El primer cardenal del Opus Dei, arzobispo de Lima, fue apartado por el Papa en 2019 tras acusaciones de pederastia
Francisco forz¨® el retiro de Juan Luis Cipriani y le castig¨® a exiliarse de Per¨² y no vestir h¨¢bitos cardenalicios. Este mes, no obstante, ha regresado para recibir una medalla al m¨¦rito. La Obra conoci¨® la denuncia en 1983, pero la ignor¨® 35 a?os
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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El primer cardenal del Opus Dei en toda su historia, el peruano Juan Luis Cipriani, nombrado por Juan Pablo II en 2001 y arzobispo de Lima durante dos d¨¦cadas, fue obligado en 2019 por el papa Francisco al retiro y a irse de Per¨² tras haber sido acusado de abuso de un menor. Tambi¨¦n le prohibi¨® llevar h¨¢bitos y s¨ªmbolos cardenalicios y hacer declaraciones p¨²blicas y, de forma impl¨ªcita, participar en un futuro c¨®nclave. Ahora ya no es posible porque tiene m¨¢s de 80 a?os, cumpli¨® 81 en diciembre, y es el l¨ªmite de edad para entrar en ¨¦l. No hubo un proceso can¨®nico, sino que fueron medidas aceptadas por el cardenal. No obstante, Cipriani no ha tenido problema en volver a Per¨² con gran protagonismo: el pasado 7 de enero recibi¨® de manos del alcalde de Lima, Rafael L¨®pez Aliaga, tambi¨¦n miembro del Opus Dei, la medalla de la Orden al M¨¦rito en el grado de Gran Cruz, m¨¢ximo reconocimiento del ayuntamiento de la capital peruana. En las im¨¢genes viste sotana, sin ning¨²n s¨ªmbolo cardenalicio.
En el momento de su cese en 2019 el Vaticano simplemente comunic¨® que el Pont¨ªfice hab¨ªa aceptado su renuncia, que los obispos deben presentar al cumplir 75 a?os, pero llam¨® la atenci¨®n que la dimisi¨®n se acogiera de inmediato, pues lo normal es que se espere unos a?os, salvo que haya problemas de salud o de otro tipo. La verdadera raz¨®n fue la acusaci¨®n de abusos de un menor, que ahora tiene 58 a?os, y que en 2018 escribi¨® una carta al Papa denunciando los hechos, seg¨²n ha relatado la v¨ªctima a EL PA?S y confirman fuentes eclesi¨¢sticas en Lima. La oficina de prensa del Vaticano, consultada al respecto, no ha querido hacer ninguna declaraci¨®n. El denunciante, que no desea identificarse, acus¨® a Cipriani de tocamientos, caricias y besos en 1983, cuando ten¨ªa entre 16 y 17 a?os.
Tambi¨¦n confirma lo ocurrido el mediador que llev¨® su carta al Pont¨ªfice, Juan Carlos Cruz, miembro de la Comisi¨®n Pontificia para la Protecci¨®n de Menores del Vaticano y superviviente de abusos en Chile. Cruz corrobora que, efectivamente, hizo la gesti¨®n, entreg¨® la carta al Papa y ¡°Francisco actu¨®¡±. Pero no desea hacer m¨¢s valoraciones y subraya que no puede revelar el contenido de sus conversaciones con Bergoglio.
El Opus Dei admite que el denunciante quiso reunirse con el vicario general de la Obra en Per¨² en 2018, el espa?ol ?ngel G¨®mez-Hortig¨¹ela, para informarle de sus acusaciones, pero que no quiso recibirle por considerar que el asunto no era de su competencia. G¨®mez-Hortig¨¹ela ha explicado que ¡°no le parec¨ªa conveniente¡±, indican portavoces de la Obra en Roma. Sostienen que, por ser cardenal, Cipriani no depende del Opus Dei, sino que ¡°est¨¢ incardinado en la Santa Sede¡±. Tambi¨¦n detallan que en la Obra nunca vieron la carta y ¡°no hay constancia de ninguna denuncia¡±, si bien la carta no es una denuncia can¨®nica como tal. La Obra afirma igualmente no tener noticia de las medidas del Papa, aunque se?alan que Cipriani no estar¨ªa obligado a comunicarlas al Opus Dei pues, repiten, depende del Pont¨ªfice. Admiten, en todo caso, que tras su renuncia, Cipriani dej¨® Per¨² y ha vivido entre Roma y Madrid.
