Rory Gallagher, la antiestrella que uni¨® a una Irlanda en problemas
¡®Irish Tour¡¯, una gira que cruzaba la frontera en los a?os de plomo, cumple medio siglo. El guitarrista estaba al nivel de los mejores, y pudo ser un ¡®stone¡¯, pero era un tipo sencillo
Para unos pocos elegidos, la guitarra se convierte en una prolongaci¨®n no ya de las manos, sino sobre todo de la mente. En el documental Rory Gallagher: Irish Tour 1974, el m¨²sico irland¨¦s deslumbra hasta cuando solo est¨¢ afinando la guitarra y, sin quererlo, saca de ella un sonido delicioso. Sus virtudes con las seis cuerdas pod¨ªan rivalizar con las de Eric Clapton, Jimi Hendrix o Jimmy Page, solo unos pocos a?os mayores que ¨¦l; Gallagher (Ballyshannon, Irlanda, 1948 - Londres, 1995) pudo convertirse en un miembro de The Rolling Stones cuando ten¨ªan que sustituir a Mick Taylor o ingresar en Deep Purple por Ritchie Blackmore. Pero ¨¦l quer¨ªa ir por libre y representaba lo contrario a lo que se espera de una estrella del rock. Era un tipo sencillo que hac¨ªa vida sencilla, que actu¨® m¨¢s en teatros y salas peque?as que en estadios, que nunca se cambi¨® de ropa para subirse al escenario, que no hac¨ªa concesiones a los representantes ni a las discogr¨¢ficas, que se negaba a editar singles, que no se mov¨ªa en limusina sino caminando, que no daba carnaza a peri¨®dicos y revistas. Irish Tour, su doble ¨¢lbum en directo m¨¢s aclamado, se public¨® hace ahora 50 a?os. El documental que lo acompa?aba se proyect¨® entonces en cines.
Rory Gallagher viv¨ªa desde que era adolescente aferrado al blues (Muddy Waters) y al rock and roll primigenio (Eddie Cochran, Chuck Berry), y tambi¨¦n era aficionado al jazz. Con 15 a?os, se compr¨® una stratocaster de segunda mano e importaci¨®n que siempre iba con ¨¦l y todav¨ªa sacaba en sus ¨²ltimos conciertos. Con 18, se hizo un nombre al frente del tr¨ªo Taste. Cuando muri¨® en 1995 a los 47 a?os por las complicaciones de un trasplante de h¨ªgado, no se hab¨ªa movido del mismo sitio.
Taste apareci¨® en 1966 como un tr¨ªo de guitarra-bajo-bater¨ªa, surgido casi al mismo tiempo que Cream (el de Clapton) y The Jimi Hendrix Experience; en los tres casos sal¨ªan torrentes de m¨²sica de la formaci¨®n m¨¢s b¨¢sica posible. Toc¨® su primera cumbre cuando Taste fue invitado al m¨ªtico festival de la Isla de Wight de 1970. Hendrix muri¨® a los 27, Clapton empalm¨® diferentes proyectos sin regularidad, Page triunfaba con Led Zeppelin y Gallagher inici¨® una carrera en solitario que se gan¨® el respeto de sus colegas y de una secta de seguidores muy fieles, aunque no tanto del p¨²blico masivo. Ejerc¨ªa un blues rock muy energ¨¦tico, que saca todo el partido a la distorsi¨®n, lo que algunos llaman hard blues o heavy blues; pero que en algunas canciones transita a un folk ac¨²stico y melanc¨®lico, con alg¨²n momento de experimentaci¨®n sonora propia del rock progresivo.
El documental que dirigi¨® Tony Palmer (cuesta encontrarlo en Qello, un servicio extra de Prime Video) sigue a Gallagher en sus momentos m¨¢s inspirados en el escenario durante la gira que realiz¨® por su isla natal en torno al d¨ªa de A?o Nuevo de 1974. Eso se alterna con escenas callejeras de las ciudades en las que par¨® (algunas desoladas) y grabaciones intimistas, en las que la c¨¢mara se cuela discretamente en el camerino para mostrar a la banda (ya eran cuatro: incorpor¨® teclados) prepar¨¢ndose o charlando. Todo resulta tan informal como quer¨ªa ser el artista. No hay propiamente una entrevista, y sorprende que no se hable apenas del contexto pol¨ªtico, muy conflictivo, de aquella gira.
