La reina Letizia, Omayra e ¡®Informe semanal¡¯

Cualquier mon¨¢rquico y casi cualquier amante de los espect¨¢culos se puede permitir envidiar el sentido de la escena de la familia real brit¨¢nica. No solo son los amos de la pompa y la circunstancia, tambi¨¦n saben bajar a tierra, empezando por su fallecida cabeza de familia. Su graciosa majestad pod¨ªa hacerle un gui?o a 007 desde la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres o tomar el t¨¦ con el osito Paddington y despertar simpat¨ªas globales.

Nuestra familia real solo parece imitar a la brit¨¢nica en los esc¨¢ndalos que la rodean. Este fin de semana, no obstante, se ha dado una excepci¨®n. Hemos visto una magn¨ªfica pieza en la que la reina Letizia conmemora los 50 a?os de Informe semanal. En ella, rememora su breve paso profesional por el programa y uno de los reportajes que m¨¢s le impact¨® como espectadora juvenil, el de la ni?a Omayra, cuya inminente muerte hel¨® la sangr¨¦ de todo aquel que se encontraba frente al televisor en 1985.

Hace m¨¢s mon¨¢rquicos que la reina se recuerde a s¨ª misma contemplando la agon¨ªa de la pobre Omayra que cualquier otra estrategia de comunicaci¨®n. Hay pocos pegamentos sociales como la televisi¨®n y eso ella lo sabe. Adem¨¢s, ha demostrado que quien tuvo retuvo. Dentro de 20 a?os, que la reina Letizia haya sido presentadora de televisi¨®n se contemplar¨¢ como una an¨¦cdota extempor¨¢nea similar a que Silvia de Suecia fuese int¨¦rprete y azafata en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich. Relleno simp¨¢tico en biograf¨ªas. Pero todav¨ªa somos inmensa mayor¨ªa los que la vimos al otro lado de la pantalla visitando la Costa de la Muerte plagada de chapapote o explic¨¢ndonos el cambio de pesetas a euros. Lo hizo porque quiso, solo faltaba, pero sali¨® perdiendo al tener que dejar el trabajo por amor. Ser¨¢ reina, pero hoy podr¨ªa estar presentando Informe semanal.

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