¡®Un caballero en Mosc¨²¡¯: melanc¨®lico y maravilloso cuento sobre el infierno sovi¨¦tico
La adaptaci¨®n de la novela de Amor Towles acierta con el tono y cuenta con un excelente Ewan McGregor como soporte esencial
Existen libros que se defienden por s¨ª solos y con universos complejos, cerrados y bien acabados que, sin embargo, piden a gritos una adaptaci¨®n: el lector quiere m¨¢s, desea ver materializado ese microcosmos en la pantalla. Era el caso de Un caballero en Mosc¨², la novela de Amor Towles (Salamandra) que llega ahora a SkyShowtime con id¨¦ntico t¨ªtulo y varios aciertos en su haber.
Empecemos por el principio: corre el a?o 1922 y el conde Rostov (un estupendo Ewan McGregor) se libra de la pena de muerte en la Rusia bolchevique gracias a un inusitado giro del destino y a cambio de un extra?o castigo: el arresto domiciliario a perpetuidad en el hotel Metropol, un elegante ejemplo de todo lo que el nuevo r¨¦gimen quiere eliminar.
El productor y showrunner Ben Vanstone (Todas las criaturas grandes y peque?as) y su equipo tomaron una decisi¨®n arriesgada: si la ambientaci¨®n era importante (y aqu¨ª no deja de estar medida al mil¨ªmetro) lo era mucho m¨¢s adaptar el tono intimista, melanc¨®lico, intenso y no del todo pesimista que impregnaba la novela. McGregor est¨¢ muy bien en el papel siempre contenido de ese hombre que ve c¨®mo desaparece su mundo y resiste entre las paredes del hotel. ¡°?Por qu¨¦ sigues bromeando?¡±, le pregunta un amigo de visita. ¡°Porque si me lo tomo en serio¡±, responde el conde, ¡°me adentrar¨¦ en una oscuridad de la que no podr¨¦ salir nunca¡±. Ahora, aqu¨ª pasan cosas muy serias, y el conde sufre. No podr¨ªa ser de otra manera.
La historia es imposible (?c¨®mo va a sobrevivir un noble en medio de esa carnicer¨ªa y en un lugar conocido y frecuentado por la elite sovi¨¦tica?) pero puede ser veros¨ªmil y eso es lo que importa. La clave radica en la calidad del relato y en ese personaje enorme que nos lleva de la mano. As¨ª explicaba Towles su inspiraci¨®n en una entrevista con este diario en 2019. ¡°Apenas soy un especialista en lo ruso. No hablo el idioma, no estudi¨¦ la historia en la escuela y solo he estado unas pocas veces en el pa¨ªs. Pero de joven me enamor¨¦ de los escritores rusos de la edad dorada: G¨®gol, Turgu¨¦nev, Tolstoi, Dostoievski¡¡±.
En cualquier caso, la historia necesitaba alicientes para no ensimismarse. Ah¨ª entra en juego Nina, una jovenc¨ªsima hu¨¦sped que se convierte en la fuente de aventuras e inspiraci¨®n del conde y en un reflejo del mundo de ah¨ª afuera, el que cambia aunque el protagonista no lo vea. Es ella quien le ense?a las habitaciones que existen detr¨¢s de otras habitaciones, las puertas detr¨¢s de las puertas y el universo que abren. Al final del primer cap¨ªtulo, la perspectiva que del hotel tiene el espectador, m¨¢s all¨¢ de la elegancia contenida de su sal¨®n y bar, ha cambiado. Fundamental ser¨¢ tambi¨¦n la actriz Anna Urbanova (Mary Elisabeth Winstead), un punto de tensi¨®n en la vida del conde, otra figura que entra y sale del Metropol y de su vida.
Los primeros compases de la serie (de la que est¨¢n disponibles los tres cap¨ªtulos y se estrenar¨¢ uno nuevo cada semana) establecen tambi¨¦n uno de los temas centrales de la trama: la amistad, el elemento que salva la vida de Rostov. Amistad incluso con quienes en un principio le han traicionado o han elegido el bando contrario, como su antiguo amigo del alma y ahora revolucionario convencido Mishka (Fehinti Balogun). Con ellos establecer¨¢ lazos que solo se pueden explicar en un cuento sobre los tiempos m¨¢s oscuros.
La trama avanza con la agilidad que requiere el medio. La joven Nina crece y los dem¨¢s envejecen. El tercer episodio empieza en el d¨ªa 1.667 de cautiverio. Es el a?o 1926 y Stalin afianza cada d¨ªa su poder. Las peque?as prebendas y privilegios que el conde conservaba en el hotel van diluy¨¦ndose: todo el mundo es sospechoso y nadie lo va a ayudar. Rostov recibe muy malas noticias de fuera. Se ha quedado solo, es el ¨²ltimo de su estirpe. La serie utiliza im¨¢genes tomadas de la novela (como la de las etiquetas de vino de la bodega, una simb¨®lica subtrama de la que conviene no contar m¨¢s) que sirven como im¨¢genes perfectas de lo que ocurre en Mosc¨² y por extensi¨®n en todo el territorio.
Rostov se encuentra de cara ante el abismo, pero unas abejas le salvan de alguna manera la vida. Y, de nuevo, nos vemos ante lo mejor de la novela y de la serie: el mundo se puede estar derrumbando, pero en el hotel Metropol siempre habr¨¢ lugar para la esperanza, el amor y la amistad.
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