M¨°nica Terribas: ¡°Salir del Opus te convierte en traidora porque es Dios quien te elige¡±
La periodista habla de su nueva serie documental ¡®El minuto heroico¡¯ que narra la vida de 13 mujeres que han salido del Opus Dei y que se estrena este viernes
M¨°nica Terribas (Barcelona, 57 a?os) es tan locuaz que no puede esperar a que se encienda la grabadora para hablar de El minuto heroico, una serie producida por The Mediapro Studio para la plataforma Max en Espa?a que narra la vida de 13 mujeres que han salido del Opus Dei y que ...
M¨°nica Terribas (Barcelona, 57 a?os) es tan locuaz que no puede esperar a que se encienda la grabadora para hablar de El minuto heroico, una serie producida por The Mediapro Studio para la plataforma Max en Espa?a que narra la vida de 13 mujeres que han salido del Opus Dei y que se estrena el 7 de febrero. ¡°La gente recuerda de m¨ª las entrevistas que he hecho a los pol¨ªticos, pero las que m¨¢s me han marcado son otras, como las de este documental. El trabajo psicol¨®gico que han hecho al salir de la instituci¨®n porque creen que ya no tienen vida, porque se sienten culpables¡±. Solo al final hablar¨¢ de periodismo y deslizar¨¢ muy entre l¨ªneas c¨®mo ve las cosas hoy, despu¨¦s de cuatro a?os dirigiendo Tv3, de presentar La nit al dia y El mat¨ª de Catalunya radio, de ser consejera delegada y editora del Diari ara, de mostrarse cr¨ªtica con el papel del Estado durante el proc¨¦s.
Pregunta. ?C¨®mo prende la idea para hacer El minuto heroico?
Respuesta. Cuando dej¨¦ el matinal de Catalunya radio empec¨¦ a trabajar en Mediapro, ten¨ªa varias ideas para llevarlas a cabo en forma de documental. Un d¨ªa recib¨ª un correo electr¨®nico de una mujer, que se identific¨® como Mar¨ªa Rosa, que me dec¨ªa: ¡°Ahora que tienes tiempo, quiero que sepas qu¨¦ me ha pasado en la vida¡±. En media p¨¢gina me cont¨® cosas que yo identifiqu¨¦ enseguida como abuso. Quedamos para tomar un caf¨¦ y le hice una entrevista largu¨ªsima de casi cuatro horas. Despu¨¦s de eso me dije a m¨ª misma: ¡°Tengo que comprobar si esto se reproduce en otras mujeres¡±. Empec¨¦ a trabajarlo y vi que otras dec¨ªan exactamente lo mismo, aunque no quer¨ªan salir a contarlo delante de una c¨¢mara. Detect¨¦ el miedo, pero una de ellas me dijo: ¡°Yo s¨ª quiero contarlo, aunque mi familia siga en el Opus¡±. Grab¨¦ a cuatro de ellas, en M¨¢laga, Miranda de Ebro (Burgos), Hospitalet y Campos (Mallorca) y lo tuve claro. Distintas edades, distintos lugares, misma historia. Y en paralelo surgi¨® lo de Argentina.
P. Un procedimiento judicial en el que se acusa a cuatro antiguos cargos del Opus Dei por someter a 43 mujeres a un r¨¦gimen de servidumbre y trata.
R. Habl¨¦ con algunas de all¨ª tambi¨¦n. Es que salir de ah¨ª, para algunas, tiene consecuencias econ¨®micas. Porque no tienes otra cosa, y tus amigos del Opus te ven como alguien que abandona.
P. Una traidora.
R. Salir del Opus te convierte en traidora porque es Dios quien te elige, le est¨¢s dando la espalda a una vocaci¨®n. Y no afecta solo a las numerarias auxiliares, que trabajan en tareas dom¨¦sticas. Pasa con las agregadas, que viven con sus familias y son profesionales libres, pero padecen los mismos sistemas de coerci¨®n, esas normas de vida. Y con las numerarias, que viven en centros y son las que deciden, captan y trabajan para la obra.
P. ?Y los hombres?
R. Tambi¨¦n pasa con ellos, con una diferencia. Porque, como las defin¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer, ellas son las madres de la obra, las que cuidan, las que limpian, las que planchan. El nivel de aislamiento psicol¨®gico de ellas es mucho mayor. A ra¨ªz de este proyecto me han escrito muchos hombres, quieren que cuente su historia.
