Del ¡®skate¡¯ al baloncesto 3x3: elogio del deporte de la calle
Uno de los placeres de este verano de Juegos Ol¨ªmpicos es descubrir las disciplinas a las que nunca hab¨ªas prestado atenci¨®n, que tienen tir¨®n entre j¨®venes de ambos sexos, y ante los que algunos arrugan la nariz
Son muchos los que arrugan la nariz cada vez que los Juegos Ol¨ªmpicos incorporan nuevas disciplinas. Pero uno de los placeres de estos veranos, uno cada cuatro, es descubrir deportes a los que nunca hab¨ªas prestado atenci¨®n, y que tienen su emoci¨®n o destacan por su belleza pl¨¢stica. Algunos de ellos, aunque discutidos, tienen verdadera implantaci¨®n en la calle. No porque tengan a muchos federados, no porque haya competiciones oficiales, sino porque los (y las) j¨®venes los practican con el entusiasmo del aficionado all¨ª donde pueden y les dejan.
Es el caso del baloncesto 3x3, que siempre se ha jugado en las canchas de los barrios y los colegios cuando el n¨²mero de jugadores no alcanzaba o una de las canastas estaba rota, lo que era frecuente. Del skate, con el que te cruzas en tantos espacios p¨²blicos de las ciudades. Del break dance, que lleva algunas d¨¦cadas entre nosotros aunque muchos lo creyeran, desde el principio, una moda pasajera. Son deportes callejeros, como otros son playeros: el v¨®ley playa, que abunda en las arenas de la costa espa?ola; el surf, que Par¨ªs ha llevado a la paradis¨ªaca Tahit¨ª, al otro lado del planeta, y que ha regalado estampas memorables.
Zapeando entre RTVE, Eurosport y Max, uno puede dejarse sorprender por deportes que estaban fuera de su radar. Sin ser ning¨²n entendido, por pura est¨¦tica, se disfrutan mucho los cl¨¢sicos: la gimnasia, la nataci¨®n, los saltos de trampol¨ªn. Y el atletismo, el rey, el que remite a lo que se hac¨ªa en Olimpia, el deporte m¨¢s puro por simple (corre, salta, lanza). Pero se puede gozar de otras pr¨¢cticas. La competici¨®n de tiro ol¨ªmpico ha convertido en fen¨®menos virales a dos campeones: la coreana Kim Yeji y el turco Yusuf Dike?. Ambos disparan con clase y extrema frialdad, de forma imperturbable (¨¦l incluso con una mano en el bolsillo): en las redes se dice que deber¨ªa ficharlos Quentin Tarantino para una de sus pel¨ªculas.
Me topo con la final femenina de street skateboarding. Deben deslizarse por las barandillas de una escalera: muchos de los intentos son fallidos, pero ninguna se rompe nada; cuando lo logran sorprende de lo que es capaz la motricidad humana. Gana una chiquilla japonesa de 14 a?os, Coco Yoshizawa. La misma edad tiene la campeona de la categor¨ªa park: la australiana Arisa Trew (la vasca Laia Laso, de 15, se col¨® en la final). Las tres se han llevado muchos golpes para llegar aqu¨ª. A ver qui¨¦n les dice que eso no era un deporte digno de unos Juegos.
Espa?a ha sido tradicionalmente un pa¨ªs futbolero (del masculino, por supuesto) al que algunas estrellas inesperadas (Santana, Bahamontes, Indur¨¢in, Nadal o Alonso) hicieron prestar atenci¨®n al tenis, el ciclismo o la f¨®rmula 1. Esa atenci¨®n preferente por el balompi¨¦, y todo lo que mueve ese gran negocio, ha opacado deportes que tienen cierta solera aqu¨ª: el baloncesto (que nos dio dos generaciones gloriosas, la de Fernando Mart¨ªn y la de Gasol), el balonmano, el hockey, el waterpolo...
Hace ya algunas d¨¦cadas que la mayor¨ªa de alegr¨ªas ol¨ªmpicas nos las dan los deportes m¨¢s diversos: Sa¨²l Craviotto, Carolina Mar¨ªn, Mireia Belmonte, Ferm¨ªn Cacho, Mar¨ªa P¨¦rez, Gervasio Deferr. Y est¨¢ claro a estas alturas que, en los que tienen m¨¢s arraigo y en los reconocidos ahora, las mujeres se han ganado su sitio a codazos, de las campeonas de S¨ªdney a las baloncestistas a tres o a cinco y esa Laia adolescente en una final. Incluso se abren paso las pruebas mixtas, otro tab¨² roto. Hay otro mundo fuera de lo de siempre. Aunque solo le hagamos caso cada cuatro a?os.
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