Atlanta 1970, el festival olvidado que se midi¨® con Woodstock
Jimi Hendrix toc¨® para una gran multitud en Georgia, quiz¨¢s la mayor de su corta carrera. Un documental recuerda la invasion ¡®hippy¡¯ de un Estado muy conservador
Buscando un buen concierto se puede dar con un buen documental. La pel¨ªcula Jimi Hendrix: Electric Church (en Filmin) recoge el que dicen fue el mayor ba?o de masas del guitarrista m¨¢s innovador que dio el rock: su actuaci¨®n en el Atlanta Pop Festival el 4 de julio, fiesta nacional, de 1970, dos meses y medio antes de morir con 27 a?os. El mel¨®mano disfrutar¨¢ con las habilidades de Hendrix con las seis cuerdas, incluida esa m¨ªtica versi¨®n psicod¨¦lica del himno de EE UU, The Star-Spangled Banner, que en esos a?os convulsos ten¨ªa un fuerte mensaje pol¨ªtico: esta es tambi¨¦n nuestra patria. El filme sirvi¨® tambi¨¦n, cuando sali¨® en 2015, para arrojar luz sobre lo ocurrido en Atlanta aquel verano, el siguiente al de Woodstock pero sin su mito.
Se dice que en Atlanta hubo m¨¢s p¨²blico que en Woodstock: es indemostrable, porque a ambos se col¨® much¨ªsima gente sin entrada; las tomas a¨¦reas muestran una muchedumbre similar que se pierde en el horizonte de las respectivas explanadas. El cartel resist¨ªa la comparaci¨®n (adem¨¢s de Hendrix, que era la sensaci¨®n del momento, estuvieron BB King, The Allman Brothers Band, Richie Havens o Ten Years After), aunque no lleg¨® a ser tan apabullante. Hab¨ªa grandes diferencias. La principal, que en Atlanta no se film¨® una pel¨ªcula como la de Michael Wadleigh que grab¨® en piedra la leyenda de Woodstock. Y otra no menor: Georgia era y es un estado mucho m¨¢s conservador que Nueva York, y entonces apenas sal¨ªa de la segregaci¨®n racial. All¨ª la invasi¨®n de los hippies, un buen n¨²mero de ellos nudistas, caus¨® m¨¢s conmoci¨®n.
Medio filme nos cuenta c¨®mo se vivieron aquellos d¨ªas en Byron, un pueblo de 5.000 vecinos. Conocemos al sheriff, que de entrada dej¨® fluir el festival sin m¨¢s vigilancia que la suya. Luego reclut¨® a unos moteros para vigilar el per¨ªmetro: el recinto en s¨ª era un lugar sin ley. Conocemos a otros vecinos perplejos ante lo que ocurr¨ªa, algunos escandalizados y otros que ayudaron a alimentar a esa multitud.
Fue el ¨²ltimo gran festival hippy, se dice una y otra vez en la pel¨ªcula. Ser¨ªa en EE UU, porque le sigui¨® en agosto el de la Isla de Wight, Inglaterra, donde tambi¨¦n toc¨® y triunf¨® Hendrix solo 18 d¨ªas antes de morir. En Atlanta no pas¨® nada grave, aunque bien pudo pasar como hab¨ªa pasado en Altamont meses antes. El caos no pod¨ªa ser la norma y el negocio de los conciertos se fue profesionalizando. Aquel tiempo no volver¨¢, pero no podemos dejar de revisitarlo.
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