¡®Cosmos¡¯: Carl Sagan ten¨ªa raz¨®n (y le hicimos poco caso)
El divulgador exploraba el universo en la serie de 1980 con su carisma, efectos visuales r¨²sticos y la m¨²sica de Vangelis. Hablaba de otros mundos que dan lecciones sobre este. El programa, en Filmin, no ha envejecido nada mal
Cuando los humanos de la prehistoria apagaban, de noche, las hogueras, se quedaban a solas con las estrellas. Hab¨ªa algo m¨¢gico en la forma en que el cielo aparec¨ªa inmutable cuando sobre la Tierra reinaba el caos. Adem¨¢s de magia, los que miraban los astros tambi¨¦n se fijaban en sus patrones. Ya lo hizo Ptolomeo muchos siglos antes de que Cop¨¦rnico, Galileo y Kepler se metieran en l¨ªos por eso. El progreso fue arrinconando a la astrolog¨ªa en favor de la astronom¨ªa: al principio eran lo mismo. En culturas antiguas, la astrolog¨ªa serv¨ªa adem¨¢s al poder pol¨ªtico, que se cuidaba de controlarla: por entonces predecir la ca¨ªda de un tirano equival¨ªa a instigar su derrocamiento.
El gran divulgador cient¨ªfico Carl Sagan lo explicaba de maravilla en su serie Cosmos, estrenada en 1980. Y, como buen ap¨®stol del racionalismo, aprovechaba para burlarse de los hor¨®scopos. Coge varios diarios y lee la predicci¨®n para un signo: libra. Todas son tan vagas que valen para cualquiera; todas tan distintas entre s¨ª que no pueden responder a ninguna base. (Conoc¨ª una publicaci¨®n en que los montadores de p¨¢ginas, viejo oficio, se divert¨ªan intercambiando los p¨¢rrafos de cada signo. Nadie se dio cuenta nunca).
Cosmos tiene una versi¨®n moderna, y atractiva, que presenta Neil deGrasse Tyson. La original, 13 cap¨ªtulos de una hora, puede revisitarse en Filmin y ha envejecido muy bien. Sagan introdujo algunas actualizaciones al final de los cap¨ªtulos en 1989 con los ¨²ltimos hallazgos. Pero tampoco tuvo que corregirse demasiado. La serie se hizo cuando deca¨ªa ya la fascinaci¨®n por la carrera espacial, lastrada por los recortes presupuestarios durante la crisis del petr¨®leo. Sagan lamentaba mucho que se racaneara en la investigaci¨®n espacial mientras segu¨ªa creciendo el gasto militar. Aun as¨ª, se hab¨ªan dado pasos importantes para el conocimiento de los astros cercanos y lejanos, gracias a las sondas. Entonces ya llegaban fotos de los paisajes de Marte, aunque no fueran en alta definici¨®n.
Sagan, f¨ªsico y astrof¨ªsico, exploraba el universo con su carisma, efectos visuales r¨²sticos (punteros para la ¨¦poca), dramatizaciones de ¨¦poca y la bella m¨²sica de Vangelis. Daba respuestas claras y hac¨ªa buenas preguntas. ?Habr¨¢ vida all¨ª fuera, podr¨¢ ser de otra naturaleza? La gran cuesti¨®n, si la vida es un fen¨®meno excepcional o abundante, sigue sin resolverse cuatro d¨¦cadas despu¨¦s. ?l apostaba por la segunda idea: cre¨ªa probable que hubiera vida en millones de lugares. Y m¨¢s remota la opci¨®n de que contactemos con otras civilizaciones avanzadas, pero no perd¨ªa la esperanza y animaba a intentarlo. Consideraba que un encuentro de ese tipo nos sacar¨ªa del provincianismo terr¨ªcola. Eso s¨ª, tambi¨¦n se r¨ªe del fen¨®meno ovni, muy popular entonces, que considera cercano a la religi¨®n y a la superstici¨®n.
Sagan, por cierto, aprovechaba el conocimiento de otros planetas para hablar del nuestro. Venus, un infierno por el efecto invernadero, es el ejemplo perfecto, y temible, de lo que puede pasar si seguimos destruyendo el medio ambiente aqu¨ª abajo. Sagan advert¨ªa de que la devastaci¨®n de la vegetaci¨®n y la contaminaci¨®n que provocamos los humanos pueden hacer la Tierra inhabitable. ¡°No es necesario que la Tierra llegue a parecerse a Venus para convertirse en un lugar est¨¦ril y sin vida¡±, afirmaba. No hab¨ªa entonces un consenso cient¨ªfico tan rotundo sobre los efectos del cambio clim¨¢tico, pero ¨¦l lo ten¨ªa claro. Incluso hay quien lo discute hoy, con 38 grados en abril y 135 d¨ªas sin ver llover. El a?orado cient¨ªfico se confesaba obsesionado por las capacidades autodestructivas de nuestra especie, desde el destrozo ecol¨®gico a la amenaza nuclear, muy presente en los a?os de la Guerra Fr¨ªa y reaparecida ahora.
Medio siglo despu¨¦s de la ¨²ltima vez que una persona pisara la Luna, 43 a?os despu¨¦s de estrenarse Cosmos, 27 a?os despu¨¦s de la muerte de Sagan, el cohete que debe llevarnos de vuelta a la Luna y m¨¢s tarde a Marte ha explotado en el despegue. La empresa (de Elon Musk) detr¨¢s del proyecto considera un ¨¦xito que no explotara antes.
Si Sagan sigue vigente, quiz¨¢s sea que no hemos avanzado tanto como creemos. Que seguimos siendo insignificantes en el universo.
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