Luis Enrique, un tipo nada extraordinario
Por mucho que su ¡®fandom¡¯ se empe?e, Luis Enrique no es extraordinario: tipos que confunden ser maleducados con tener personalidad hay m¨¢s de los que podemos gestionar, en estadios suntuosos y en oficinas deprimentes
Hay a quien exponer su vida en pantalla le ha venido de perlas, pienso en Mario Vaquerizo reivindic¨¢ndose como algo m¨¢s que el m¨¢s uno de Alaska, aunque acab¨¢semos sufri¨¦ndolo m¨¢s de lo que desear¨ªamos, o en Georgina, monetizando la vacuidad m¨¢s absoluta. A veces, incluso la torpeza tiene premio, la glotoner¨ªa y la displicencia de Terelu y Carmen Borrego en la inenarrable Las Campos les regal¨® un resurgimiento profesional.
A exhibir la cotidianidad suelen conducir un buen cheque o un ego desmesurado y en el documental ¡ªo v¨ªdeo de gimnasia, pseudociencias y filosof¨ªa barata¡ª sobre Luis Enrique que acaba de estrenar Movistar+ se intuye mucho de lo segundo. Hay pocas sorpresas para los que sigan el f¨²tbol con una m¨ªnima curiosidad, el Luis Enrique entrenador sigue siendo el mismo al que conocimos en el Sporting de Gij¨®n. Es agrio, engre¨ªdo, jactancioso y est¨¢ encantado de conocerse. Otro Mourinho, como si el mundo no tuviese suficiente con uno. Al igual que el luso, tambi¨¦n pretende convencernos de que busca echarse la presi¨®n encima para liberar al equipo cuando lo cierto es que su af¨¢n es ser la ¨²nica estrella del estadio. Igual de sonrojante resulta escucharle decir que le gusta ser ¡°poderoso con los poderosos¡±; se vende casi como un antisistema, cuando est¨¢ sentado en el banquillo millonario de un club estado. Estoicismo de Louis Vuitton.
No tiene pelos en la lengua, valoran los que le compran las motos, pero tras la pol¨¦mica elecci¨®n de la sede mundialista no tuvo una mala palabra contra ese Qatar que ahora paga su sueldo, tampoco una buena para la selecci¨®n femenina durante la crisis provocada por Rubiales. Nadie la esperaba. Luis Enrique ¨²nicamente alza la voz para escucharse a s¨ª mismo. Sorprenden entonces tantos comentarios destacando el ser humano extraordinario que es. Veo un padre amant¨ªsimo y un marido cari?oso, s¨®lo faltaba, y lo imagino muy amigo de sus amigos, pero eso se queda en la intimidad. En el Luis Enrique profesional no veo ning¨²n modelo a seguir; no deber¨ªa serlo alguien que durante un ataque de ira lanza a sus jugadores lo que tiene sobre la mesa, un tipo avinagrado que amarga con sus morros la celebraci¨®n del t¨ªtulo de Copa. Algo similar le hizo Cristiano Ronaldo al madridismo tras La Decimotercera y ese es precisamente el problema, Luis Enrique no es extraordinario, tipos que confunden ser maleducados con tener personalidad hay m¨¢s de los que podemos gestionar, en estadios suntuosos y en oficinas deprimentes, mal hacemos endios¨¢ndolos.
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