Este diario solicit¨® hablar con Cipriani o al menos recabar su versi¨®n, pero la respuesta de la Obra fue, de nuevo, que el cardenal ¡°no depende del Opus Dei¡± y no pod¨ªa ponerse en contacto con ¨¦l. Cipriani lleva 62 a?os en esta organizaci¨®n religiosa: pidi¨® ingresar en la Obra con 19 a?os, el 10 de junio de 1962, seg¨²n la informaci¨®n oficial del Vaticano. Luego estudi¨® en Roma en un centro de la organizaci¨®n y en la universidad de Navarra. Fue ordenado en 1977 en la bas¨ªlica de San Miguel de Madrid. Cipriani fue el cl¨¦rigo m¨¢s poderoso de la Iglesia peruana durante dos d¨¦cadas y uno de los l¨ªderes de la ultraderecha cat¨®lica latinoamericana, muy controvertido por ser amigo y aliado del dictador Alberto Fujimori, que presidi¨® Per¨² entre 1990 y 2000.
El Papa intervino, adem¨¢s, porque no era la primera vez que hab¨ªa acusaciones de este tipo contra Cipriani, indican las mismas fuentes: ya hab¨ªa llegado al menos una en 2002, que no tuvo recorrido. El relato de la v¨ªctima que ahora sale a la luz revela algo m¨¢s: asegura que cont¨® los abusos al Opus Dei en 1983, cuando los sufri¨®. Es decir, seg¨²n su relato, cuando en 2019 el Papa oblig¨® a retirarse a Cipriani, la Obra ya conoc¨ªa acusaciones de abusos contra ¨¦l desde hac¨ªa al menos 35 a?os. El Opus Dei asegura que tampoco tiene constancia de esa denuncia, ¡°no hay nada registrado¡±. Cipriani luego fue nombrado vicario del Opus Dei en Per¨² en 1986, m¨¢xima autoridad de la entidad en el pa¨ªs; en 1988 fue obispo auxiliar de Ayacucho, y arzobispo en 1995; hasta que en 1999 fue designado arzobispo de Lima.
El denunciante escribi¨® a Bergoglio en el verano de 2018 y le hizo llegar su carta a trav¨¦s de Juan Carlos Cruz, que se hab¨ªa distinguido en la lucha de las v¨ªctimas chilenas para denunciar el esc¨¢ndalo y hab¨ªa establecido contacto con el Papa. En el texto, explic¨® que no buscaba venganza: ¡°Lo ¨²nico que quiero es que sepa la verdad y que la tenga usted en cuenta cuando vaya a tomar decisiones sobre el futuro del actual obispo de Lima y cardenal del Per¨². (¡) Solo quiero que aparte de la Iglesia a un pastor que me ha hecho da?o y no merece todos los privilegios que ha recibido en estos a?os¡±.
El Papa actu¨® enseguida y encarg¨® el caso a un jesuita de confianza de una parroquia de Lima, que se puso en contacto con el denunciante para atenderle y recabar toda la informaci¨®n. Tras escucharle, le explic¨® que la acusaci¨®n era a¨²n m¨¢s grave porque los abusos ten¨ªan lugar durante el sacramento de la confesi¨®n.
Presiones, insultos y amenazas de conocidos de la Obra
El env¨ªo de la carta fue conocido pronto en el Opus Dei, asegura la v¨ªctima, porque Cipriani y su entorno comenzaron a moverse para intentar parar el proceso. Afirma que sufri¨® acoso por parte de conocidos y familiares vinculados al Opus Dei para que se retractara. Un obispo peruano de la Obra, seg¨²n los mensajes de WhatApp a los que ha tenido acceso este diario, le escribi¨® para redactar una carta juntos en la que negaba la anterior. EL PA?S ha tenido acceso a m¨¢s de 60 p¨¢ginas con los mensajes que recibi¨® esta persona a partir de 2018 y hasta 2022 por tel¨¦fono y correo electr¨®nico. Mensajes con insultos y amenazas, como denunciarle y divulgar en prensa su nombre. Tambi¨¦n le advert¨ªan que se convertir¨ªa en ¡°un apestado¡± y que pensara en el da?o que har¨ªa a su familia.
En algunos de los mensajes sus interlocutores le rebotaban mensajes de Cipriani y le dec¨ªan que quer¨ªa hablar con ¨¦l, pero la v¨ªctima se neg¨®. Un conocido, amigo del cardenal, lleg¨® a escribirle 49 mensajes intimidatorios. Algunos amigos, miembros de la Obra, dejaron de hablarle. ¡°Me sorprendi¨® la cantidad de rechazo y ataques que recib¨ª, no hab¨ªa hecho nada malo¡±, se?ala la v¨ªctima.