P. Antes de verlo pensaba que era un documental sobre el Opus Dei y ahora creo que es sobre las distintas formas de violencia hacia las mujeres.
R. Estoy bastante de acuerdo, pero no del todo, porque los hombres tambi¨¦n sufren esa violencia psicol¨®gica y hacia su propio cuerpo. Los supernumerarios y supernumerarias no tienen esa rigidez, por eso creo que esta serie es muy ¨²til para ellos, porque estoy convencida de que muchas de las cosas que cuentan no las conocen. Pero es verdad que al verlo me he sentido identificada con algunas de esas violencias, y seguro que t¨² tambi¨¦n. Esto supera el Opus Dei, pero s¨ª me gustar¨ªa que fuera un espejo en el que esta instituci¨®n se mirara.
P. ?Fue f¨¢cil conseguir apoyo para esta idea? ?Le dijeron que pensara en otra cosa?
R. S¨ª, en hablar de la evoluci¨®n del mosquito tigre (sonr¨ªe). Hab¨ªa le¨ªdo ya mucho sobre el Opus Dei, porque todo esto me pilla mayorcita. Y la parte del poder econ¨®mico, educativo y pol¨ªtico no me interesaba demasiado porque ya se ha escrito mucho sobre el tema. Pero aqu¨ª estamos hablando de algo que colisiona con mis principios como cristiana de base. Me sacud¨ªa en lo fundamental, porque entra en contradicci¨®n con lo que se dice que es la obra de Dios. Fui a todas las plataformas importantes, todas vieron el teaser con estas mujeres hablando a c¨¢mara. Dijeron que s¨ª, pero luego, al elevarlo, cambiaban de idea. A Max es a la primera a la que fui, me dijeron que no y luego me dijeron que s¨ª.
P. Hay frases que son pu?etazos: ¡°Hay que ser alfombra para que los dem¨¢s pisen en blando¡±. O esa carta que se manda al prelado y cuya respuesta consiste en: ¡°El prelado tiene por costumbre no contestar a las mujeres¡±.
R. Una cosa que me ha sorprendido es que al hablar con ellas les ped¨ªa documentos que acreditaran seg¨²n qu¨¦ cosas y siempre respond¨ªan: ¡°Es que no te contestan¡±. No tienen copia de los testamentos que firman, una carta escrita cuando piden la dispensa. Solo una, Mabel Mena, dispone de un papel incunable en el que el Opus Dei reconoce su fecha de admisi¨®n y la de salida, y porque denunci¨® a trav¨¦s de la Agencia de Protecci¨®n de Datos. Lo de la alfombra lo escuchaban las mujeres en el siglo pasado y ahora. Y si escuchas lo mismo desde los 14 a?os, eso te va dando forma al cerebro. Siempre los dem¨¢s por delante, nunca piensan en ellas. Eso se les imprime en el alma.
P. ?Ha recibido respuesta por parte del Opus Dei?
R. Cuando termin¨¦ de rodar las entrevistas me puse en contacto con la prelatura. Quisieron saber cosas de la serie y yo les compart¨ª todo, porque pens¨¦ que era una oportunidad para que reaccionaran m¨¢s all¨¢ del canal de escucha, y dijeron que no. En el ¨²ltimo correo, ya en oto?o, les insist¨ª en ir a Roma. Nada.
P. Cuando dej¨® la radio dijo que sal¨ªa con cicatrices personales y profesionales. ?C¨®mo est¨¢ ahora?
R. Los dos ¨²ltimos a?os lo pas¨¦ muy mal. Soy una persona muy afortunada porque he tenido la posibilidad de hacer lo que me gusta, pero me daba cuenta de que me costaba levantarme y que me afectaba psicol¨®gicamente, y por eso lo dej¨¦. Cuando est¨¢s en la trinchera te caen los misiles a diario, y ahora he aprendido a trabajar las cosas de otra manera. Otro tipo de periodismo. Estoy mucho mejor. Me ha tocado estar en un punto de la historia concreta de mi pa¨ªs haciendo periodismo, se me ha querido siempre etiquetar, y la presi¨®n y el juicio permanente s¨¦ lo que son. A veces tendr¨ªamos que reflexionar sobre lo f¨¢cil que es hacerle da?o a una persona, simplemente porque ha dicho algo con lo que discrepas. Todos tenemos un coraz¨®n y un cuerpo que cuidar te hayas saltado o no la ley, como los tienen la gente que ha hecho de su vida una causa pol¨ªtica¡ pero al final siempre hay una persona que merece ser entendida y escuchada.