Series hist¨®ricas ultranacionalistas: Turqu¨ªa encuentra un nuevo fil¨®n tras las telenovelas
El Gobierno de Erdogan ha impulsado series con gran sesgo pol¨ªtico sobre la historia medieval y el periodo otomano que establecen paralelismos con la ¨¦poca presente y manipulan la realidad
Diego y Anselmo son dos catalanes a quienes los telespectadores turcos conocieron a inicios de la ¨²ltima temporada emitida de Kurulus: Osman (Fundaci¨®n: Osman), la serie que narra las haza?as del fundador de la dinast¨ªa otomana all¨¢ por el siglo XIII. Siempre de aspecto zarrapastroso y con un crucifijo de plata sobre el pecho, hablan turco como si hubieran ido a Estambul a injertarse pelo y se hubieran quedado. Ya se sabe que la televisi¨®n generalista no es muy de subt¨ªtulos, y esta era la ¨²nica manera de ver c¨®mo los catalanes espetaban a los aguerridos seguidores de Osman que hab¨ªan ido a Anatolia a borrarlos de la faz de la tierra.
Porque los catalanes de la serie son viles y taimados. En el cap¨ªtulo 68, con las malas artes que se le supone a todo lo que viene de Occidente, emboscan a una comitiva de princesas y cortesanas en la que viaja la mujer de Osman, pero estas desenvainan las espadas y responden. Dos cap¨ªtulos despu¨¦s, Diego y Anselmo terminan muertos a manos del h¨¦roe de la serie, tras una nueva emboscada a¨²n m¨¢s retorcida e igualmente infructuosa.
Estos dos soldados forman parte de la Gran Compa?¨ªa Catalana de Roger de Flor y sus almog¨¢vares, aquellos mercenarios que llegaron a Anatolia a matar turcos bajo las ¨®rdenes del emperador bizantino y, tras el asesinato de su l¨ªder, terminaron asaltando las ciudades bizantinas hasta tomar Atenas. La serie tiene la consistencia hist¨®rica de ?guila roja y la carga ideol¨®gica de un guion sobre la reconquista escrito por Santiago Abascal.
Osman es la secuela de Resurrecci¨®n: Ertugrul, que triunf¨® en Turqu¨ªa y se puede ver en Netflix en varios pa¨ªses. Ambas forman parte de la nueva hornada de series hist¨®ricas que han nacido para dar brillo al pasado turco y otomano: Filinta, Los grandes sely¨²cidas: guardianes de la justicia, B¨¢rbaros: la espada del Mediterr¨¢neo, Kut al Amara, Alp Arslan... Estas producciones surgieron al calor de las telenovelas turcas que han conquistado el mundo sin necesidad de batallar contra nadie y, en especial, como respuesta a una, ambientada en el siglo XVI: El siglo magn¨ªfico (y su secuela K?sem). Al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, le parec¨ªa una ofensa que aquella serie mostrase al sult¨¢n Solim¨¢n el Magn¨ªfico m¨¢s preocupado por el har¨¦n y las intrigas de palacio que luchando contra el infiel en el campo de batalla. Por esto, varios estudios a sueldo de la televisi¨®n p¨²blica turca (TRT), y de canales privados cercanos al Gobierno se pusieron a dise?ar series para mostrar la verdad hist¨®rica que le gusta a Erdogan.
¡°Son series con un alto presupuesto. Adem¨¢s de presentar una visi¨®n glorificada y angosta del Imperio Otomano y sus antecesores, le ponen bastante dinero, cuidan mucho el vestuario y la coreograf¨ªa de las batallas. Ellos dicen que tienen un equipo acad¨¦mico que los apoya, y no lo dudo, pero es notorio ver c¨®mo todas se parecen¡±, cuenta Carolina Acosta-Alzuru, profesora de la Universidad de Georgia y experta en series turcas.
Los personajes se esbozan con trazo grueso. El bueno es guapo y valiente, y se bate contra todo tipo de enemigos, a ser posible, cristianos o jud¨ªos, que son torticeros y mezquinos, porque es imposible que de otra forma puedan medirse al buen turco y musulm¨¢n que tiene a Dios de su parte.
Y, sobre todo, el bueno debe enfrentarse a traidores en las propias filas. Traidores hay casi tantos como en los discursos del presidente turco. As¨ª que, adem¨¢s de un producto de entretenimiento basado en personajes arquetipo, estas series son una forma de ense?ar a ver el mundo. ¡°Para aprender historia, deb¨¦is ver Payitaht¡±, dijo Erdogan en uno de sus discursos.
Dentro de estas ficciones revisionistas, Payitaht es quiz¨¢s la m¨¢s propagandista. Cuenta la historia de Abd¨¹lhamid II, que fue ascendido al trono con la promesa de jurar la Constituci¨®n de 1876, para anularla dos a?os despu¨¦s y disolver el Parlamento, que ¨²nicamente volvi¨® a convocarse en 1908, cuando una revoluci¨®n acab¨® con su reinado absolutista. Era un sult¨¢n obsesionado con los complots (intentaron matarlo una vez), que se rode¨® de una temida polic¨ªa secreta y es recordado por la prensa de la ¨¦poca como el Sult¨¢n Rojo, por las masacres de armenios y asirios que decret¨®. Aun as¨ª, es un ¨ªdolo para los islamistas como Erdogan, ya que fue el ¨²ltimo sult¨¢n con poder antes de la proclamaci¨®n por Mustaf¨¢ Kemal Ataturk de la Rep¨²blica laica en 1923. Si su guion se parece a los discursos de Erdogan no es por casualidad. ¡°Crea la ilusi¨®n de que los sucesos que ocurren en la actualidad son r¨¦plicas de lo que ocurri¨® bajo el Imperio Otomano¡±, sostiene la acad¨¦mica Senem B. ?evik.
Esta nueva generaci¨®n de series turcas ha sido exportada m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Pero su ¨¦xito no ha alcanzado al de las telenovelas: la audiencia prefiere los amor¨ªos y dramas turcos a la espada islamista.
¡°It¡¯s extraordinary¡¯: Maduro says he and his wife like Turkish historical TV series, and have watched Resurrection: Ertugrul pic.twitter.com/HC43OaXfOd
— Anadolu English (@anadoluagency) June 9, 2022
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