No tocar a los cocodrilos
El documental ¡®Renacer de las cenizas¡¯ (HBO Max) revela los abusos f¨ªsicos y mentales a los que Marilyn Manson someti¨® a la actriz Evan Rachel Wood ante la indulgencia de su entorno
Hay una foto que me abochorna. Un perfecto documento de la insondable estupidez humana. En ella poso con sonrisa bobalicona mientras acaricio a un cocodrilo ante un cartel de ¡°No tocar a los cocodrilos¡±. La he recordado al ver el documental de HBO Max Renacer de las cenizas, en el que Evan Rachel Wood, la divina Dolores Abernathy de la tediosa Westworld, narra los abusos a los que fue sometida por Marilyn Manson.
Conociendo la trayectoria del m¨²sico, tienta caer en la culpabilizaci¨®n de sus v¨ªctimas. Hay varias. Como me habr¨ªan culpado a m¨ª de haber acabado en el intestino del cocodrilo. Preguntarse qu¨¦ las llev¨® a los brazos de un tipo cuyo nombre art¨ªstico homenajea a un psic¨®pata. Un apologeta de la violencia al que el documental muestra hace 20 a?os jact¨¢ndose en televisi¨®n de haber torturado a una admiradora sin que a nadie en el plat¨® le cambie el rictus.
Ese dato esconde la respuesta. Durante m¨¢s de 20 a?os, Manson ha sido tratado por demasiados como un dios, y a Dios no se le rechaza, recalca Wood. Aunque en muchos momentos del documental m¨¢s que una deidad parezca un adolescente pajillero que ha visto demasiadas veces Sal¨®n Kitty.
Cabe preguntarse por qu¨¦ somos tan permisivos con los violentos. El lunes pasamos de consternarnos ante una agresi¨®n, a escuchar aplausos al agresor. Circulen, no ha pasado nada. Como cuando Kanye West, borracho y furioso, arruin¨® la fiesta a Taylor Swift sin consecuencias. No las hay en ning¨²n ¨¢mbito. Ah¨ª est¨¢n los arrebatos agresivos de imb¨¦ciles como Kyrgios o Djokovic. ¡°Chicos malos¡± les llaman, ¡±enfants terribles¡±. Etiquetas atractivas para maquillar comportamientos peligrosos que justificamos obnubilados por la presunta genialidad de quienes los perpetran. En lugar de alejarlos, los abrazamos con sonrisa bobalicona. Otra muestra de la insondable estupidez humana.
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