La pel¨ªcula biogr¨¢fica de J. D. Vance es un tost¨®n y no explica mucho
¡®Hillbilly. Una eleg¨ªa rural¡¯ cuenta los traumas de infancia y juventud del hoy candidato de Trump a la vicepresidencia, que presenta como una historia de superaci¨®n. Es tediosa y no ayuda a entender el malestar social que aspira a retratar
Hay pel¨ªculas que se hacen largas, pero en esta miras el reloj antes de que hayan pasado 15 minutos. Hillbilly. Una eleg¨ªa rural es un filme de Netflix basado en la autobiograf¨ªa de J. D. Vance, y eso basta como gancho, ahora que el autor ha sido elegido candidato a vicepresidente en la papeleta de Donald Trump. Vance representa el futuro del trumpismo que ha tomado el control del centenario Partido Republicano. Es muy joven si lo comparamos con el resto de la ¨¦lite pol¨ªtica de EE UU: tiene 39 a?os, y ten¨ªa ocho menos cuando escribi¨® el libro Eleg¨ªa campesina: una memoria de una familia y una cultura en crisis, que fue un repentino superventas. Es un relato de su infancia y juventud que, ah¨ª estaba su punto, retrata el malestar de la Am¨¦rica profunda, la sensaci¨®n de abandono de la poblaci¨®n blanca de pueblos o ciudades peque?as, el drama de las zonas desindustrializadas por la globalizaci¨®n. Los factores que explican que haya tanta clase trabajadora votando a Trump y a otras derechas populistas, aunque se dispongan a desmantelar los ya precarios servicios p¨²blicos que los protegen.
El libro de Vance es previo al inicio de su carrera pol¨ªtica (en la que es un reci¨¦n llegado: fue elegido senador en 2022) y le abri¨® las puertas de las tertulias de la CNN. La pel¨ªcula es de 2020, y los nombres que la firman tienen nivel: el director es Ron Howard, las actrices principales son Glenn Close y Amy Adams. Los tres han trabajado en pel¨ªculas mucho mejores. Esta se hace tediosa, y la cr¨ªtica la vapule¨® sin piedad: tiene una estrella, de cinco, en la media que calcula Rotten Tomatoes.
Respecto al libro, la pel¨ªcula sortea lo que haya de pensamiento pol¨ªtico. Y entonces nos perdemos lo interesante, por reaccionario que sea su discurso. Nos quedamos solo con un drama lacrim¨®geno sobre las desdichas de este ni?o y joven criado entre Kentucky y Ohio, y sobre su af¨¢n de superaci¨®n. J. D. Vance, en efecto, tuvo una infancia dura, porque su padre estaba ausente y la madre cay¨® en la adicci¨®n a la hero¨ªna, perdi¨® su empleo de enfermera y acab¨® en la pobreza y la marginalidad. Al adolescente Vance lo vemos rebelarse contra la situaci¨®n y, cuando en alg¨²n momento empieza a rodearse de malas compa?¨ªas, da un paso decidido para instalarse con su abuela, una mujer igualmente pobre, y con arrebatos violentos, pero muy en¨¦rgica (Vance presume ahora de que ten¨ªa 19 armas cargadas en casa cuando muri¨®).
En otro plano temporal, tenemos al joven Vance en la muy elitista Universidad de Yale y en sus inicios profesionales tras graduarse en Derecho. En los ambientes m¨¢s selectos ¨¦l hace gala de su orgullo de hillbilly, como se llama a la poblaci¨®n de los Apalaches, y cuida de su madre lo que ella no cuida de s¨ª misma. La narraci¨®n no sigue su biograf¨ªa m¨¢s all¨¢, y eso que habr¨ªa material: sirvi¨® como marine en Irak, fue inversor de capital riesgo en Silicon Valley, se hizo millonario y su ascenso en pol¨ªtica ha sido mete¨®rico.
La pel¨ªcula contiene mensajes del gusto conservador: la reivindicaci¨®n de la familia, porque hasta la m¨¢s disfuncional posible se salva si est¨¢ unida; la meritocracia, esa palabra tan gastada para justificar la inequidad; la guerra contra las drogas; la denuncia de la burbuja de las ¨¦lites urbanas. El contexto del declive industrial del llamado cintur¨®n del ¨®xido, que marca el libro, apenas aparece aqu¨ª como paisaje de fondo, el de esas plantas sider¨²rgicas abandonadas. Tampoco se entiende a qui¨¦n hay que culpar del entorno problem¨¢tico de este chico, tan creyente en la responsabilidad individual.
En todo el mundo crece la brecha entre la visi¨®n pol¨ªtica mayoritaria en las ciudades (es absurdo identificarlas con las ¨¦lites) y la de las periferias que se sienten excluidas. Nada que pase solo en EE UU: se ha visto en Francia, en el Reino Unido, en Alemania, en Polonia o en M¨¦xico. Las grandes urbes son hoy el sost¨¦n del progresismo (una de las pocas excepciones es Madrid, basti¨®n de una derecha libertaria) y los que viven lejos de ellas se entregan a la derecha dura. Hay mucho que reflexionar sobre esa fractura social. El libro de Vance quiz¨¢s aporta algo a ese debate, pero la pel¨ªcula se queda en una exhibici¨®n, casi pornogr¨¢fica, del hundimiento personal de una madre y en una inmodesta presentaci¨®n del propio Vance como un h¨¦roe hecho a s¨ª mismo. El final feliz lleg¨® hace unos d¨ªas: Trump eligi¨® a J. D. Vance como su n¨²mero dos y la madre, Bev Vande, que lleva diez a?os rehabilitada, pudo presenciarlo orgullosa en la Convenci¨®n Republicana y fue ovacionada.
Puestos a buscar una descripci¨®n sociol¨®gica del malestar de tantos territorios, se entiende mejor cualquier libro del franc¨¦s Michel Houellebecq. Quien dice en esta entrevista: ¡°Me compr¨¦ una casa en el campo. Ya no hay m¨¦dicos (...). Es un fracaso enorme. Hay ge¨®grafos que lo han teorizado. Ahora el mundo ser¨¢ una red de megal¨®polis, y el resto nos da igual, ah¨ª la gente vive como puede¡±. Ese p¨¢rrafo ayuda m¨¢s a entender que las dos horas, se hacen largas, de Hillbilly.
Puedes seguir EL PA?S Televisi¨®n en X o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.