¡®?Garc¨ªa!¡¯: el franquismo solo se hab¨ªa dormido
La adaptaci¨®n en HBO Max de los c¨®mics sobre un superagente del r¨¦gimen que se despierta en la Espa?a de hoy quiere mostrar que se pueden mezclar calidad y ambici¨®n comercial
A este nuevo mundo no hay quien lo entienda. Por lo visto, han inventado unos aparatos port¨¢tiles que permiten llamar por tel¨¦fono. Para acceder al metro, hace falta una especie de tarjeta m¨¢gica. Y el mismo pa¨ªs que aplaud¨ªa el pulso firme del caudillo hoy deja incluso que una mujer aspire a la presidencia. El agente Garc¨ªa no para de asombrarse. ¡°Tienes que contarme muchas cosas¡±, le suelta a su inseparable amigo Ortiz. Aunque, en realidad, el misterio principal ¡ªpara el personaje y para el p¨²blico¡ª es otro: ?por qu¨¦ este supersoldado creado por el franquismo permaneci¨® 60 a?os congelado? Ahora que ha despertado, ?qu¨¦ encaje tiene en el presente? Y, sobre todo, ?de verdad las cosas han cambiado tanto? De momento, los primeros tres cap¨ªtulos de la nueva serie de HBO Max han vislumbrado alguna respuesta. Y, de paso, han generado cierto consenso entre cr¨ªtica y p¨²blico: a¨²n no se sabe por qu¨¦ Garc¨ªa ha vuelto, pero todos celebran que lo haya hecho.
Empezando por sus padres. Tras el estreno, Santiago Garc¨ªa y Luis Bustos, creadores del c¨®mic original (editado por Astiberri), al fin han podido compartir en redes sociales su entusiasmo por el resultado. La direcci¨®n de Eugenio Mira y el guion de Sara Antu?a y Carlos de Pando han creado una serie que mima las vi?etas en las que se basa, sin renunciar a su propia personalidad. Una aventura cl¨¢sica, con tintes de ciencia-ficci¨®n. Una intriga pol¨ªtica, empapada en humor. Una producci¨®n ambiciosa, que presume de su alma castiza. Incluso, han dicho algunos, una obra ¨²nica en el panorama audiovisual espa?ol. A saber, eso s¨ª, por qu¨¦ los t¨ªtulos de cr¨¦dito se refieren a la adaptaci¨®n de una ¡°novela¡± y omiten que esta sea ¡°gr¨¢fica¡±.
En todo caso, por lo dem¨¢s, ?Garc¨ªa! mantiene la trama y la esencia del c¨®mic. La investigaci¨®n de Antonia (Veki Velilla), joven periodista en busca de la historia que cambie su carrera, la lleva hasta una cripta bajo el Valle de los Ca¨ªdos. Y all¨ª, casi por casualidad, despierta al agente (Francisco Ortiz) tras su largo sue?o. A partir de ah¨ª, el destino de ambos se entrelaza con el de servicios secretos, conspiradores, viejos amigos y enemigos y, en general, con la suerte que aguarda a Espa?a entera. Se destila cierto aroma a James Bond, Capit¨¢n Am¨¦rica o Indiana Jones, pero en salsa brava. Porque, de fondo, desfilan las tabernas de Madrid y se escucha Alma, coraz¨®n y vida, de Los Panchos.
Lo cierto es que ?Garc¨ªa! tiene muy claro qu¨¦ quiere ser. Y ah¨ª fundamenta parte de su ¨¦xito. A menudo se divide al audiovisual en dos mundos, paralelos e irreconciliables: a un lado, las obras con sello de autor, las ¨²nicas leg¨ªtimas para los cuatro gatos que las ven, pero una tortura para las sienes del gran p¨²blico. Y, al otro lado, filmes y series para consumo tan masivo como r¨¢pido, donde el algoritmo elimina la complejidad, al igual que todos los dem¨¢s riesgos creativos. Una hamburguesa, para disfrutar, digerir y olvidar. Y volver a comer. Pero existe, aunque parezca mentira, una tercera v¨ªa: creaciones comerciales de calidad.
Por ese sendero camina ?Garc¨ªa!. Con seguridad, con excesos y pasos en falso, pero con la cabeza alta. No ser¨¢ la serie m¨¢s profunda del cat¨¢logo de HBO Max. Ni la m¨¢s divertida o emocionante. Pero entretiene, atrapa y hasta deja cierto poso. Resulta que, entre persecuciones y peleas, tambi¨¦n puede haber espacio para pensar.
Cada episodio arranca en blanco y negro, en la Espa?a que fue. Pero, cuando el guion viaja hasta hoy, y adquiere color, algunas cosas siguen igual. La democracia ha llegado, cierto. Pero, entonces, ?por qu¨¦ la pol¨ªtica contin¨²a oliendo a podrido? Y el r¨¦gimen no muri¨® con su dictador, sino que pervive en la nostalgia de algunos. Justo, por otro lado, los que menos quieren o¨ªr hablar de memoria. ¡°De las v¨ªctimas solo nos acordamos cuatro viejos. De los verdugos, no se quiere acordar nadie¡±, se dice en la serie. ¡°Hicimos lo que tuvimos que hacer¡±, reivindica otro personaje.
Cuando se pone mucho menos seria, en cambio, ?Garc¨ªa! muestra m¨¢s debilidades. Hay gags forzados, acelerados en busca de la risa f¨¢cil, no vaya a ser que alg¨²n espectador se aburra. La sorpresa del agente ante el mundo de hoy ofrece un claro tir¨®n c¨®mico; el enorme enredo que envuelve la serie tambi¨¦n tiene su iron¨ªa. Pero la repetici¨®n insistida agota el chiste. Y cuando la protagonista grita por en¨¦sima vez ¡°Hala, ?es que esto es muy fuerte, es que es alucinante!¡±, la gracia amenaza con perderse.
Al rev¨¦s, la serie parece encaminada hacia un final a la altura. Y, probablemente, nuevas temporadas. A falta del cuarto libro, que los dos autores prev¨¦n terminar pronto, el tercer tomo ya ofrece material explosivo: ?Garc¨ªa! 3 en Catalu?a. Tras el franquismo, el independentismo. Y no solo: el c¨®mic tambi¨¦n habla de feminismo y de monarqu¨ªa. Hay que ver las aventuras que le quedan por delante al superagente. Y al p¨²blico.
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