J. D. Vance tima al conservadurismo
A pesar de la dura competencia, el candidato republicano a vicepresidente quiz¨¢s es el pol¨ªtico m¨¢s c¨ªnico de Estados Unidos
Antes, J. D. Vance tem¨ªa que Donald Trump se convirtiera en ¡°el Hitler de Am¨¦rica¡±. Ahora, es el elegido por Trump para ser su candidato a la vicepresidencia. Pero esa historia es lo de menos. Trump y Vance tienen muchas cosas en com¨²n, entre ellas esta: los dos son estafadores que desprecian a sus seguidores. De hecho, Vance, a pesar de la dura competencia, posiblemente sea la figura destacada m¨¢s c¨ªnica de la pol¨ªtica estadounidense contempor¨¢nea. Nunca se sabe si Trump se cree las cosas falsas que dice; Vance es lo bastante listo como para saber que ha dado un morrocotudo gato por liebre pol¨ªtico.
Y si la f¨®rmula Trump-Vance gana, hay bastantes probabilidades de que, dada la evidente falta de inter¨¦s de Trump por los detalles de la pol¨ªtica y ¡ªs¨ª¡ª su edad, Vance acabe, de un modo u otro, dirigiendo el pa¨ªs.
As¨ª que, sobre ese timo: Vance, ahora senador junior por Ohio, habla mucho de sus or¨ªgenes humildes. Pero la gente deber¨ªa leer lo que escribi¨® en Hillbilly, una eleg¨ªa rural, que muestra un asombroso desprecio por las personas con las que creci¨®, pero que, a diferencia de ¨¦l, no consiguieron escapar de la pobreza que abunda en las ciudades peque?as. Y la gente tambi¨¦n deber¨ªa ser consciente de que, aunque en su discurso del mi¨¦rcoles en la convenci¨®n denunciara a los ¡°barones de Wall Street¡±, su ascenso ha sido orquestado en gran medida por un grupo de multimillonarios de la tecnolog¨ªa; es un protegido de Peter Thiel.
Hillbilly, una eleg¨ªa rural es en parte memorias personales, en parte comentario social y, para ser justos, responde a un problema real. A lo largo de las dos ¨²ltimas generaciones, algo ha ido muy mal en gran parte del campo y las ciudades peque?as de Estados Unidos. Se ha producido un fuerte aumento del porcentaje de hombres en edad de trabajar que carecen de empleo, sobre todo en el este de la zona central de Estados Unidos. Los problemas sociales han proliferado; como han documentado los economistas Anne Case y Angus Deaton, se ha producido un aumento de las ¡°muertes por desesperaci¨®n¡±, que defin¨ªan como muertes por drogas, alcohol y suicidio.
?Qu¨¦ ha ocurrido? Yo me centrar¨ªa en los cambios en la econom¨ªa que han debilitado la raz¨®n de ser de muchas ciudades peque?as, un proceso que comenz¨® durante los a?os de Ronald Reagan y no es exclusivo de nuestro pa¨ªs. La p¨¦rdida de oportunidades econ¨®micas ha conducido, a su vez, a la disfunci¨®n social, que es un reflejo del anterior aumento de la disfunci¨®n social en las ciudades de Estados Unidos cuando desaparecieron los trabajos manuales urbanos.
Estos problemas son reales, y deber¨ªamos realizar un esfuerzo nacional para afrontar las dificultades de las regiones rezagadas. De hecho, el Gobierno de Joe Biden ha estado haciendo precisamente eso, y gran parte de su pol¨ªtica industrial ha estado dirigida a ayudar a las zonas deprimidas. Entre otras cosas, una ayuda de la Administraci¨®n de Biden de hasta 575 millones de d¨®lares ¡ªfinanciada en parte por leyes a las que los republicanos se opusieron un¨¢nimemente¡ª ayudar¨¢ a modernizar una planta sider¨²rgica en la ciudad natal de Vance, Middletown, en Ohio.
Y no olvidemos que muchos estadounidenses de las zonas rurales solo tienen seguro m¨¦dico gracias a pol¨ªticas a las que los republicanos se opusieron ferozmente.
Pero en Hillbilly, una eleg¨ªa rural, Vance rechaza el ¡°movimiento cultural de la clase trabajadora blanca que pretende culpar de los problemas a la sociedad o al Gobierno¡±. En cambio, sostiene que hay muchos estadounidenses blancos de pueblos peque?os que no tienen a nadie a quien culpar salvo a s¨ª mismos. Son perezosos: ¡°Puedes pasear por una ciudad en la que el 30% de los j¨®venes trabajan menos de 20 horas a la semana y no encontrar a una sola persona consciente de su propia pereza¡±. Tienen poca formaci¨®n, no por falta de oportunidades, sino porque no est¨¢n motivados: ¡°No estudiamos de ni?os, y no obligamos a nuestros hijos a estudiar cuando somos padres¡±. Imag¨ªnense la reacci¨®n si un dem¨®crata liberal dijera algo as¨ª.
Sin embargo, despu¨¦s de entrar en la pol¨ªtica, Vance decidi¨® de repente que la clase trabajadora blanca no es perezosa, sino v¨ªctima de fuerzas externas. Empez¨® a acusar con vehemencia a los inmigrantes de ocupar puestos de trabajo que deber¨ªan ser para los nacidos en Estados Unidos.
Un pasaje de su discurso en la convenci¨®n parec¨ªa insinuar que los inmigrantes que han entrado ilegalmente en el pa¨ªs son los responsables de la inflaci¨®n. L¨®gicamente, no reconoci¨® que la inflaci¨®n ha ca¨ªdo en dos tercios desde mediados de 2022, y que los trabajadores sin funciones de supervisi¨®n ¡ªespecialmente los que tienen salarios bajos¡ª han visto c¨®mo sus ingresos, por t¨¦rmino medio, sub¨ªan m¨¢s que los precios.
De hecho, los inmigrantes no nos est¨¢n quitando el trabajo. El desempleo entre los nativos se mantiene cerca de su m¨ªnimo hist¨®rico. En la medida en que los estadounidenses oriundos abandonan la poblaci¨®n activa, se debe en gran medida a que la generaci¨®n de la explosi¨®n demogr¨¢fica est¨¢ jubil¨¢ndose.
Y resulta especialmente curioso que culpe a los inmigrantes de los problemas del campo y las ciudades peque?as estadounidenses, que empezaron mucho antes del reciente repunte de la inmigraci¨®n, y donde incluso ahora se ven relativamente pocos inmigrantes. En el Estado natal de Vance, solamente el 5% de la poblaci¨®n ha nacido en el extranjero, frente al 40% en Nueva York.
De todos modos, no hay raz¨®n para creernos nada de lo que dice Vance sobre el apoyo a la clase trabajadora. Su libro deja claro que, al menos hasta cierto punto, desprecia a quienes no han conseguido algo comparable a su trayectoria profesional. Puede que se haya criado en la pobreza, pero ahora no es m¨¢s que un pol¨ªtico inteligente y sin escr¨²pulos que utiliza sus antecedentes para ocultar hasta qu¨¦ punto representa los valores e intereses de los plut¨®cratas.
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