Koldo, m¨¢s cerca de Mortadelo que de Le Carr¨¦
Qu¨¦ equivocaci¨®n imaginar a la villan¨ªa con aire distinguido, apariencia sedosa, modales aristocr¨¢ticos. Ese personaje llamado Koldo Garc¨ªa parece salido del universo de Ib¨¢?ez
Qu¨¦ equivocaci¨®n imaginar a la villan¨ªa con aire distinguido, apariencia sedosa, modales aristocr¨¢ticos. Ese personaje llamado Koldo Garc¨ªa parece salido del universo de Ib¨¢?ez, aquel artista inclasificable que tanto nos hizo re¨ªr de ni?os. Tambi¨¦n cuando crecimos. El rostro y la pinta del tal Koldo, aunque se mantenga la prudente distancia de los jefes del tinglado o se coloque gafas oscuras, es inevitable que lo asocie con Mortadelo y Filem¨®n, Rompetechos, El botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio, y dem¨¢s ilustres caricaturas. Pero estos nunca hicieron grandes negocios ni se dedicaban a la pol¨ªtica, no hab¨ªan sido legitimados por los democr¨¢ticos, entusiastas o resignados votos de los ciudadanos convencidos estos de que hay que elegir entre los buenos y los malos, lo regular y lo peor. Lo que encuentro lamentable es que todo Dios se cebe con el pasado del campechano Koldo por haber sido este portero de un burdel. ?Acaso hay escandalizados reproches contra los porteros de las grandes empresas, de los bancos, del parlamento? Que como todos saben, incluidos los beb¨¦s, encarnan las esencias del humanismo, la justicia social, transparencia, la honradez, el servicio al pueblo, esas cositas.
Sin embargo, a mi cinefilia no le costar¨ªa nada reconocer en las pel¨ªculas al sacrificado y currante ?balos como uno de los malos. Siempre en el papel de jefe o de privilegiado lugarteniente. Me parece buen actor, curtido, fr¨ªo, en una profesi¨®n abarrotada de int¨¦rpretes casposos. Es duro, es arrogante, asegura que se siente como muerto ante las injustas acusaciones e irreparablemente dolido y estafado por las presuntas fechor¨ªas de su fraternal lugarteniente. Pero su teatro posee cierta autoridad. Tiene un punto bastante macarra. No se pondr¨ªa solemne ni le dir¨ªa a un interrogador sinuoso aquella cosa tan antigua e idiota: ?Pero usted sabe qui¨¦n soy yo, usted sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando?
Sospecho que este hombre puede convertirse en una bomba nuclear si el poder no atiende a su muy humana petici¨®n de ?qu¨¦ hay de lo m¨ªo?. O sea, me convertir¨¦ en un sepulcro si me garantiz¨¢is que voy a seguir viviendo con tanto bienestar econ¨®mico como el que logr¨¦ desde mi adscripci¨®n en la juventud a la pol¨ªtica.
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