Netflix, no soy yo, eres t¨²

En el mes del amor, Netflix ha sacado un comunicado que ha roto el coraz¨®n de muchos abonados. Al contrario de lo que dictan las normas de la hipocres¨ªa en caso de ruptura unilateral se ha despachado con un ¡°no soy yo, eres t¨²¡± y culpado a los 100 millones de usuarios que comparten cuenta de impedirles contar ¡°grandes historias¡±. O sea, que si las excelentes series sobre las que ciment¨® su prestigio como Orange Is the New Black o House of Cards han dado paso a una desproporcionada sucesi¨®n de thrillers cl¨®nicos sobre mujeres de mediana edad que deben enfrentarse a un turbio suceso de su pasado y dramas adolescentes con una diversidad tan forzada que raya la parodia, es culpa nuestra. Tambi¨¦n que se hayan visto obligados a cancelar sin molestarse en darles un final Glow, Mindhunter, Desparejado, o 1899.

Usted ten¨ªa la conciencia tranquila porque pagaba una tarifa premium para compartir cuenta, pero resulta que estaba siendo tan filibustero como en los tiempos en que descargaba torrents de Perdidos con subt¨ªtulos chinos incrustados. Tal vez, esto pasa mucho en las relaciones, malinterpretamos sus mensajes. Cuando la plataforma compart¨ªa en sus redes frases que parec¨ªan salidas de la boca de Mat¨ªas, el barman de First Dates, cuando se pone meloso, como ¡°compartir es amor¡± o ¡°cuando no sabes si le quieres para una noche de marat¨®n o para compartir contrase?a toda la vida¡± lo que quer¨ªan decir era ¡°mi contrase?a es m¨ªa y a ti te encontr¨¦ en Tinder¡±.

Hay una ¨²nica ventaja, eliminar el avatar de la cuenta compartida, o peor, entrar y ver que ya hab¨ªas sido borrado, era uno de los tr¨¢mites m¨¢s dolorosos de las rupturas. Al final tendremos que darle las gracias a Netflix por destrozar nuestra econom¨ªa, pero hacer menos doloroso que nos rompan el coraz¨®n.

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