Chiara Fumai, la ¡®performer¡¯ feminista pose¨ªda por los esp¨ªritus

El arte de Chiara Fumai, original e influido por muchos, trasladado al propio cuerpo, convertido en un campo de batalla donde el arma m¨¢s potente son las propias contradicciones, se puede mirar como un abanico cargado de aire fresco, un artefacto que se activa al irse desdoblando los pliegues que lo conforman. De entrada, se trata de una propuesta radicalmente actual y tan antigua como el tiempo: una contraposici¨®n reveladora entre la moderna e intelectual performance y el at¨¢vico freak show, ese espect¨¢culo visceral de lo grotesco donde los monstruos suben a escena y destapan sus miserias para el disfrute del respetable. Las obras de la italiana (Roma, 1978 - Bari, 2017), que contribuyeron a definir la est¨¦tica del arte feminista, son presencia en estado puro, un aqu¨ª y ahora inamovible, fuerza m¨¢gica y tel¨²rica, de las que no queda ¡ªpor convicci¨®n de la artista¡ª, casi nada material que atestig¨¹e que una vez existieron. Empe?ada en trabajar sola, desde una estricta independencia que sirviera de certificado de autenticidad para su trabajo, la artista cont¨® siempre con aliadas, pasadas y presentes, que la acompa?aron y que a¨²n siguen haci¨¦ndolo despu¨¦s de su desaparici¨®n brutal y prematura.

Todo es un juego de espejos en torno a esta performer italiana que se suicid¨® a los 39 a?os, con solo diez de carrera aunque bastantes m¨¢s acumulados si se toma en cuenta su inagotable formaci¨®n, que desembocar¨ªa en una cosmovisi¨®n poblada por una colecci¨®n de personajes dispersos, mujeres excluidas de la historia que ella encarnaba en sus obras (de la te¨®sofa Madame Blavatsky a la escritora Carla Lonzi, fundadora del grupo feminista radical de los setenta Rivolta Femminile), y que comparten el gen de la incomodidad y una capacidad inherente de causar inconvenientes a la correcci¨®n pol¨ªtica. De ah¨ª que la exposici¨®n que La Casa Encendida de Madrid alberga hasta el 1 de mayo reproduzca esa misma estructura dualista, sim¨¦trica, de pares de opuestos que demarcan tanto su trayectoria como su personalidad, ambas cabezas nacidas de un solo cuello. En dos habitaciones enfrentadas se recogen las ropas, textos, libros, v¨ªdeos, dibujos, collages y objetos que permanecen de sus obras en directo y que representan, de un lado, una casa-museo inspirada en el domicilio de Fumai en Mil¨¢n y, del otro, la caseta en la que llev¨® a cabo sus performances en la Documenta de Kasel de 2012. M¨¢s dobleces: intimidad y exterioridad, privacidad y trabajo, morada y plaza p¨²blica.

Con el t¨ªtulo de Poemas que nunca mostrar¨¦, una alusi¨®n a una pieza que qued¨® inacabada, esta muestra coproducida por La Casa Encendida junto con otras instituciones culturales de Ginebra, Prato y Bruselas es la primera retrospectiva que se organiza en torno al trabajo de Fumai. Ha sido impulsada por los comisarios Milovan Farronato y Francesco Urbano Ragazzi, ¡°hermanas¡± y colaboradores de la artista desde sus inicios, adem¨¢s de fundadores, junto a otros amigos, e incluso la madre de la performer, de la Iglesia de Chiara Fumai, un proyecto concebido en 2018 para preservar su obra y su legado que es tambi¨¦n, como subraya Urbano, ¡°un culto en torno a su figura¡±. Una liturgia cuya ¡°biblia¡± es el cat¨¢logo de la muestra, una complet¨ªsima recopilaci¨®n de fotograf¨ªas y textos de la autora y de periodistas y cr¨ªticos.

