La India imaginada por los Beatles les inspiraba m¨¢s que la de verdad
Los Fab Four se entregaron a los sonidos del subcontinente antes de visitarlo. La experiencia all¨ª con un sant¨®n fue agria, como se cuenta en el documental ¡®Los Beatles y la India¡¯. Volvieron cambiados, no como cabr¨ªa esperar
Hoy se tachar¨ªa de apropiaci¨®n cultural, pero el flechazo entre los Beatles y la India fue sincero. La cultura pop del Reino Unido de los sesenta sent¨ªa fascinaci¨®n por la que fue su mayor colonia; hab¨ªa una pujante comunidad emigrada y su m¨²sica sonaba en algunos programas de la radio. Tampoco sorprende que llegara a la India la beatleman¨ªa, que arrasaba en casi todo el planeta. En un pa¨ªs tan joven, multitud de bandas locales corrieron a imitar las canciones y la est¨¦tica del fen¨®meno que surgi¨® de Liverpool. Ese v¨ªnculo se cuenta la pel¨ªcula Los Beatles y la India, una producci¨®n brit¨¢nica de 2021 (en Movistar+), bien documentada y exhaustiva. Aunque con un h¨¢ndicap: no pueden sonar las canciones de los Fab Four, cuesti¨®n de derechos, menos mal que nos las sabemos.
La pel¨ªcula, dirigida por el indio Ajoy Bose (autor del libro en que se basa: Across the Universe) y el brit¨¢nico Peter Compton, re¨²ne muchas voces, brit¨¢nicas e indias, sobre aquel idilio. Se cuenta c¨®mo los Beatles abrazaron con pasi¨®n la m¨²sica del subcontinente antes de pisar ese pa¨ªs por primera vez en 1966; en 1968, su viaje a Rishikesh para meditar con el gur¨² Maharishi, al frente de una expedici¨®n de artistas, result¨® una experiencia agria de la que volvieron cambiados. Pero no como cab¨ªa prever.
La primera interacci¨®n no hac¨ªa esperar mucho. En la pel¨ªcula Help!, de 1965, los villanos eran una banda de indios con todos los estereotipos posibles. En una de sus escenas, como de pasada, aparec¨ªa una banda india en un restaurante. George Harrison, siempre inquieto, qued¨® atrapado por el sonido del sitar. Se busc¨® uno. Dio con un maestro: Ravi Shankar, m¨²sico de Benar¨¦s que logr¨® cierto nombre en Europa, y que no pod¨ªa imaginar entonces que acabar¨ªa toc¨¢ndolo en los grandes festivales de rock de Monterey y Woodstock. El sitar con el que hac¨ªa pinitos Harrison son¨® por primera vez en Norwegian Wood, canci¨®n de Lennon, en Rubber Soul (1965).
La influencia india combinaba muy bien con el momento de los Beatles y el contexto cultural. Aquellos sonidos encajaban en la b¨²squeda espiritual de los hippies y del propio Harrison, y en la ola psicod¨¦lica, el fruto de la experimentaci¨®n con el LSD. Los de Liverpool hab¨ªan renunciado a las giras para elevar su ambici¨®n en el estudio, y estaban listos para desafiar los cors¨¦s estil¨ªsticos. En el ¨¢lbum que marca ese punto de inflexi¨®n en la banda, Revolver (1966), sonaba Love You To, con Harrison m¨¢s suelto al sitar, y de forma muy destacada la hipn¨®tica Tomorrow Never Knows, de Lennon.
Los Beatles pararon brevemente en Delhi en julio de 1966, despu¨¦s de haber grabado Revolver y de vuelta de una conflictiva estancia en Manila (en la que hicieron un feo a Imelda Marcos, la esposa del dictador, y tuvieron que salir pitando). Se ve¨ªa venir: Harrison tard¨® poco en plantarse de nuevo en India en septiembre. Pretend¨ªa viajar de inc¨®gnito, pero su rostro era muy conocido, y se quejaba de que durante sus vacaciones no quer¨ªa ser un beatle. No solo se hizo un selfi en el Taj Mahal, sino que trabaj¨® con m¨²sicos locales en su primer proyecto en solitario, la banda sonora de Wonderwall. A su vuelta de aquel viaje, George firm¨® con los Beatles algunos temas m¨¢s al sitar: Within You Without You (en Sgt. Pepper¡¯s) e Inner Light, que fue cara b en un single. Pero entendi¨® que nunca iba a ser un maestro con ese instrumento, si ni siquiera su admirado Ravi Shankar hab¨ªa terminado de aprenderlo. Otro tema de aire hind¨² lo hizo despu¨¦s para Magical Mistery Tour: Blue Jay Way, pero ya sin sitar.