Cipriani, por su parte, fue a Roma en noviembre de 2018 y se reuni¨® con Francisco en visita privada, seg¨²n public¨® entonces la prensa italiana. En esos d¨ªas iba a recibir un premio en Roma, pero no acudi¨® a la ceremonia y le sustituy¨® el obispo auxiliar de Lima. El cardenal aleg¨® ante el Pont¨ªfice que el menor, en su momento, sufr¨ªa problemas psiqui¨¢tricos y hab¨ªa confundido sus muestras de cari?o, seg¨²n indica el denunciante. Sin embargo, Bergoglio aprovech¨® que el cardenal deb¨ªa presentar su renuncia el mes siguiente por razones de edad para forzar su marcha y le castig¨® con el exilio, una decisi¨®n que sacaba a Cipriani de su centro de poder.
El relato de la v¨ªctima en la carta enviada al Papa sit¨²a los hechos en un centro para estudiantes del Opus Dei en Lima, en 1983, cuando ten¨ªa entre 16 y 17 a?os. Era hu¨¦rfano de padre, con problemas escolares, y su madre pens¨® que era buena idea que frecuentara el centro de la Obra para que le ayudaran a estudiar. Cipriani se convirti¨® en su confesor, las confesiones eran cara a cara, en una habitaci¨®n del centro, y cada vez eran m¨¢s largas. Llegaron a durar hasta 45 minutos y se convirtieron en una pesadilla para el chico. Cipriani, asegura, le mandaba llamar: ¡°Me confes¨¦ con ¨¦l cada semana o dos semanas durante m¨¢s de un a?o. Eran confesiones muy duras. Me recriminaba con crudeza sobre mis fallas en los estudios o en mi conducta. Llegaba un punto en que me sent¨ªa muy mal y algunas veces lloraba. Yo estaba arrodillado frente a ¨¦l, entre sus piernas. Cuando me ten¨ªa totalmente demolido emocionalmente me abrazaba. Eran abrazos largos, inc¨®modos. Luego pas¨® del abrazo a meter la mano debajo de mi polo, por la espalda y la sobaba por largo rato. Despu¨¦s met¨ªa la mano, levantando el buzo, acariciando mis gl¨²teos. Machucaba mis nalgas y me dec¨ªa ¡®esos jamones¡¯. Todo esto era ya muy inc¨®modo. Yo pon¨ªa mis manos entre ¨¦l y yo para que no avanzara m¨¢s¡±. Esto, sostiene, se repiti¨® en varias ocasiones.
Luego, asegura, comenz¨® a besarle en cada confesi¨®n: ¡°Besos en la cara, seguidos. Me abrazaba fuerte, contra su cuerpo. Yo no sent¨ªa nada, pero supongo que por la posici¨®n del cuerpo hac¨ªa chocar sus genitales contra mi pecho. Cuando los besos se comenzaron a acercar a las comisuras de mis labios mi rechazo fue inmediato¡±. Fue la ¨²ltima vez que se confes¨® con ¨¦l.
¡°Me pidieron que no lo contara a nadie¡±
Ese d¨ªa un amigo le pregunt¨® por qu¨¦ tardaba tanto en confesarse si ¨¦l solo estaba 10 minutos. Le cont¨® lo que pasaba y le respondi¨® que eso no era normal. Lo dijeron entonces a adultos de confianza del Opus Dei, que informaron a los superiores de la organizaci¨®n, seg¨²n el relato del denunciante. Llamaron al menor dos d¨ªas despu¨¦s y, afirma, se reuni¨® con el vicario general del Opus Dei en Per¨², ya fallecido, y otros tres sacerdotes ¡°ya mayores y con autoridad dentro de la Obra¡±. ¡°Me pidieron que no le contara a nadie lo sucedido. Me dijeron que hablaron con Juan Luis Cipriani y que en su defensa se?al¨® que yo era un hu¨¦rfano con problemas y que hab¨ªa malinterpretado todo el cari?o de padre que me hab¨ªa dado¡±, se?ala. Esta es la primera denuncia de la v¨ªctima que la Obra afirma que no le consta.