No es casualidad que se invoque la memoria de Fumai desde la referencia de la espiritualidad. Su arte navegaba oc¨¦anos profundos y desconocidos, atracando en islas como la magia del caos, la teosof¨ªa, la autohipnosis y el ilusionismo. Todo ello se refleja en los sigilos que estampan sus dibujos y en sus textos atravesados por la escritura autom¨¢tica, pero tambi¨¦n en los t¨ªtulos de los libros que la construyeron y que ahora se exhiben en una vitrina que replica la que ella ten¨ªa en su domicilio. ¡°Chiara le¨ªa interseccionalmente, sus intereses abarcaban desde la historia de las religiones al ocultismo¡±, alaba Farronato. ¡°Ella era una estudiosa y una investigadora: le¨ªa para conectar con otras realidades y otras vidas. Creo que Chiara era una casa embrujada en s¨ª misma, que se abr¨ªa generosamente a los personajes que viv¨ªan a trav¨¦s de ella en su trabajo¡±.

En esas performances que se interpretan como hechos art¨ªsticos, rituales espiritistas y tambi¨¦n como una manera de hacer activismo y un aviso a navegantes sobre la fina l¨ªnea que separa la ficci¨®n de la realidad, la verdad de la impostura, Fumai encarnaba al mismo tiempo a la actriz y a la pensadora, a la creadora y a la m¨¦dium, entendida esta en un sentido no del todo figurado: por medio de las palabras, invocaba a mujeres vivas y muertas (tambi¨¦n alg¨²n hombre, como el mago Houdini) para reencarnarse en ellas, habitar en ellas, reactivando sus esp¨ªritus en un trance dentro de su propio cuerpo, y lanzando de ese modo reflexiones que atraviesan la historia del patriarcado y que cuestionan las preconcepciones sobre la identidad y los l¨ªmites del lenguaje y la comunicaci¨®n humanos. ¡°Cuando en la performance Escupamos sobre Hegel [Let¡¯s spit on Hegel, t¨ªtulo basado en un texto de Carla Lonzi] se convert¨ªa en Zalumma Agra¡±, explica Farronato, ¡°no sabemos cu¨¢l de las dos escup¨ªa sobre Hegel¡±.

Zalumma Agra, uno de los varios nombres recurrentes en las performances de Fumai, fue una esclava del siglo XIX, una belleza circasiana exhibida en el circo como ejemplo de pureza racial. Como ella, todas las personas que vivieron por segunda vez ¡ªy, de ese modo, adquirieron una renovada visibilidad¡ª a trav¨¦s Chiara Fumai fueron figuras en lucha permanente con la historia, funambulistas de la marginalidad: la mujer barbuda Annie Jones; la terrorista alemana Ulrike Meinhof, cuyo cerebro fue robado tras su muerte para llevar a cabo experimentos cient¨ªficos; la feminista y anarquista que intent¨® asesinar a Andy Warhol, Valerie Solanas, protagonista de la que quiz¨¢ sea la pieza m¨¢s conocida de la italiana: Chiara Fumai lee a Valerie Solanas (Chiara Fumai reads Valerie Solanas), donde la performer declamaba el Manifiesto SCUM, un alegato contra los hombres, frente a una pared con la frase ¡°Un artista masculino es una contradicci¨®n en s¨ª misma¡± (A male artist is a contradiction in terms).

¡°Chiara pon¨ªa en escena una realidad inc¨®moda¡±, subraya Urbano. Ante una obra de naturaleza transitoria e inmaterial, el gran reto de la exposici¨®n, como abunda el comisario, radica en ¡°transformar la capacidad performativa de Fumai en un espacio arquitect¨®nico habitable¡±. Es decir, en amarrar lo inasible y encontrarle un espacio donde cobijarse y hacerse tangible. De la intimidad de la artista a su yo m¨¢s p¨²blico, la retrospectiva quiere ser un muestrario detallado y elocuente de su ¡°mundo intelectual y generador¡±. Fumai muri¨® joven pero, como remarca su ¡°hermana¡±, ¡°dej¨® una amplia trayectoria¡±. ¡°Ella es una figura fundamental para la lectura de la historia de la performances, alguien que supo introducir en el centro del arte contempor¨¢neo la relaci¨®n entre el origen del arte performativo y el arte performativo mismo¡±.

¡®Chiara Fumai. Poemas que nunca mostrar¨¦. 2007-2017¡ä. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 1 de mayo.

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