Disparos, cortes, cirug¨ªas: los artistas radicales que hicieron de su cuerpo un campo de batalla
Antes que Wynnie Mynerva, que ha causado sensaci¨®n en Arco con un v¨ªdeo en el que se cose la vagina, otros creadores usaron su propio f¨ªsico como medio para expresar sus ideas
Desde que, a partir de los sesenta, el body art hiciera del cuerpo el medio art¨ªstico definitivo, no son pocos los creadores que han trabajado con su f¨ªsico para convertirlo en un soporte moldeable y permeable a las transformaciones. Incluso las causadas por la violencia. Una herramienta para experimentar de manera radical sobre los l¨ªmites del dolor y del placer y plantear nuevos debates sobre ese lugar incierto donde reside la identidad.
La artista de g¨¦nero no binario peruana Wynnie Mynerva ha causado sensaci¨®n en Arco con un v¨ªdeo en el que documenta la operaci¨®n a la que se someti¨® para coser su vagina. El proceso consiste en una especie de reasignaci¨®n de sexo con la que huir del dictado de los c¨¢nones que definen lo femenino y, tambi¨¦n, lo masculino. Su grito de protesta, que es tambi¨¦n un ejercicio de libertad sobre su propia persona, recoge el testigo de otros artistas radicales que, antes que ella, hicieron del cuerpo un campo de batalla art¨ªstica.
Chris Burden: Fallecido en 2015, el estadounidense es uno de los grandes referentes del arte de la performance. En su obra m¨¢s conocida, Disparo (1971), documentada en un v¨ªdeo, Burden se coloc¨® delante de la pared de una galer¨ªa, quieto, como si ¨¦l mismo fuera una escultura. Entonces, un amigo le dispar¨® con un rifle. La bala le alcanz¨® en el brazo, pero podr¨ªa haber sido peor. En aquella ¨¦poca, como explic¨® a?os despu¨¦s en una entrevista con The New York Times, el artista ve¨ªa todo el tiempo en la televisi¨®n ¡°c¨®mo disparaban a muchos chavales de mi edad¡±. Eran los a?os de la Guerra de Vietnam y las im¨¢genes cargadas de violencia se hab¨ªan convertido en un elemento m¨¢s de la cotidianidad, un ruido de fondo que, de tanto zumbar, se hab¨ªa vuelto imperceptible. Con su Disparo, Burden quiso poner en evidencia el papel c¨®mplice que todos jugamos como testigos mudos de situaciones que no deber¨ªamos permitir.
Gina Pane: La artista francesa, que realiz¨® sus obras m¨¢s conocidas en la d¨¦cada de los setenta (falleci¨® en 1990), hizo arte con su cuerpo para poner de relevancia algunas de sus dualidades: la distancia entre la existencia f¨ªsica y la psicol¨®gica, el individuo y la sociedad, la vida y la muerte, la presencia en el momento y el recuerdo que permanece. Su visi¨®n, ¨ªntimamente conectada con los postulados del feminismo, era hol¨ªstica e interseccional. Al cortarse el vientre con rajas en forma de cruz, recreaba im¨¢genes de la reproducci¨®n, ligada a la sangre de la menstruaci¨®n, y alud¨ªa al componente religioso instalado en la idea de la concepci¨®n. Al ascender sobre unos escalones cubiertos de p¨²as, expresaba su rechazo a la Guerra de Vietnam. Y al apelar al dolor a trav¨¦s del fuego, invocaba rituales ancestrales a trav¨¦s de los que las personas han intentado a lo largo del tiempo ponerse en contacto con los esp¨ªritus.
Marina Abramovic: Es, probablemente, la artista m¨¢s conocida por la brutalidad que ha infligido contra s¨ª misma. En una de sus primeras performances, Ritmo 0, celebrada en 1979, Abramovic plante¨® un experimento sociol¨®gico con el que arrojar luz sobre la indefensi¨®n a la que todos estamos sometidos como seres sociales. En una sala coloc¨® toda suerte de objetos, algunos inofensivos, como una boa de plumas, y otros tan peligrosos como una pistola cargada, para que los espectadores all¨ª presentes hicieran lo que consideraran con ellos. Ella se compromet¨ªa a no resistirse, y cumpli¨®. La velada, seis horas de sumisi¨®n ante lo impredecible, termin¨® con Abramovic desnuda y cubierta de sangre. Aunque, como ella misma reconoci¨®, hab¨ªa llegado a hacer las paces con la idea de morir. Desde entonces muchas de sus performances han incluido cortes, golpes y todo tipo de violencia contra su propio cuerpo. No se trata de masoquismo. Al contrario: para Abramovic, la conquista del dolor supone su mayor canto a la vida.
Orlan: A principios de los noventa, esta performer francesa se someti¨® a nueve operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica con las que transform¨® radicalmente su rostro. El proyecto, titulado La reencarnaci¨®n de saint Orlan, se prolong¨® durante varios a?os, durante los cuales la artista fue reconstruyendo sus facciones con algunos atributos tomados de obras clave de la historia de la pintura y la escultura, desde la Venus de Botticelli a la Gioconda. Su objetivo era denunciar la presi¨®n a la que se ven sometidas las mujeres por unos c¨¢nones de belleza que muchas veces llegan impuestos desde el arte. Ella denomin¨® su estilo como Arte carnal. Esas intervenciones, donde el quir¨®fano adquir¨ªa las cualidades de un teatro barroco, fueron retransmitidas varias veces en directo. Genesis Breyer P-Orridge, m¨²sica y artista polifac¨¦tica, tambi¨¦n transform¨® su cuerpo con intenciones art¨ªsticas y trascendentales. En su caso, quer¨ªa parecerse a su mujer, que tambi¨¦n se oper¨®. Su sue?o com¨²n consist¨ªa en fusionarse en un mismo ser ¡°pandr¨®gino¡±.
Abel Azcona: La historia personal del navarro ha resultado fundamental para definir su pr¨¢ctica extrema. Hijo de una prostituta toxic¨®mana que lo abandon¨®, el artista ha reivindicado que le gustar¨ªa haber ejercido su derecho de no haber vivido. En 2013, se encerr¨® en una sala de seis metros cuadrados de una galer¨ªa madrile?a. El objetivo de aquel proyecto, Dark Room, era emular las condiciones de vida en la placenta a lo largo 60 d¨ªas, sin luz y sin ning¨²n contacto con el exterior. Quer¨ªa volver a nacer. Aguant¨® 42 antes de tener que ser hospitalizado. En muchas de sus performances, el artista invita al espectador a abandonar su estatus de sujeto pasivo para convertirse en parte de la obra. Es ¨¦l, el artista, el que se transforma en objeto. Por ejemplo, en Empat¨ªa y prostituci¨®n (2013-2015), ofrec¨ªa su cuerpo al mejor postor durante tres minutos. Y, en La muerte del artista (2018), se subi¨® a un pedestal del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid e invit¨® a grupos de ultraderecha y religiosos a que cumplieran las amenazas de violencia que profer¨ªan contra ¨¦l en internet. Otros temas que ha abordado Azcona en sus trabajos, siempre pol¨¦micos (ha sido citado en varias ocasiones a declarar ante un juez), incluyen el colonialismo y los abusos de la iglesia.
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