Una docuserie se atreve con el suicidio: cuando los demonios llaman a tu puerta
Cuatro episodios y tres ¡®podcast¡¯ abordan una de las causas principales de la muerte entre j¨®venes. Una de sus conclusiones es que encarar el problema y hablar de ¨¦l p¨²blicamente con responsabilidad es clave
A los 12 a?os, Bea (prefiere no dar su nombre completo) comenz¨® a sentir que algo no encajaba en su vida. Perfeccionista hasta el extremo, obsesionada con sacar siempre la mejor nota, percibi¨® que algo se romp¨ªa dentro de ella. ¡°Siempre me he visto reflejada en los n¨²meros y cuando, debido a que no me pod¨ªa concentrar, empec¨¦ a no sacar las mejores notas, me obsesion¨¦ con los n¨²meros de la b¨¢scula. Siempre he ido de n¨²mero en n¨²mero. Los n¨²meros han controlado mi vida¡±. Sufri¨® un trastorno alimentario. Fue ingresada en un hospital, apartada del instituto, obligada durante ¨¦pocas a hacer un paseo al d¨ªa de solo 20 minutos para no perder calor¨ªas. Cada vez m¨¢s hundida en s¨ª misma, cada vez m¨¢s herida por dentro y cada vez almacenando m¨¢s dolor, trat¨® de suicidarse dos veces. ¡°La vida no ten¨ªa sentido. Yo lo que quer¨ªa es que parara el dolor¡±.
A los 12 a?os, la cantante y productora musical Zahara sufr¨ªa acoso en su colegio, experimentaba una crisis de ansiedad cada vez que iba hacia la escuela, fue v¨ªctima de abusos sexuales y guardaba todo ese c¨²mulo de sufrimiento en secreto, culp¨¢ndose a s¨ª misma de esa vida insoportable. Por aquel tiempo, algunas tardes, al volver a casa, se met¨ªa en una cabina y trataba de marcar el tel¨¦fono de ayuda al menor. ¡°Sab¨ªa que a mis padres no pod¨ªa contarles lo que me pasaba, pero tal vez a un extra?o s¨ª que podr¨ªa¡±, recuerda. Pero nunca fue capaz de marcar el n¨²mero entero, que contaba solo de tres d¨ªgitos y abandonaba la cabina sin hablar con nadie, sinti¨¦ndose a¨²n m¨¢s in¨²til y m¨¢s desamparada que cuando hab¨ªa entrado. Poco despu¨¦s trat¨® de suicidarse.
Los testimonios de estas dos mujeres aparecen en el sobrecogedor primer cap¨ªtulo de la docuserie Suicidio, el dolor invisible, de cuatro cap¨ªtulos, producido por RTVE Play y The Story Lab, que se emitir¨¢ completa a partir del lunes 20 en la plataforma p¨²blica. El primer episodio abunda en los relatos de estas dos mujeres cuando eran adolescentes; el segundo habla de los profesionales que luchan contra el suicidio, y se centra en la figura de Sergio Tub¨ªo, un bombero que ha elaborado un protocolo de intervenci¨®n para que sus compa?eros sepan c¨®mo actuar ante una tentativa de suicidio; el tercero est¨¢ rodado casi todo en una zona rural, entre C¨®rdoba y Ja¨¦n, en la que proliferan los intentos de suicidio; y el cuarto habla, entre otras cosas, de los familiares, los parientes y los amigos de quienes han muerto por suicidio. La docuserie se complementa con tres podcast en los que se recogen testimonios de menores de edad que han sobrevivido a intentonas de suicidio. Hay una frase clave que sirve de hilo conductor a todo el trabajo y que repiten tanto Bea como Zahara y el bombero Tubio: ¡°Quien piensa en el suicidio no quiere dejar de vivir, quiere dejar de sufrir¡±.
Conchi Cejudo, directora de la docuserie y de los podcast, sabe que el tema ¡°ha sido y es un tab¨² y el no hablarlo ha generado un estigma que pesa sobre los familiares y sobre las personas que han sobrevivido a un intento de suicidio¡±. Y a?ade: ¡°Es as¨ª porque no hemos hablado de esto y los medios de comunicaci¨®n somos los primeros responsables. Existe la idea del posible efecto contagio. Pero no es verdad¡±. Precisamente es al contrario: hablarlo ayuda. En el primer cap¨ªtulo Zahara asegura: ¡°Si alguien me hubiera hablado de lo que me pasaba, si yo hubiera podido tener un referente que me lo explicase, no habr¨ªa tratado de suicidarme¡±. Ahora bien: no hablar del suicidio es tan irresponsable como hablar mal. Por eso, por ejemplo, en la docuserie no se especifica la forma a la que han recurrido los protagonistas para tratar de quitarse la vida para no servir de est¨ªmulo.
Seg¨²n la OMS, se producen 700.000 suicidios en el mundo al a?o. En Espa?a, 4.000. Esto es: 11 al d¨ªa. Y por cada suicidio hay 20 intentonas que se quedan en intentonas. ¡°Es decir: ahora mismo hay 80.000 personas en Espa?a con ese dolor invisible dentro, que necesitan ayuda¡±, a?ade Cejudo. Toni Garrido, productor de la serie, reconoce que los testimonios son dur¨ªsimos, que es un trabajo dif¨ªcil de ver: ¡°Es la primera vez que me ha pasado que hemos tenido que parar de rodar porque uno de los t¨¦cnicos se ha echado a llorar¡±. Pero a?ade que como sociedad ¡°hay que mirar a este problema cara a cara, sin huir de ¨¦l¡±.
El bombero Tubio asegura que uno de los secretos es escuchar a estas personas que caminan al borde del precipicio. Y ellas mismas reconocen que hablar de lo que les pasa, sentirse escuchadas, es el primer paso para salir de ah¨ª. Cejudo lo ejemplifica: ¡°Hay una chica cuyo testimonio no pudo entrar pero que nos cont¨® que cuando estaba en la habitaci¨®n del hospital, despu¨¦s de una tentativa de suicidio, con el cuerpo todo escayolado, se dec¨ªa a s¨ª misma: ¡®Todos me preguntan por los huesos rotos, pero nadie ve que el dolor que siento est¨¢ en otra parte, que el dolor que verdaderamente importa est¨¢ dentro, que no se ve¡±.
Hoy en d¨ªa Zahara es una mujer rehecha de 39 a?os, una cantante reconocida que asume que la m¨²sica la sac¨® del fondo del pozo: ¡°Empec¨¦ a componer a los 12 a?os. Convert¨ª todo ese sufrimiento en canciones y eso quer¨ªa decir que lo pod¨ªa contar y si lo pod¨ªa contar no iba a necesitar intentar suicidarme. A veces no tienes palabras normales, t¨² no sabes expresar en palabras algo como quiero suicidarme, y por eso necesitas otro lenguaje. Y el m¨ªo fue el de la m¨²sica¡±.
Bea es hoy una mujer optimista de 19 a?os que estudia Medicina en la universidad. Atr¨¢s dej¨® la etapa oscura en que escrib¨ªa en la pared de su habitaci¨®n frases como: ¡°Tengo demonios llamando a mi puerta¡±. Hoy tiene el brazo izquierdo lleno de viejas marcas de cortes, de cicatrices. ¡°Son la muestra de la batalla que he vivido conmigo misma¡±. Ella no reniega de ese brazo izquierdo. Pero se ha llenado el derecho de tatuajes. ¡°As¨ª la gente no se fija en el otro¡±, dice, con una sonrisa.
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