A principios de 1968, los Beatles estaban un tanto perdidos. El fiasco del telefilme Magical Mystery Tour, estrenado en Navidad con malas cr¨ªticas, se?alaba el agotamiento de la v¨ªa psicod¨¦lica. Estaban muy afectados por la muerte de su representante, Brian Epstein, que hab¨ªa sido el pegamento del grupo. Decidieron pararse a pensar, y se animaron a instalarse a los pies del Himalaya para un curso de meditaci¨®n que impart¨ªa Maharishi Mahesh Yogi, un sant¨®n que se hizo popular en el San Francisco de la ¨¦poca y al que ya hab¨ªan visitado antes (junto a varios de los Stones) en Gales. Con los Beatles y sus parejas llegaron all¨ª otros artistas como Donovan, Mia Farrow, Mike Love (de los Beach Boys) o el m¨²sico de jazz Paul Horn, as¨ª como el fot¨®grafo y productor Paul Saltzman y el periodista Lewis Lapham.
Ya mencion¨¦ que la pel¨ªcula es exhaustiva: no s¨¦ si hac¨ªa falta escuchar a todos y cada uno de los testigos de aquel retiro. Lo cierto es que una excursi¨®n tan espiritual result¨® arruinada por asuntos muy terrenales. Maharishi trat¨® de explotar la popularidad de sus ilustres hu¨¦spedes, y hasta hab¨ªa previsto que se filmara un documental con ellos, a lo que se negaron. Lo peor fue que el gur¨² hizo alg¨²n tipo de acercamiento sexual a Farrow, con quien pretend¨ªa fundirse en un ¡°abrazo c¨®smico¡±. Ella hizo las maletas, y la inocencia de la experiencia salt¨® en pedazos. Eso s¨ª, con tanto tiempo libre que hab¨ªan tenido entre meditaci¨®n y meditaci¨®n, McCartney y Lennon volvieron con un saco de canciones, unas cuatro decenas, que dieron lugar al llamado ¨¢lbum blanco, y algunas llegaron a sus siguientes discos juntos o en solitario.
La pel¨ªcula acaba con el regreso de la expedici¨®n a Londres, muy escalonado. Ringo y su mujer Maureen no aguantaron all¨ª m¨¢s de diez d¨ªas; a las tres semanas se march¨® Paul. George y John, los m¨¢s tenaces, estuvieron con el gur¨² mes y medio, y despu¨¦s el primero se qued¨® en India para visitar Madr¨¢s. Lennon sali¨® enfadado, sinti¨¦ndose utilizado. Escribi¨® la canci¨®n Sexi Sadie, que iba a llamarse en principio Maharishi. ¡°?Qu¨¦ has hecho? Nos pusiste en rid¨ªculo. Rompiste las reglas y dejaste que todos lo vieran¡±.
El filme se detiene ah¨ª. Habr¨ªa sido interesante analizar el rastro de esa m¨²sica en el ¨¢lbum blanco que hicieron a la vuelta. Nada de sitar, nada de disfraces, nada de viajes psicod¨¦licos, efectos sonoros m¨¢s contenidos, portada en blanco, sin t¨ªtulo. Una colecci¨®n de 30 canciones con lo b¨¢sico: guitarra, bajo, bater¨ªa y piano. La influencia india es menos obvia y est¨¢ m¨¢s en Lennon, como en el acorde ¨²nico de Dear Prudence, dedicado a la hermana de Mia Farrow. Adem¨¢s, fue descartada para este disco (y se recuper¨® en Let it Be) su composici¨®n de inspiraci¨®n hind¨² m¨¢s evidente, Across the Universe. Harrison ya despunta como compositor, pero aparca los orientalismos, aunque los retomar¨ªa despu¨¦s y volvi¨® a colaborar con Ravi Shankar, con quien organizar¨ªa el recordado festival en beneficio de Bangladesh; siempre fue el m¨¢s m¨ªstico de los cuatro. En el ¨¢lbum blanco empieza a adivinarse que cada beatle est¨¢ tomando un rumbo diferente, que aportan los temas creados por su cuenta pero se va agrietando la cohesi¨®n. Al a?o siguiente, a mediados de 1969, la banda estar¨¢ rota.
El contacto con la India de verdad, en vez de la imaginada, dio un nuevo giro a su m¨²sica, pero ya no hacia el exotismo sino hacia la sencillez. La huella india se volvi¨® m¨¢s sutil. M¨¢s de verdad. Si viajaron tan lejos tratando de encontrarse a s¨ª mismos, cada uno de los cuatro se vio solo.
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