagen desconocida y reconciliadora del padrino de los influencers.
Percibido ¡ªen parte, por su propia actitud¡ª como una persona asexual, Warhol vivi¨® romances plenos de amor y sufrimiento que apenas hab¨ªan trascendido y que componen el verdadero motivo central de la serie. Dos fueron novios serios: el limpiador de la Factory ¨Del estudio de arte fundado por Warhol¨D y m¨¢s tarde dise?ador de interiores Jed Johnson, y el ejecutivo de la Paramount Jon Gould. Tambi¨¦n sinti¨® una pasi¨®n plat¨®nica por su protegido y fuente de inspiraci¨®n el artista Jean-Michel Basquiat. En los ochenta, en el momento m¨¢s angustioso de la epidemia de SIDA, llamada entonces ¡°el c¨¢ncer gay¡± e interpretada por algunos como un castigo a un estilo de vida, la enfermedad se ceb¨® con su c¨ªrculo cercano. El propio Gould falleci¨® por esta causa a los 33 a?os, y el estigma y el miedo le acecharon hasta convertirse en su sombra.
M¨¢s all¨¢ de los jugosos chismorreos sobre la alta sociedad neoyorquina y las cr¨ªticas mordaces a sus protagonistas, de los que Warhol se revela un consumado experto, los diarios sacan a flote los sentimientos ocultos de un hombre profundamente inseguro, desesperadamente necesitado de cari?o y permanentemente insatisfecho. Ten¨ªa fama y dinero, eso a lo que tantos aspiran y tan pocos logran, pero all¨¢ donde iba siempre le acompa?aba un halo de tristeza. En un giro apropiado, aquel desdichado que quer¨ªa ser m¨¢quina para no sentir dolor revive en el documental por medio de una inteligencia artificial que pone voz a sus palabras impresas.
Dado que Warhol empez¨® a archivar sus recuerdos despu¨¦s del intento de asesinato, la serie no se detiene en la ¨¦poca anterior, su etapa m¨¢s conocida y celebrada: los a?os sesenta de la sopa Campbell y la Factory. Del hijo de inmigrantes checoslovacos criado en un recodo marginal de Pittsburgh, la narraci¨®n se posa en un artista consagrado pero considerado comercial. Su mayor anhelo consiste en recibir el reconocimiento de la escena art¨ªstica en may¨²sculas, de los medios de comunicaci¨®n, de sus iguales. Pero eso no lo conseguir¨¢ hasta despu¨¦s de morir, cuando no supere una operaci¨®n para extirpar su ves¨ªcula destrozada.
Entrados los setenta, la cr¨ªtica le acribilla y las ideas brillantes comienzan a disiparse. ?l frecuenta con demasiada asiduidad el club nocturno Studio 54. De aquella olla a presi¨®n de sexo, drogas y m¨²sica disco brotan facetas in¨¦ditas: empieza a producir piezas de alto contenido er¨®tico, se hace modelo masculino (y se vuelve anor¨¦xico), produce un espect¨¢culo de televisi¨®n en su s¨®tano, inicia una exploraci¨®n de la identidad de g¨¦nero a trav¨¦s del drag, flirtea con la abstracci¨®n en sus pinturas. Al usar a modelos como la activista LGTBI+ Marsha P. Johnson, halla un modo de celebrarse a trav¨¦s de personas hechas a s¨ª mismas frente a las adversidades.
Encumbrado como el inventor del ¡°yo, marca registrada¡±, el exc¨¦ntrico artista de la peluca rubia se consagr¨® como empresario de ¨¦xito: fue fundador de la revista Interview, retratista por encargo, emprendedor televisivo, director de cine y otras cuantas actividades. ¡°Los buenos negocios son el mejor arte¡±, dec¨ªa. Aunque lo que desprende la serie de Netflix es que, con Andy Warhol, cualquier cosa es susceptible de sublimarse. La vida misma es la performance definitiva. Tras varias d¨¦cadas de cinismo acumuladas, seguramente a Warhol hoy se le considerar¨ªa un vendido. Pero en su momento fue un pionero. Alguien capaz de materializar el sue?o americano, en realidad una fantas¨ªa universal: convertirse en aquello que uno sue?a. Aunque eso, como dan fe sus diarios, no tenga nada que ver con alcanzar la felicidad.
Warhol y Basquiat: como un padre y su hijo
La serie dedica un capítulo completo al intenso vínculo de amistad y colaboración entre Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat. El primero, ya metido en los 50, era una celebridad pero estaba pasado de moda. El segundo, un artista urbano veinteañero llegado del grafiti y la poesía, se consolidaba como la sensación del momento. Cuando en 1982 Bruno Bischofberger, el marchante que ambos compartían, los presenta, la primera reacción resulta incómoda: Andy le había dado algunos dólares a Basquiat en la época en que vendía camisetas por la calle y este se ofrece a devolverle el dinero. Pronto intiman y su relación va cobrando matices: se convierten en confidentes, casi un padre y su hijo. Warhol da señales de estar enamorado, pero Basquiat no le corresponde desde un punto de vista romántico. Con todo, emprenden una fértil alianza profesional: entre 1983 y 1985 pintan cerca de 200 cuadros, híbridos orgánicos entre el pop de uno y el neoexpresionismo del otro.
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