Luego tuvo un encuentro con el propio Cipriani: ¡°Recuerdo con terror creer ver aparecer su Volkswagen rojo. Era un hombre violento y yo pens¨¦ que podr¨ªa hacerme da?o f¨ªsico. Pero una parte de m¨ª esperaba una disculpa. El encuentro fue brutalmente desagradable. Hoy entiendo que manipul¨® toda la situaci¨®n para hacerme sentir culpable a m¨ª. Me recrimin¨®, me insult¨®. Fue tal la agresividad que tuve que terminar dici¨¦ndole que quer¨ªa que me volviera a confesar para que se calmara. Sin embargo, no regres¨¦ m¨¢s¡±. Nunca le pidi¨® perd¨®n, asegura.
El joven se alej¨® de la Iglesia y sigui¨® con su vida. Un momento cr¨ªtico para ¨¦l fue la elecci¨®n del sucesor de Juan Pablo II, en 2005, porque Cipriani estaba en el c¨®nclave y pod¨ªa ser elegido Papa. ¡°Yo pensaba: ?y si lo eligen a ¨¦l? ?me tengo que cambiar de religi¨®n?¡±. En 2018 decidi¨® por fin escribir a Francisco tras ver una pel¨ªcula sobre el esc¨¢ndalo de abusos en Chile, El bosque de Karadima, que despert¨® sus recuerdos. En ese pa¨ªs, el Papa hab¨ªa actuado con contundencia tras hablar con v¨ªctimas y oblig¨® a renunciar en bloque a todos los obispos. Por eso busc¨® c¨®mo contactar con Juan Carlos Cruz. Cuando fue a hablar con el vicario general de la Obra en Per¨², como admite el Opus Dei, afirma que le dio largas ¡°porque dijo que era nuevo y llevaba poco tiempo en el cargo¡±. ¡°Nunca me dejaron hablar con ellos ni dar mi versi¨®n. S¨¦ que un exprelado coment¨®: ¡®Qu¨¦ tanto escandalo hace por un pellizc¨®n en el poto [nalgas]¡¯¡±, se?ala. El Papa cumpli¨® su palabra y la Santa Sede anunci¨® la jubilaci¨®n del cardenal el 25 de enero de 2019, justo ahora hace seis a?os.
Cipriani ha sido cuestionado en los ¨²ltimos a?os por su actuaci¨®n en el caso Sodalicio, el poderoso grupo cat¨®lico ultraconservador con rasgos de secta disuelto por el Papa esta semana, tras numerosas acusaciones de pederastia y corrupci¨®n financiera. Cipriani ignor¨® a las primeras v¨ªctimas que fueron a denunciar los abusos al arzobispado de Lima en 2011. Cuando estall¨® el esc¨¢ndalo en 2015, tras la publicaci¨®n de un libro de los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas, llevaban cuatro a?os sin recibir una sola llamada o noticia de sus denuncias. Cipriani lleg¨® a ser investigado entonces en los tribunales por encubrimiento de los abusos del Sodalicio, una causa que fue archivada. En 2013 tambi¨¦n atribuy¨® a una ¡°campa?a organizada¡± las acusaciones de pederastia con el obispo auxiliar de Ayacucho, Gabino Miranda, destituido por la Santa Sede y que pertenec¨ªa al clero del Opus Dei, la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.
El cardenal era tambi¨¦n una figura controvertida por su amistad con el dictador Alberto Fujimori. Siendo obispo auxiliar y arzobispo de Ayacucho, centro del conflicto entre el Estado peruano y el grupo terrorista Sendero Luminoso, se convirti¨® en un aliado del r¨¦gimen y fue acusado de callar ante violaciones de derechos humanos. El escritor Mario Vargas Llosa, entre otros, le critic¨® duramente en 2002 y m¨¢s tarde, en 2011, en sendos art¨ªculos en EL PA?S ¡°por su complicidad con la dictadura de Montesinos y Fujimori, a la que apoy¨® de una manera que sonroja a buen n¨²mero de cat¨®licos peruanos, que fueron sus v¨ªctimas y la combatieron¡±. ¡°La frase que lo ha hecho famoso es haber proclamado, en aquellos tiempos siniestros en que la dictadura asesinaba, torturaba, hac¨ªa desaparecer a opositores y robaba como no se ha robado nunca en la historia del Per¨², que ¡®los derechos humanos son una cojudez¡¯ (palabrota peruana equivalente a la espa?ola ¡®gilipollez¡¯)¡±, se?al¨® el premio Nobel. Cipriani precis¨® luego que lo dijo de la Coordinadora de Derechos Humanos, instituci¨®n dirigida por una ex religiosa espa?ola.
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