El legado contrarreformista y barroco de Paolo Vasile
La Mediaset del italiano ha moldeado Espa?a como los cristos ensangrentados marcaron el siglo XVII
Orson Welles le cont¨® a su amigo Henry Jaglom que eso de que el director sea el autor de la pel¨ªcula es un invento moderno. En principio, la autor¨ªa deber¨ªa recaer en el productor, y as¨ª fue en la ¨¦poca de los titanes, de los Selznick, los Warner o los Mayer. Desde que el cine se hizo arte, la figura del productor se redujo a un t¨®pico de tirano que racanea los presupuestos y castra la libertad del director.
Como la televisi¨®n nunca devino arte y la telefilia jam¨¢s ha alcanzado el cach¨¦ cultural de la cinefilia, los productores de la tele (es decir, los ejecutivos, los mandamases, los que dise?an las cadenas) han conservado cierto car¨¢cter creativo. As¨ª, en la hora de la retirada, Paolo Vasile tiene el privilegio de ser recordado como una fuerza que ha cambiado el paisaje cultural espa?ol. Sus detractores y sus defensores coinciden en reconocer que ha marcado una ¨¦poca: un an¨¢lisis de la Espa?a de comienzos del siglo XXI que no lo aprecie quedar¨¢ muy cojo. La Mediaset de Vasile ha moldeado el pa¨ªs como los cristos ensangrentados del Barroco marcaron el siglo XVII, con un santoral de antisantos kitsch que ha inspirado devociones tan poderosas y populares como las de cualquier Virgen. Sobre la peana de Telecinco y con los sermones y saetas de Jorge Javier, antisanta Bel¨¦n Esteban, antisanta Roci¨ªto o antisan Kiko Matamoros maldicen a Espa?a (no pueden bendecirla, al ser antisantos) en un carnaval que a veces pintamos como un duelo a garrotazos, y otras, como un tapiz goyesco de majos que se han pasado un poco con el vino y no se preocupan de que se les vean las enaguas. Podremos lamentar o celebrar el legado creativo de Vasile, pero no podemos negar que ha echado ra¨ªces en esta tierra contrarreformista y polite¨ªsta.
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