En los peores a?os de la violencia sectaria en Irlanda, Rory Gallagher se empe?aba en cruzar la frontera una y otra vez con su m¨²sica. ?l hab¨ªa nacido en Ballyshannon, en la Rep¨²blica, pero a solo 9 kil¨®metros de la l¨ªnea que divid¨ªa la isla; de ni?o vivi¨® en Derry, al otro lado; su familia se instal¨® definitivamente en Cork, al sur. El d¨ªa de A?o Nuevo de 1972, ten¨ªa prevista una actuaci¨®n en el Ulster Hall de Belfast, en un tiempo en que solo bandas locales tocaban en la ciudad, y no muy a menudo. Eran los peores momentos de los Troubles, como llamaban a los a?os de plomo por la violencia terrorista del IRA y de los paramilitares protestantes, y por los excesos de las fuerzas brit¨¢nicas.
En Belfast, el guitarrista se alojaba en el hotel Europa, a solo unos 200 metros del Ulster Hall. El establecimiento presume del raro honor de ser uno de los que han sufrido m¨¢s atentados: 33 artefactos explosivos han estallado ah¨ª. En ese d¨ªa de Nochevieja explotaron 10 bombas en la capital norirlandesa: Rory no contempl¨® ni por un minuto suspender el concierto, que agrand¨® su leyenda. ¡°No veo ning¨²n motivo para no tocar en Belfast. Los chicos est¨¢n aqu¨ª y estar¨¢n hartos de escuchar los discos¡±, dijo. No hab¨ªa mensajes pol¨ªticos expl¨ªcitos en sus letras, pero se volvi¨® un icono que un¨ªa a protestantes y cat¨®licos. El bolo se celebr¨® a media tarde, porque hab¨ªa toque de queda y a las 8 terminaba el servicio de autobuses. A finales de ese mes ocurri¨® el Domingo Sangriento, con 14 manifestantes muertos a tiros en Derry.
Menos de dos a?os despu¨¦s, la situaci¨®n no era mucho mejor. Dos miembros del IRA hab¨ªan muerto en Nochebuena, junto a un transe¨²nte, al estallar las bombas que preparaban en el cercano condado de Down; estaban recientes dos explosiones de coches bomba en Inglaterra. La gira irlandesa que recoge Irish Tour empez¨® en el mismo recinto de Belfast (un edificio hist¨®rico) el 29 de diciembre de 1973. Y vemos en el documental a una multitud enfervorizada que grita sin parar: ¡°Rory, Rory, Rory¡±. El sectarismo que desangraba al pa¨ªs y que ten¨ªa las calles vac¨ªas no exist¨ªa dentro del recinto. Siguieron conciertos en Dubl¨ªn y en Cork, no menos entusiastas. ?l era de todos.
Actu¨® en la Espa?a de la agon¨ªa del franquismo en mayo de 1974, en el polideportivo Anoeta de San Sebasti¨¢n, y en marzo de 1975, en el Teatro Monumental de Madrid. Este ¨²ltimo concierto impact¨® mucho a un joven Rosendo Mercado, quien puso ese sello en el sonido de Le?o, y se emiti¨® en TVE. En los a?os ochenta, dif¨ªciles para Gallagher porque no encajaba en las modas dominantes, transit¨® al hard rock, aunque no pod¨ªa evitar volver al blues con frecuencia. En 1990, sabi¨¦ndose enfermo, public¨® Fresh Evidence, el ¨¢lbum en que recuperaba sus ra¨ªces y cuyas letras hablaban del dolor y el duelo. No sac¨® ninguno m¨¢s.
En Irlanda est¨¢n se?alizados los lugares que recuerdan a su gran guitarrista. En Temple Bar, la zona con m¨¢s pubs de Dubl¨ªn, est¨¢ la Rory Gallagher Corner, con una guitarra en la pared presidiendo una plazuela. En su pueblo natal tiene una estatua y se celebra un festival anual en su honor. En Cork hay otro memorial con una escultura. La Stratocaster que compr¨® por 100 libras en 1963, y que utiliz¨® hasta sus ¨²ltimos d¨ªas, sale ahora a subasta a un precio estimado de hasta un mill¨®n de libras (m¨¢s de 1,18 millones de euros).
Un d¨ªa le preguntaron qu¨¦ hab¨ªa de irland¨¦s en su m¨²sica, con m¨¢s claras ra¨ªces americanas, y ¨¦l contest¨®: ¡°Todo el mundo sabe de d¨®nde soy. ?Qu¨¦ se supone que tengo que hacer para probarlo?¡±. Era inapropiado cuestionar su apego a la m¨²sica local, que viaj¨® con los emigrantes y perme¨® el folk y el country de EE UU. ?l estaba en el viaje de vuelta. Algunos elegidos para la gloria prefieren seguir siendo aut¨¦nticos.
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